Prólogo

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El pasaje estaba bastante desolado durante la noche, aunque no le extrañaba, había sido así durante un tiempo y tampoco extrañaba que los adolescentes estuvieran en medio de la noche hasta las tres de la madrugada despiertos y cantando con voces desafinadas debido al alcohol.

El mayor ruido que se escuchaba era el que provenía de sus pasos. Por lo demás, era el sonido del silencio que ponía los pelos de punta a Regis. A pesar de que habían pasado al menos tres años, tenía problemas para acostumbrarse al silencio, y la noche sí, era silenciosa, pero no a este punto.

Sus ojos marrones miraron la casa con rejas y que tenía madera tapando las orillas para no dejar ver lo que sucedía adentro. Madera tapaba la parte de arriba dejando sin escapatoria para saltar y allanar el lugar, pero no fue un problema para Regis cuando tenía la llave de la entrada. 

En la entrada, había en la madera y en el metal runas. No eran las normales que representaban un dios o al sol, eran runas que se encontraron al principio de todo este suceso. Regis aún recordaba el dolor de tatuarse algunas runas en su cuerpo. Daría protección y los objetos no eran buenos cuando se podían caer y estar en problemas que cada uno trataba que no sucediera por miedo a que perecieran y estuvieran más allá del olvido que era horrible.

Tratando de no generar más ruido, sacó las llaves de su bolsillo delantero y la puso en la entrada. No obstante, todo su cuerpo se puso alerta cuando sintió una presencia diferente. Por supuesto que estaba muy silencioso, una ilusión que ellos creaban para tener a su presa en tranquilidad y que bajaran la guardia, pero lamentable para esta cosa, Regis estaba acostumbrado a lidiar con ellos.

Con una sonrisa burlona, giro la llave y menos de un segundo, ya estaba dentro de la casa. Demasiado tarde para la criatura con piel humana que, si hubiera sido más rápida, habría tenido oportunidad. Por más que la runa lo proteja, eso no significaba que no podía recibir heridas o golpes, o ser comido vivo. Era simplemente para que la cosa que se adentraba en los cuerpos no los poseyera como marionetas y jugaran a ser humanos esperando la oportunidad de encontrar inocentes personas para comer.

Como si las runas fuera una barrera, la criatura no pudo pasar por más que intentara, y gruño. Regis solo cerró la puerta y luego le puso seguro. 

No era una criatura muy inteligente, significaba que los de más alto poder estaban alejados de este lugar ya que las criaturas no inteligentes se mantenían alejadas de las inteligentes dado que era su territorio. Era como los animales, pero al menos los animales tenían misericordia.

Pero Regis no olvidó la cara de esta criatura o las de muchas. Eran caras humanas, desde niños hasta adultos eran pertenecientes de las criaturas. Llevaban más de tres años y aún no podían darle un nombre a lo que eran las criaturas, y al menos Regis sabía que tratar con zombis sería más sencillo que estas cosas.

Las luces que alumbraban la parte cerrada de la casa, eran luces de hadas con panel solar que prendían en la oscuridad y era un alivio para los presentes cuando la electricidad no funcionaba como lo había hecho en el pasado. Ni siquiera teniendo un electricista funcionaria cuando las centrales eléctricas estaban custodiadas por estas criaturas. Al menos la carne que había se cuidó con un método de sal que en el pasado se utilizó para hacer que la carne durará. Fue solo una suerte que supiera cómo por investigación y dado que tampoco quería gastar mucho dinero en comprar encurtidos, también sabía cómo hacer alimentos fermentados y sus famosos pepinillos que adoraba. 

Abrió la puerta de la casa con la llave y fue atacado en el momento que puso un pie dentro de la casa. El primer pensamiento de Regis fue atacar, excepto que su captor lo tenía inmovilizado. Lo siguiente que tuvo fue unos labios contra los suyos y Regis se relajo conociendo de forma íntima estos labios.

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