hace tiempo busco darle un espacio a la niña que fuí, intentar agradecerle la paciencia de dejarla en ese rincón oscuro tantos años, hoy puedo decir que la devolví a la luz, que puedo darle poco a poco toda esa luz que alguna vez tuvo, que sin echar culpas alguien le robó, la niña escritora que tuvo lágrimas por no tener quien aprecie su escrito volvió, más fuerte que nunca, apreciando ella misma sin depender de pensamientos ajenos, la niña que fuí volvió para demostrar que nadie puede amarla más que ella misma, la niña que fuí vuelve fuerte, sin achicarse a las críticas que en aquel tiempo pesaron como rocas, vuelve, poderosa, grande, y con un par de años más encima de experiencias que le demostraron, que todo lo puede, que todo pasa por algo y agradeciendo cada cambio, cada paso, cada herida, cada marca, que ahora son inspiración, para lo que quizá adelante me de una forma de libro.
