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Wanda estaba al borde de un ataque al corazon. Natasha llevaba días desaparecida en una misión de la que nadie en el complejo sabía nada.

Bueno, no es cierto. Wanda sí tenía una ligera idea.

Una mañana, después de su sesión de entrenamiento, la viuda recibió un paquete un tanto extraño. Cuando se acercó a recogerlo, vio un papel encima que decía que eran cosas de la casa segura de Budapest en la que ella y Clint estuvieron. Entonces lo tomó y se fue sin decir nada a su habitación.

Cuando Wanda entró a la habitación para preguntar, se encontró con ella preparando nerviosamente una mochila con algunas provisiones.

- Hey. -dijo haciendo que la chica se de la vuelta y la mire con ojos tristes.- Te vas, ¿no?

Natasha asintió y la bruja se acercó a ella tomando sus manos, notando como se relajaba ante su toque.

- ¿Puedo saber qué ha pasado?

- Es Yelena. -la miró a los ojos y la bruja los abrió con sorpresa entendiendo todo. Ella le había dicho alguna vez que tuvo una hermana adoptiva de pequeña, y que ambas fueron arrastradas a la Sala Roja. Pero nunca supo más de ella, solo que esperaba que hubiese huído cuando Natasha derribó a la organización hace años.- Tengo que ir.

Wanda suspiró y la tomó en sus brazos por un largo momento, besando su sien repetidamente.

- Cuídate mucho, por favor.

Realmente era lo único que podía decirle. Natasha se negaría a aceptar su compañía, si era algo familiar, esto era algo con lo que querría lidiar ella sola, y si la Sala Roja estaba de por medio no permitiría que se pusiera en peligro. Aunque a Wanda no le gustaba esa idea, sabía que no era una opción acompañarla.

Natasha se separó asintiendo y fundió sus labios en un beso, que a Wanda le supo a despedida.

De eso habían pasado cinco días. Wanda no sabía exactamente que tuvo que hacer Natasha allí, ni cuanto podría tardar. Pero que no se hubiera puesto en contacto ni una sola vez desde que se fue realmente la preocupaba.

Los demás estaban igual de inquietos. Aun así intentaban animar a Wanda, pero ella podía sentirlo, incluso si ellos tenían aún menos información sobre lo que estaba haciendo Natasha. Tampoco ella necesitó decirselo, ellos estaban más acostumbrados a que se fuera para misiones secretas casi sin avisar y no le correspondía a la bruja informarles si Natasha no lo había hecho.

- Wanda, deberías ir a descansar un poco. Se que no has estado durmiendo.

Steve apareció en el salón donde Wanda se encontraba acurrucada en uno de los sofás. Acaban de cenar, y aunque no era tarde aún, el hombre se preocupaba por lo poco que la chica había estado durmiendo estos días con la preocupación.

- No puedo Steve. ¿Y si le pasó algo? -dijo con la voz rota.

- Es Natasha, ambos sabemos que sabe cuidarse. -él puso una mano reconfortante en su hombro antes de irse. Entonces la voz de FRIDAY se hizo oír.

- Señorita Maximoff, la Agente Romanoff se ha comunicado para avisar de que el quinjet aterrizará en las instalaciones en los próximos minutos.

Wanda salio corriendo de repente hacia fuera sin pensar en nada más.

...

Nada más bajar del quinjet, la viuda fue recibida por unos brazos que la atrapaban fuerte y un olor muy familiar.

- Me tenías muy preocupada. Creía que había pasado algo. -susurró Wanda.

- Lo siento detka. Tuve que evitar las comunicaciones para que no nos rastrearan... -dijo cuando se separaron del abrazo.

ONE SHOTS | Wandanat.Where stories live. Discover now