¡Hola!
¿Ya has asimilado mi breve introducción?
Si es así voy a contarte como he llegado hasta este momento.
Hace 20 años morí. No sé cómo ni exactamente cuando. Nunca fui muy popular así que no noté nada extraño en que nadie me mirase ni me hablase. Tampoco es que me importara mucho.
Cuando estaba viva era de esas personas que pensaba que quien quisiera entrar en mi vida y compartirla conmigo estupendo, quien no él/ella se lo perdía.
Estuve una semana sin hablar con nadie, solo recibía alguna mirada extraña por la calle pero nadie me hablaba y prácticamente todo el mundo me ignoraba. Vamos, todo seguía igual.
Os preguntaréis por mi familia...
Bueno, no llegué a conocer a mi padre así que no sé si sabe que estoy muerta. Mi madre es otro tema. Ha peleado conmigo desde pequeña para sacarme adelante así que cuando noté que pasaba algo raro fui a visitarla... ¡Sorpresa! No me ve, aunque hay veces que creo que me siente.
Al principio lloraba, ahora la veo muy unida a su nuevo marido y a su hija. La veo feliz y eso me tranquiliza.
Así llegamos a los niños...
Pero antes de contaros esta historia, pasaré a aclararos los falsos mitos y las creencias reales acerca de los fantasmas.
"La sal, el incienso y demás porquería aleja a los espíritus": Queridos amigos, estáis muy equivocados. La sal aleja a los demonios, el incienso atrae a los fantasmas a los que les gusta su olor y el agua bendita no hace nada, es agua.
"La ouija abre puertas que quizás nunca se cierren": Pequeños padawans, esas puertas llevan abiertas más años de los que tenéis y os sobrevivirán. Es gracioso porque la ouija es como Omegle, pero hablas con fantasmas. Claro, con el que pilles cerca... y muchas veces no hay nadie cerca.
"En los cementerios es donde más fantasmas hay": Amores, ¿os quedaríais en vuestra casa las veinticuatro horas esperando a tener visita semanas, meses...? Vale, yo cuando estaba viva si, pero los cementerios son aburridos así que casi ningún fantasma nos quedamos en ellos... Al fin y al cabo ¿Qué hay ahí? Tu cuerpo descomponiéndose y poco más.
"Los niños y animales tienen facilidad para ver fantasmas": Este es quizás el único mito que es así. La mayoría de niños me ven, claro, la mayoría son tan pequeños que ni hablan, la mitad cuando aprenden a hablar dejan de vernos y casi todos cuando empiezan a razonar las cosas ya no nos ven, o nos ignoran, no se muy bien.
Y aquí llegamos a lo que os quería contar. Tengo una amiga de 19 años que se llama Roberta y me lleva viendo desde pequeña. Sus padres al principio no la creían, a los 8 años la llevaron al psicólogo y cuando éste les dijo que su hija estaba perfecta y la pequeña Roberta les compartía con todo detalle algunas cosas que no tenía por qué saber empezaron a creerla.
Ahora incluso en ciertas fechas señaladas como la Navidad, me ponen un plato en la mesa para que no me sienta sola. Son una buena familia.
Y ahora sí, paso a contaros como es mi vida.
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Que asco de (no) vida
Teen FictionEstoy muerta. Literalmente. Pensarás que estoy loca, pero no, literalmente estoy muerta, soy un fantasma. Este es mi espacio para desahogarme y contar cómo es mi vida de fantasma... te adelanto que es aburrida, nadie puede verme. Mi nombre es Robert...