Haru tenía 5 años la última vez que vio a su padre, Sungwoon.
Su nombre era el único recuerdo de él que aún permanecía dentro de su memoria, pero no le dolía. A pesar de que aún se aferraba a pequeñas cosas, ella preferiría olvidarlo todo.Él jamás la había amado, nunca cuidó de ella.
Sungwoon no la veía como su hija, más bien como un estorbo. El producto de una noche en la que no se encontraba en sus cinco sentidos, en la que actuó de la manera más tonta posible, con una mujer que tiempo después de que Haru naciera, simplemente desapareció de la faz de la tierra.
Un recordatorio de la estupidez más grande que había cometido en su vida.Un error.
La última vez que estuvieron juntos fue en el cumpleaños de Haru, su padre la llevó al teatro a ver una presentación de marionetas. A la mitad de la obra, Sungwoon se levantó de su asiento para ir al baño.
Pasaron 10 minutos.15... 20... 40...
Y no regresaba.
Haru decidió ir en busca de su padre, fue a la puerta del baño de hombres y comenzó a llamarle, pero nadie salió.
Corrió al estacionamiento, tal vez la estaba esperando en el auto.
Tardó unos segundos en poder digerir el hecho de que el auto no estaba ahí, trataba de contener el llanto, le temblaban las manos y la sensación de ese nudo en la garganta era espantosa.
¿De verdad se había atrevido a abandonarla? ¿A una niña?
"Seguro lo llamaron del trabajo, sí, debe ser eso. No debe tardar en regresar"
Pasaron 10 minutos.
15... 20... 40...
Y nada.Lágrimas cayeron de sus ojos y le nublaron la vista. Sabía que la relación que llevaban no era la mejor, pero, ¿de verdad había llegado a ese punto?
¿Qué había hecho mal?
Se tiró en el asfalto, se encogió y abrazó sus piernas, escondió su rostro en sus rodillas mientras se encontraba en un intento fallido de normalizar su respiración y mantener la calma.
De alguna manera, no sentía enojo, o rabia, ni nada por el estilo.
¿Por qué lo había hecho? ¿Había sido tan mala hija?
"Papi, regresa, por favor. Perdóname" Decía a sus adentros.
Era muy tarde, tenía mucho frio. El estacionamiento estaba totalmente vacío y lo único que se escuchaba eran los silbidos que producía el viento al chocar con las paredes. Se recostó en una banca que estaba antes de entrar al teatro y le rogó por millonésima vez a sus pensamientos que la dejaran en paz.
A eso de las 4 am la luz de los faroles de un auto hicieron que despertara.
Escuchó una voz masculina proveniente del auto y comenzó a levantarse.
"¡Anda ya, es sólo una niña! ¡Solo mira su cara!"
"¿Estás loco? No puedo cuidar de ella, no estoy en condiciones para hacer eso"
"No es como si fueras a morir mañana, ¿o sí?"
Una de las puertas delanteras se abrió, pudo ver una silueta bajando del coche, para después lentamente aproximarse hacia ella. Haru parpadeó unas cuantas veces y se frotó los ojos, todavía estaba un poco adormilada, así que su vista era algo borrosa.
Cuando volteó de nuevo, vió a un hombre de tez morena, de cabello oscuro y lacio.
"Hola, pequeña" el extraño se arrodilló y le dio una pequeña sonrisa.
Haru permaneció callada, mirando al hombre que estaba frente a ella. No es como si estuviera asustada, él se veía amigable, solo que era extraño.
"Mi nombre es Youngbae, ¿y el tuyo?"
No pudo evitar notar que había otra persona que aún estaba dentro del auto. Tenía un abrigo de color azul marino.
"¿Quién es él?" Preguntó mientras señalaba discretamente con un dedo.
"Él... es solo un viejo amargado, no le pongas mucha atención"
El otro hombre soltó una carcajada un tanto sarcástica. "Desgraciado" dijo entre dientes.
"¿No tienes frio?" Preguntó, después de percatarse de que los labios de la niña se habían puesto azules.
"Un poco" Dijo frotándose los brazos "El teatro está cerrado, así que debo quedarme aquí".
"¿Dónde están tus padres?" Preguntó el hombre de abrigo azul en un tono despreocupado.
Era la misma pregunta que había estado dando vueltas por la cabeza de Haru desde que terminó la función.
"Yo..." Y una vez más, las lágrimas llenaron sus ojos "No lo sé".