- capítulo único

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— Atención





La cálida brisa de aquella tarde golpeaba su rostro con suavidad, dándole un sentimiento de calma que le hizo sentir somnoliento, aunque por mucho que intentó, realmente no pudo encontrar un punto de inicio para conciliar el sueño.

Algo aburrido, se levantó y salió del nido de cuervo, saltando hasta la cubierta mientras pensaba en buscar a alguien para jugar o hacer que el ambiente del barco fuese más interesante; Decepcionado, solo encontró a Zoro durmiendo plácidamente junto a Chopper en el césped del Sunny, y mas alejado también se podía ver a Brook de la misma forma, murmurando cosas sobre bragas y ballenas. Fue a ver Ussop, pero se veía tan ocupado ayudando a Franky que extrañamente no quiso molestar.

Buscó en la cocina y salió sin ningún ruido al ver como Sanji preparaba la cena de buen humor, ya que la noche estaba cayendo. En la biblioteca estaba Robin, que por mucho que Luffy amara hablar con ella, parecía estar igual de ocupada.

Pero antes de poder irse del lugar ella lo llamó.

— ¿Necesitas algo, capitán? —preguntó la arqueológa al sentir la presencia del menor detrás de ella.

Luffy se asustó un poco por el llamado y comportándose algo juguetón, sólo negó restándole importancia mientras guardaba sus manos en los bolsillo de su campera roja.

— Solo pensé en venir a jugar, estoy aburrido. —dijo con pereza mientras miraba al rededor de la biblioteca, Robin sonrió. — pero veo que estas ocupada, a menos que quieras jugar, ¿podemos jugar?

— Gracias por entender y por la propuesta, pero me negaré, ya que si estoy muy ocupada. —agradeció la mayor con una dulce sonrisa. Luffy alzó un puchero. — Deberías ver a la Navegante, ella seguramente estará libre para ti.

Luffy sintió como si se le hubiera prendido el foco con una idea. — ¡Tienes razón, gracias Robin!

La mayor río de la ternura, siendo cautivada por la inocente intención de Luffy. Era lindo pensar que se veía como una niño buscando con quien jugar, aunque no negaría que aprovechará ese movimiento para aclarar sus propias suposiciones sobre el capitán y la navegante del barco, sonrió traviesa ante lo que podría depararles a aquellos dos.

Robin tenía ojos y oídos por todo el barco, nada se le escapaba.

Mientras tanto, Luffy fue rápidamente a ver a Nami siguiendo el consejo de la arqueológa, ya que por mucho que Nami siempre esté ocupada, él siempre podía exigir su atención, ya que al fin y al cabo, Nami podría gritarle pero jamás decirle que no.

Nunca entendia porqué pero tenía que admitir que le gustaba. Gracias a eso, y otras cosas, le gustaba su Nakama pelirroja.

De un portazo abrió la sala cartografiara/segunda biblioteca de Nami, y como era de esperarse, la pelirroja no es alguien de susto ligero, al menos no dentro del barco, y menos estando en una tripulación como la suya.

— Namiii —la pelirroja sonrió al escuchar el infantil llamado del capitán del barco y rió al sentir como este mismo la abrazaba por detrás de los hombros dejando descansar su cabecita en la de ella.

— Que sorpresa verte por aquí, Capitán. Adivinaré, estas aburrido. —sugirió la navegante imitando la misma voz desganada del capitán.

— Oww... si siempre adivinas lo que pienso nunca podré pagarte mi deuda de todas las veces que atinas. —él hizo un puchero mientras hundía su cabeza en el pelo rojo de la navegante.

— Vale, vale, que no te cobraré todo. ¿Qué me dices si solo me pagas la mitad? —sugirió Nami de broma.

— Valeee.

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