Corynto

Capitulo segundo : El chico de los ojos crueles

El olor penetrante del alcohol fue lo que me hizo despertar, unos ojos esmeraldas me observaban fijamente su expresión mostraba preocupación.

-Reira has soltado tremendo grito después de eso te encontramos tirada en el pasillo de los baños.-comento

Es cierto al entrar a los baños volví a tener esa pesadilla, visión o cualquiera que fuese la manera adecuada de nombrarla. <<Hoy no es mi dia)) me dije.

Mire a mi alrededor me encontraba recostada en la sala de enfermería la única conmigo era Olympia. Sin embargo tuve la ligera sensación de que alguien más se encontraba con nosotras nunca me considere una persona perceptiva o con algún tipo de sensibilidad hacia la energía que emana de las personas pero extrañamente el acoso constante de esa pesadilla me hacía sentir más en contacto con mi espíritu con el tan aclamado "yo interno" casi puedo jurar haber visto por el rabillo del ojo la silueta de un ser masculino.

-Reirá, ¿Que tanto miras? te estoy hablando.-grito

Mientras me tocaba el hombro.

-¡oh! Lo siento ¿Sería una falacia decir que vi a alguien parado justo allí?- señale con el dedo

-Creo que te has golpeado fuerte al caer desmayada al piso las únicas aquí somos tu y yo las demás chicas están en clase ¿te sientes bien? ¿Acaso ese grito fue producto de esa pesadilla?- dijo pronunciando las palabras con cierto tono policial en ella.

-Debió ser un golpe de calor la temperatura es realmente abrasadora estoy bien. No me hagas sentir como una piltrafa por ocasionarte tales tribulaciones.-le dije apenada

Mirando con desconcierto dijo:

-Tratare de creerte cuentas conmigo debo de regresar a clases la subdirectora ordeno que te tomes el día. Tratamos de localizar a tu tía para que viniera por ti pero jamás contesto, así que se me ordeno te llamara un taxi cuando despertases.-

-De ella no me sorprende y no gracias prefiero caminar prometo ir por la sombra.-dije

-Oye ¿Iras a la fiesta de Yered?-pregunto

-Por supuesto que iré como ya te mencione mil veces me siento bien, así que si no mal recuerdo debo de estar en tu casa a las 8.-dije esto acompañado de una gran sonrisa

Complacida por mi respuesta se puso de pie dirigiéndose con lentitud al salón de clases. Ya sola cargué mi mochila que supuse alguna de las chicas debió de traer por órdenes de la subdirectora no tuve más opción que regresar a casa.Decidí regresar caminando con el fin de hacer más tardado el trayecto escuela-casa esto como maniobra evasiva para así llegar pasado el mediodía y por ende no encontrar a mí a mi nada amable tía Adriana. Una mujer divorciada cuya edad desconozco a juzgar por su aspecto físico diría que su edad oscila entre los 30 y 35 años pero también soy consciente de que las personas amargadas envejecen más rápido. Así que tal vez y solo tal vez podría ser más joven.

La caminata debo de aceptar que fue agradable aunque me fue imposible dejar pasar inadvertida la sensación de mi cuerpo en ebullición debido al calor, debieron pasar unos 35 minutos desde la escuela hasta mi destino final .La casa de mi tía era una enorme construcción de 3 pisos lo único bueno de tanto espacio es que el último piso era completamente mío.

El olor de la comida recién hecha puso a babear a mi boca. Dejar la comida hecha para mí es lo único que ella hace por mí, ya que refiriéndome a lo demás como preocuparse a donde estoy o con quien salgo, en ese aspecto soy invisible para ella, lo cual me coloca en un posición privilegiada ya que puedo ir a donde me plazca sin tener que estar pendiente de la hora. Decidí comer un poco, subí a mi espacioso cuarto y me tumbe en la cama, el bochorno pronto comenzó a sentirse por lo cual prendí el ventilador, la suavidad de mi cama combinada con la frescura del aire que me daba directo me hizo sentir soñolienta sin sentirlo me quede profundamente dormida.