━𝗙𝗮𝗹𝗱𝗮𝘀 「𝚂𝚊𝚗𝚎𝚐𝚎𝚗」

❝ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴜ́ɴɪᴄᴏ❞

【𝐀𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐞𝐞𝐫】

•AU era moderna

•Mención de: Incesto, relaciones sexuales explícitas -o intento de ello-. Genya acá tiene 18 años (lo cambié por las normas de Wattpad). Si no te gusta éste tipo de contenido, puedes retirarte. No está permitido ningún comentario ofensivo hacia la historia o hacia mi persona.

•Ligero uso de OoC.

•Shipp Sanegen: Aquí, como en el anime y manga, ambos serán hermanos. Me chupa un huevo si no les gusta ésto, pueden dejar de leer y ya.

•Sanemi!top y Genya!bottom.

•Narrado en tercera persona.

Sin más que decir, comencemos.
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Llegó a su hogar después de un cansado día de colegio. Sus músculos estaban algo tensos y adoloridos, ya que la última clase que tuvo fue educación física, y el profesor Tomioka era como el mismo demonio al imponer los ejercicios que deben realizar.

No tuvo que hacer notar que había llegado, puesto de que sabía que su hermano seguía en la escuela impartiendo clases, así que fue directo a su habitación, dejó sobre la cama su mochila y tomó su toalla para dirigirse al baño, lo necesitaba con urgencia.

Retiró el uniforme de gimnasia, el cual estaba empapado en sudor, junto a su ropa interior, metiéndose de lleno a la ducha. Abrió la llave y dejó que el agua caliente lo mojara, relajando sus músculos. Se permitió quedarse un rato, hasta que sus dedos se arrugaran y el vapor inundara la habitación; salió del cuarto de baño con la toalla enrollada en su cintura, yendo de nuevo a su cuarto para ponerse de forma rápida un bóxer y una camisa algo suelta para bajar así mismo a la cocina, puesto de que el hambre le invadió.

Abrió el refrigerador y se mantuvo un pequeño lapso de tiempo rebuscando algo para comer; no fue hasta que encontró unos ohagis celosamente escondidos al final de todo. Sabía que esos eran de Sanemi, ya que nadie más que él escondía así la comida, sobre todo su favorita.

── Se lo recompensaré luego. ──balbuceó, tomando entre sus manos el plato y colocándolo en el microondas por unos treinta segundos.

Cuando el timbre del electrodoméstico sonó, sacó el humeante plato y subió cual flecha hacia su cuarto, sentándose en la cama y comenzando a comer el botamochi. En lo que masticaba sacó su libreta de historia, matemática y química, ya que eran las únicas clases en las que le dejaron tarea.

Se dispuso hacer la tarea mientras merendaba, meneaba su pie izquierdo en un ritmo imaginario. A los quince minutos ya había finalizado con historia y química, moliendo su cabeza con los ejercicios matemáticos que dejó su hermano, los cuales siempre se le complicaban. Su mano palpó el plato que dejó sobre la mesita de noche, esperando encontrar otro ohagi y devorarlo, mas éste estaba completamente vacío; se los había acabado y ni cuenta se dió.

Bufó un poco y chupó sus dedos, ya que en éstos había un poco de anko¹, y se dispuso a seguir con lo que estaba. Fueron veinte minutos de puro esfuerzo y ligera migraña, intentando recordar las palabras de Sanemi cuando explicaba cómo se debía hacer las operaciones, lo logró, pero no estaba seguro de tenerlo bien. Sólo debía esperar a que el albino llegara y le resolviera la duda, aunque claro, eso dependerá del humor de éste cuando llegue del trabajo.

Se levantó de la cama, guardó sus libretas en la mochila y bajó el plato a la cocina, fregándolo y dejándolo en la alacena, volviendo a subir y encerrarse en el cuarto.

¿Qué se suponía que hiciera ahora?

Su celular estaba cargando y debía esperar a que llenara, no tenía ánimos de estar en la sala y tampoco estaba dispuesto a salir a esas horas.