Prólogo

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Narra ____.

No, no me desperté por los "cálidos" rayos del Sol que atravesaban la persiana. Eso es muy cliché, más bien desperté en el cuarto oscuro de Kate. Bostecé y me estiré ya para cuando estaba sentada, y miré mi reloj. Marcaban las 9:30AM, y quise seguir durmiendo como cualquier otra adolescente cuando no tiene escuela, así mismo.

—Hey, no te vayas aun —susurró Matthew, sujetándome del brazo con posesión—, apenas son las 6 de la mañana..

—Corrección —reí, con voz ronca— 9:30 querido.

Me coloqué mis pantuflas de Slenderman y me dirigí a la cocina. Mi mejor amiga aún se encontraba desparramada en su cama, y obviamente, si no quería un buen tortazo no la iba a despertar. Pero no quería desayunar sola, así que desperté a Mike, el perro de Kate.

—Ven aquí, Mike —sonreí, mi pelo negro me tapó la vista y al instante lo aparté—, acompáñame pequeño.

Los ojos grandes y marrones del gran Golden Retriever se abrieron lentamente, dejó salir su lengua rosada y comenzó a lamerme parte de mi pálido brazo.

—Ew, cochino —carcajeé y me levanté para ir de nuevo a la cocina así de una vez el me seguiría.

Mike duerme en otra habitación ya que es sonámbulo, y siempre se despierta en la madrugada a deambular por toda la casa, es por eso que no sale de ahí hasta que alguien le abra la puerta.

Me serví Choco Krispies en un tazón y encendí la tele de la sala, sentándome en el sofa con el hocico de Mike sobre mi muslo. Realmente él era un perro muy tierno.

¿Cómo conseguí las pantuflas de Slenderman? Fácil; Las encargué del Internet.

Tambien tengo una sudadera de mi creepypasta favorito, Jeff The Killer. Yo no sé que mierda tiene él que me vuelve loca. Hoy era Viernes, pero no teníamos clase, además de que mis padres se encuentran en Inglaterra por viajes de negocios. No vuelven hasta después de seis meses, y ellos querían que yo cuidara de la casa. Aunque se puede decir que vivo en la casa de mi amiga rubia.

A mi me asocian con Jeff por mi tez pálida, y mi pelo negro tan largo como el de él. Lástima que no existe, daría todo de mí por su existencia.

Al finalizar mi cereal, apagué la televisión y dejé el tazón el fregadero, con Mike siguiéndome. Mis dos mejores amigos seguían durmiendo y roncando como puercos felices de la vida.

Oh, hablando de Matt. Él ha sido mi mejor amigo desde la primaria a diferencia de Kate, que me conoce desde kinder. Ellos dos me han apoyado desde pequeña, pero Matt odia que le atormente con los nuevos creepypastas que leo. Kate y yo somos las únicas que pasamos la noche en vela comiendo helado y viendo vídeos screamers, terroríficos y misteriosos. Era un hobby para las dos.

Me miré en el espejo del baño, observando mis rasgos. Desde que tenía 14, esta cicatriz no se ha ido, y bueno pues que obviamente no se va a ir, de ahí viene el concepto de cicatriz. Está en mi mandíbula derecha y es una anécdota horrorosa, es el hecho de que no recuerdo el rostro del delincuente que me hizo eso, ni lo que me dijo al final.

Siempre he deseado que haya sido Jeff, pero todos afirman que no fué él —además de que no existe— Mis ojos grises se veían más resplandecientes de lo normal, y eso me alarmó. Pasé mis dedos sobre mi cicatriz, suspirando.

Últimamente he estado escuchando sonidos extraños en mi casa, y por eso es que me estoy hospedando en la casa de mi amiga. Ayer nos quedamos jugando Monster Madness en la Xbox por toda la madrugada, y pudimos observar desde la ventana cómo las luces de mi casa se encendían y se apagaban.

Definitivamente no quiero volver a mi casa, a no ser que haya sido uno de mis familiares, pero como soy fan del terror, ya mi mente está bastante contaminada como para pensar en algo coherente.

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¿Qué les parece? 7u7

Ahora si seguiré la historia que prometí.

-VOSPRiggs


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