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Beomgyu estaba extremadamente nervioso esa tarde, en sus clases de ese día, no pudo poner ni una pizca de atención a sus profesores.

¿Cómo hacerlo si su mamá, profesora de química avanzada, le dijo que la tenía que acompañar al trabajo?

Oh, si a Beomgyu le sudaban las manos sólo con pasar a exponer frente a su clase, ir hasta un salón desconocido y dejar que los estudiantes te observen, ¿Cómo debería ser eso?

Cuando su última clase acabó y el característico sonido irritante del timbre se escuchó, Beomgyu tomó sus cosas perezosamente y se encaminó hasta donde el coche blanco estaba estacionado; dentro de él, su madre saludándolo con entusiasmo.

—¿Listo para irnos? —Seohyun encendió el motor y palpó el volante con energía. La sonrisa no se borraba de su brillante rostro.

—Oh, sí, madre, no sabes cuanto. —contestó con sarcasmo mientras fingía ver cosas interesantes en su teléfono.

—¡Vamos, Beomgyunnie! ¡Será divertido! Mis alumnos son muy buenos chicos.

—Eso espero. —respondió mientras cerraba los ojos y esperaba que su destino llegara a él.

...♡ ...


La universidad donde su madre aplica sus clases es muy extenso, podrías perderte muy fácilmente en él. Contando los múltiples salones, áreas de juego, de comida, baños y... oh ¡espera! ¿Acaso eso es una piscina?

Beomgyu siguió los pasos de Seohyun hasta dar con una de las aulas de arriba.

Desde afuera pudo escuchar la gran bulla de voces y sólo bastó con que su mamá empujara la puerta para que tragase saliva pesadamente y desear que los chicos ahí dentro lo consideren invisible o uno más del resto. La primera opción sonaba mejor.

—¡Buenos días! ¿Disfrutaron su domingo? ¿Mucha tarea? —Beomgyu admiraba la tranquilidad y el entusiasmo con que su mamá se comunicaba con sus alumnos.

Se escucharon diferentes respuestas, desde un "¡Me fue excelente el domingo!" Hasta un "Las tareas no me dejaron dormir".

—Bien —Seohyun se paró frente a la clase—, como verán, mi hijo me viene acompañando el día de hoy, sus clases acaban de terminar y espero que no les moleste. —volteó a ver la menor, quien se había quedado en la entrada del salón— Pasa, Beomgyunnie, puedes sentarte en las bancas de atrás.

Beomgyu asintió poco confiado y se encaminó hasta el lugar dicho. Pudo sentir las miradas sobre él, le incomodaba mucho.

Luego de un rato de estar observando a su mamá hacer su trabajo, sentía cómo algunos alumnos giraban para verle. Su plan de pasar desapercibido estaba siento arruinado.

Notó como un peculiar chico de cabello gris se giraba cuando él también lo hacía. Conectando miradas y en eso, el chico le articula con los labios algo que él no logra entender.

—Bien, les he preparado unas diapositivas para explicarles el proyecto de este semestre. ¡Beomgyu! ¿Trajiste la laptop contigo, no?

Beomgyu desvió la mirada del chico y prestó atención a su madre—. Oh, sí. —susurró y llevó el objeto hasta el escritorio.

Estaba a punto de regresar su mirada a donde anteriormente la tenía cuando escuchó a su alrededor risitas y uno que otro murmullo.

Confuso, miró hasta el frente y oh, supo que tenía que hablar con su madre más tarde.

Desde el proyector, se miraba como el fondo de pantalla de la laptop, era una foto de él cuando era bebé, y no una foto cualquiera, sino, una donde lo bañaban y sus partes más privadas estaban cubiertas solo con una humilde toalla de Bob Esponja. ¿Algo peor? Sí, los chicos que ni siquiera conoce observan la foto que claramente le dijo a su madre que la quitase un día antes.

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