Castigo

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||Esta historia contiene feederismo y posibles temas de inc€st0 más adelante.||
||Leer bajo tu propia responsabilidad||

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Era día de escuela en la primaria, y después de un par de clases aburridas por fin se acercaba la hora del receso. Los alumnos y estaban alborotados y haciendo un escándalo, hablando y riéndose entre sus grupos de amigos y sin prestar atención a la profesora ausente.

Quien estaba rodeado por un gran número de jóvenes era Velkan, el chico de diez años de cabello largo y físico deportivo perfecto. El mejor jugador de fútbol de la escuela atraía la atención de todos en el aula.

Todos querían ser parte de su grupo de amigos, salvo por unos cuantos rechazados, aquellos que no cubren la talla de popularidad de Velkan. Entre ellos, una joven pelirroja, de trenzas a cada lado de su cabeza, anteojos y una nariz llena de pecas. Aunque lo que Velkan menos toleraba de ella era su gordo físico.

Su peso doblaba los 37 kilos de Velkan, sus mejillas redondas que hundían su boca y apretaban sus ojos. Su uniforme grande y aún así no podía cubrir su ombligo. Sus rodillas hundiéndose en la grasa de sus piernas al igual que sus codos en sus gruesos brazos. No era buena en los deportes, ni siquiera como portera. Velkan no veía nada agradable en ella. A sus ojos, era una cerda.

Grande fue la sorpresa del joven, cuando la niña se levantó de su asiento al otro extremo del salón y se tambaleó hasta su reunión de fans. Empujó a los alumnos para abrirse paso y pararse tímidamente frente a Velkan, quien sólo la veía con desprecio.

La joven tenía sus dedos juntos y un pequeño sobre entre sus manos regordetas —Velkan... ya casi vamos a pasar de grado y... y hemos sido compañeros desde primer grado— Por la mente de Velkan, sólo cruzaban los recuerdos de cuanto la joven se había inflado desde primer grado, tanto hasta que su panza se presionaba en la mesa de su butaca y la madera crujía cada vez que sentaba su enorme trasero. —Y bueno yo... quería saber si... querías ser mi novio...— Nerviosa pero sonriente desenvolvió el sobre mostrando el dibujo de un corazón.

Todos al rededor susurraban entre ellos. Sus ojos esperaban la respuesta de Velkan con sonrisas bobas y comentarios burlones. Velkan no se sentía para nada cómodo, su respuesta estaba clara. —¿Yo? ¿Novio de una cerda sebosa como tú?— El salón entero aulló ante su fría respuesta, riéndose de la humillada corpulenta.

Velkan entonces se levantó y tomó a la niña por las mejillas, empujándola a una silla, obligándola a sentarse, torciéndole los lentes. —¿Pero, sabes qué? Ya que hiciste un gran esfuerzo de levantar tu obeso trasero y caminar hasta acá, voy a recompensarte~— Chasqueando los dedos, uno de sus secuaces hurgó en la mochila de la niña y sacó su desayuno. Un burrito bastante robusto envuelto en aluminio, que se le fue entregado al deportista bravucón.

Velkan tomó el trozo de papel con el dibujo de la alumna, la arrugó y la empujó entre los labios de ella, obligándola a tragarselo. —No te preocupes, sé que eso no llenaría tu enorme panza— Abriendo su blusa violentamente, los botones volaron, los alumnos al rededor seguían riendo y burlándose de su robusta espalda y suave estómago, la pequeña soltó unas lágrimas mientras su gorda barriga rebotaba fuera de su ropa y la mano de Velkan la estrujaba y sacudía.

Retirando el aluminio del burrito de refrigerio, Velkan ordenó a la niña regordeta a abrir su boca y obligarla a tragar su propio desayuno por completo , empujándolo lentamente, más y más dentro su boca. La joven sólo sollozaba entre gemidos de esfuerzo, hasta que logró tragar el burrito entero, junto con su dibujo, ahora llenando su interior. —¿Vieron? Sólo una enorme vaca podría comer todo eso de un sólo bocado y que quepa por completo en ella— Dándole un manotazo al vientre lleno de la joven pelirroja, haciéndole temblar como gelatina y provocándole un fuerte eructo. Esto sólo provocó mas la risa del aula entera.

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