Capítulo 1: ¡Relájate!

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¡Hola! Es la primera vez que escribo antes de dar la historia, pero tenía qué XD Como lo dice, éste es un fic yaoi, y trae lemon~ ¡Wooooh! XD Ejem... Eh, así que... Si no te gusta el género, te lo puedes ignorar.
¿Qué más? Bueh, supongo que nada más. Lo demás lo diré al final. No entretengo más. ¡Disfrutad!

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Demise fue derrotado. ¡Al fin!

Cuando Link dio el salto, con la espada en alto, no dudo y la clavó en el tipejo. Sin embargo, no todo fue tan fácil; el muy maldito le había hecho una gran herida a lo largo del pecho. Prácticamente le atravesaba todo el tórax, pero sin llegar a la espalda o más abajo. Pero bueno, fue tratada a tiempo nada más terminar de despedirse de Fay, de Impa y de la Tierra del Presidio, así que no hubo peligro alguno. Sin embargo, Link debió guardar reposo absoluto por un buen tiempo.

De todo ésto, ya habían pasado seis meses.

Zelda se encontraba hablando con su padre, el Director Gaepora, acerca de la nueva tierra que fundaría en las Tierras Inferiores, de qué es lo que haría ahí, cuando la puerta fue abierta, sólo un poco. Ella y su padre voltearon a ver al que había interrumpido, mas sonrieron cuando vieron de quién se trataba.

—¡Link! Buenos días, dormilón—dijo Zelda—¿Cómo te sientes? Si no despertabas en diez minutos más, iría a despertarte con mi neburí.

—Hola, Zelda, señor Gaepora—saludó Link con una mano en la nuca después de oír a su amiga decirle eso.

—Link, muchacho. ¿Te sientes bien? Suenas algo desganado—respondió el mayor al ver el estado del chico. Estaba algo... Débil de entusiasmo.

—Estoy bien. Es sólo que ayer no dormí muy bien.

Zelda frunció el ceño, preocupada—¿Por qué? Es raro que digas que no has dormido bien, si supe que ayer nada más terminaste de ayudar a las personas de la Tienda de Pociones te fuiste a dormir. Ni siquiera pude darte las buenas noches.

—Ah... Lo siento. En realidad, luego de terminar de ayudar a los señores de la tienda , Vestro me preguntó si podía ayudarle a conseguir algunas Cielérnagas y, pues, no pude negarme—sonrió nervioso el chico al ver cómo Zelda se cruzaba de brazos, molesta.

—¡No puede ser! Antes era Vilán, ahora es su pandilla. Link, debes aprender a decir que no—respondió, más bien, casi gritó la rubia—. Supongo que has estado haciendo esto todas las noches, ¿no es así?

Link sólo pudo bajar la mirada, asintiendo con pesar—Lo siento.

—Tranquilo, muchacho—intervinó el Director, subiendo y bajando las manos para que se relajasen—. No es culpa tuya que quieran pedirte algún favor. Es más, hasta se te agradece que seas tan amable y servicial—Zelda le miró con enojo, poniéndole un poco nervioso—. Ehm... Pero, mi hija tiene razón. Deberías relajarte un poco y descansar. Supe por Zelda que pronto iréis a las Tierras Inferiores y haréis algo ahí, aunque aún no me termina de contar de qué se trata, me pregunto si...

Al ver que su padre empezó a divagar, Zelda miró a Link con ternura—Link, tómate unos días para descansar. Si quieres, podemos ir a las Tierras Inferiores para que te sientas libre. Si lo haces aquí, no habría mucha paz. ¿Qué dices?

Link inclinó la cabeza, pensándolo seriamente. En serio le gustaba ayudar a todos, se sentía muy bien al hacerlo. Sin embargo, últimamente ayudaba también por las noches, alterando un poco su horario de sueño. Si bien con la búsqueda de Zelda tuvo que acortar varias horas, no le importaba nada más que el bienestar de su amiga, encontrarla. Y ahora que la tenía con él de nuevo, sana y salva, creía poder tener un respiro de tanta acción.

Baño bajo la luz de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora