"Mi Pequeño Erizo" || SukHoon 🔞 ||

Prólogo "The Day Pt.1"

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- ¡Hey! Estamos aquí, no vayas a olvidar a tus viejos padres, tanto que hemos hecho por tí... -Dijo mi madre al ver que los estaba buscando entre la multitud, hace unos pocos minutos había cumplido uno de mis tantos sueños el cual era graduarme de la universidad como Ingeniero de Sistemas, había estado tan feliz que había olvidado el lugar de encuentro exacto que había acordado con mis padres. Me acerqué a ella entre risas y les dí un muy fuerte y gran abrazo para ambos, nuevamente les agradecí todo sus apoyo por tanto tiempo que hasta lloré en sus hombros.- Ay hijito mío, nunca dejarás de ser un extraño... Carajo! Te acabas de graduar! Tienes que estar feliz por tus viejos, no quiero ver tu carita llena de lágrimas...

- Tu madre tiene razón, no críamos a alguien débil ¡Sonríe en este instante o te vas de la casa! - Gritó mi padre tan fuerte que pensaba que estaba hablando en serio, luego sólo se rió descaradamente a lo que todos le seguimos la corriente. Sequé mis lágrimas para después besar a cada uno en la mejilla y sonreír una vez más, ambos tenían razón, debería estar sonriendo.

- Bueno bueno ya que sólo es hora de cosas felices... Estaré esperando ese auto cuanto antes, ambos me prometieron uno en cuanto me graduara y aquí me tienen. - Mencioné con una mueca guiñando el ojo y alzando los labios, esa promesa habrá sido hace años pero sin dudas nunca la había olvidado. Mis padres asintieron con la cabeza casi al mismo tiempo.

Después de tomar algunas (muchísimas) fotos más y otras con algunos amigos míos, fuimos en familia a un restaurante cercano que servía las mejores pastas de Corea y con una vista al mar hermosa, ya era de noche por lo que se podía apreciar el reflejo tanto de la luna como de incontables estrellas en el mar. Todo estaba saliendo fenomenal, me había graduado, quizás tuve algunas malas relaciones a lo largo de mi vida académica y llegé soltero a la graduación, pero por lo menos también iba a conseguir un auto genial y con este mismo sería el evento principal en la fiesta de fin de año, nada podía salir mal.

O al menos eso pensaba antes de ese fatídico día de diciembre...

Pasaron algunos días, ya había recibido las llaves de mi auto convertible rojo y como había tomado clases de manejo meses atrás para sacar mi licencia de conducir, no estaría en problemas cada vez que quiera salir con el a dar una pequeña vuelta para impresionar a uno que otro chico o chica que tenga una muy linda apariencia. Mañana era el baile de graduación, recuerdo que no se había realizado el mismo día de la ceremonia por que la mayoría de locaciones ya estaban ocupadas para otros eventos del mismo tipo, todos esperamos un poco demás pero también sabíamos que valdría totalmente la pena.

- Que guapo y perfumado te estás poniendo hijo ¿Por fin será hoy el día que salgas de cacería y me presentes a alguien?
Eso sí, siempre recuerda usar esto, no vayas a truncar tu vida por un niñato.

Irrumpió mi madre en mi habitación, ya estaba listo y absolutamente todo lo que había dicho mamá era cierto, estaba usando mucho perfume y opté por un look semiformal con un peinado de libro sin ondas, no quería parecer un chico desesperado por lucir cool como en Pinterest. Me sonrojé un motón en cuanto mi madre me entregó esos condones, es decir, ya me veía venir esta situación pero específicamente de mi padre quien era el más insistente en el hecho querer que presente a alguien en la casa. Nunca lo hice, nunca presenté a ninguna pareja a mis padres y no por que piense que ellos podrían hacerle algo malo o por el estilo, si no por mí, siempre quise que la primera persona que yo le vaya a presentar a ellos formalmente como mi pareja sería alguien del cual realmente esté enamorado y seguro de que tendremos para rato. Con un guiño y sonrisa traviesa tomé esos preservativos para posteriormente guardarlos en uno de mis bolsillos, reí con mi madre y ambos fuimos a la planta baja para platicar un poco más antes de que la limusina llegue por mí, ella no iría puesto que justamente ese día papá trabajaba hasta tarde y lo esperaría, luego pasarían por mí a eso de las tres de la madrugada, una hora bastante razonable diría yo. Finalmente, la movilidad había llegado, me despedí de mi madre con un típico beso en la mejilla, la abracé muy fuerte y después sólo salí casi corriendo a la limusina para que no me vaya a dejar.