I.

600 67 3
                                    

Llevaba cinco días encerrado en mi casa, alimentándome mal, y dedicando todas mis horas de sueño al trabajo que debía entregar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Llevaba cinco días encerrado en mi casa, alimentándome mal, y dedicando todas mis horas de sueño al trabajo que debía entregar. Datos tras otro para un puto informe que tenía que entregar en mi empresa el miércoles día 2. Esa clase de trabajo que te entregan un jueves y debe que estar hecho para el miércoles " así de irónico era.

Llevaba ya hecho como los tres cuartos del trabajo, pero aquella tarde no había como concentrarme: entre la bulla de la calle, los continuos timbrazos en la puerta, y los niños llorando y corriendo de un lado a otro del parque de enfrente de mi casa... era una total mierda. Puse música, y ni con eso conseguí que la inspiración llegará para escribir esos jodidos párrafos. Un timbrazo tras otro, hasta que finalmente decidí apagar la luz y hacer como si no hubiera nadie en casa. Dejé de responder al timbre y algo de tranquilidad gané por algunas horas.

Hasta las diez o así, ya no había vuelto a escuchar el timbre de la puerta. De pronto

_Ding-dong empezó ese jodido sonido otra vez. Obviamente, yo no estaba del mejor humor.

_ Ding-dong. ¿Es que no entienden que si no abro la puerta es que no estoy? Bueno, aunque esté, que no estoy para abrir. 

_Ding-dong.

Abrí la puerta sin mirar, con cara de pocos amigos, y lo primero que noté fue un guapo chico que me miraba a los ojos y que vestía de una forma tan provocativa lo más probable era que mate a alguien de un infarto.

-¿Truco o trato?- preguntó aquel chico, con una sonrisa picara.

Yo no tenía respuesta para una pregunta tan extraña. Mis ojos no podían separarse de aquellos ojos color miel que brillaban ante mi y de la sonrisa de esos labios carnosos.

-Ahora es cuando se supone que digo algo ingenioso, ¿no?- es lo único que pude articular, al final. Estaba claro que la sangre no la tenía en el cerebro precisamente.

-Aja- dijo, él, ampliando su sonrisa mientras caminaba suavemente, moviendo una esbelta cintura.

-Pues me temo que lo mejor que se me ocurre es que el balance del mes de abril no encaja con las ventas de este mes- respondí, sonriendo triste.

Aunque fuera difícil de creer, el mas guapo chico con el cual había hablado en mi vida me estaba dando pie, y con los tres días de trabajo sin dormir, mi mente no daba para más. Bueno, eso y el exceso de hormonas corriendo por mi torrente sanguíneo.

Pero, contra todo pronóstico, él se echó a reír. Una risa suave, alegre... real.

-He oído desde "'lindo" o "guapo" "... pero nunca el ajuste de balanzas de una empresa. ¿Eso debería ofenderme?- rió de nuevo.

Supongo que aquello debería haberme puesto sobre alerta, pero como dije, la sangre no estaba en su sitio, sino en cómo sus dos pezones parecían erectos o como la ajustada tela de sus pantalones marcaba muy bien el bulto de su entrepierna

Flashback

-¿Has visto al nuevo?- preguntó Luke desde el otro lado de las mesas.

-No, todavía no- respondí, sin levantar la mirada de la pantalla de mi computadora

-¿Está bueno?- preguntó Joss otro de mis compañeros, quien estaba sentado atras de mi

-No, la verdad es que no. Parece una rata de biblioteca. Con suerte sabe hacer su trabajo y nos deja cargarlo con el nuestro, parece bastante poca cosa. Así tendremos más tiempo para ver si conseguimos que Gun caiga- respondió Lee.

Gun, el chico bueno de la planta. Si, trabajo en una planta de babosos, que sólo saben pensar con la polla.

No me encontré con el nuevo, Win, hasta dos días después. Todos habían ido desfilando por su mesa para comprobar si estaba dentro de sus niveles de "follabilidad" y lo habían ido dejando tranquilo. Yo me acerqué sin pretensiones, lo invité a un café, charlamos, nada especial. A diferencia de mis compañeros, soy de los que cree que el trabajo es para trabajar, supongo que por ello me cargan todas sus mierdas a la mínima que pueden. Le di algunos consejos, le ofrecí ayuda, y cuando me di cuenta quedaba con frecuencia para tomar el café de la mañana con el. Era de las pocas personas del lugar con la que valía la pena hablar.

Fin del Flashback

-¿Ofenderte? Supongo que más debe ofenderme a mí que no se me ocurra nada mejor- respondí, con una sonrisa de medio lado, mientras me fijaba en cómo sus pequeños pezones se notaban en la tela de su camisa que los cubría.

-¿Qué, me vas a decir si quieres truco o trato?- preguntó, con un tono sexy e impertinente, mientras jugueteaba con sus labios.

-Me temo que no tengo caramelos, pero creo que tengo alguna galleta por aquí del desayuno...-

-Lo siento, pero los tratos para las chicos de mi edad son una copa de algo que valga la pena beber- respondió, guiñandome el ojo- ¿no me vas a dejar pasar?-

Todo era muy raro, demasiado surrealista. ¿Alguien habría contratado un scort para burlarse de mi? Por un momento pensé que se trataba de un modo sofisticado de atraco.

-Bonita casa- dijo el, mirando alrededor y volviendo a mirarme a mí mientras yo cerraba la puerta tras de él, todavía confuso por todo.

-¿cerveza o whisky?-¿Por qué no? Llevaba todo el día trabajando, si era un atraco, una putada, o algo, al menos vería a donde llegaba todo. Sino sería peor, no me podría quitar las dudas de la cabeza en todo el día.

Él me miró divertido, entrando en la cocina delante de mi meneando su firme culo de un modo suave pero demoledor. Parecía entender una broma que yo no captaba, y que yo no la pillase le divertía aún más.

-Whisky, por favor, dijo-

-Si que vas fuerte.-respondí

-Claro- respondió él con un guiño que hizo que mi polla saltar.

¿Truco o Trato?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora