Capítulo cuatro

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La primera vez que Jiwoo intentó expresar sus sentimientos hacia Heejin, no fue bien.

Ya no recordaba qué había intentado, pero era otro más de sus gestos que había usado con la castaña, nada que fuera especial del todo.

Y Jiwoo aceptaba que quizás no era muy clara, porque regalar flores, los "Be", unir su nariz con la frente de la mayor, y demás, eran cosas que ya hacia y que dentro de todo, Heejin estaba acostumbrada a recibir. Así que debía hacer un gesto especial.

—Heejin, be —dijo, mientras corría en pasitos apresurados detrás de ella, estaban en el parque, con Kahei, quién se mantenía un poco separada para ver su interacción.

—¿Otro más, Jichuu? —preguntaba Jeon, y a la chica de pelo rosa le daba gracia que se hiciera el difícil, si a ella también le encantaba.

—Be, be.

—Bueno, un be —dijo, deteniendo su paso, mirándola a los ojos, Jiwoo asintió y juntó sus labios con los de Heejin, dejando que la más alta moviera sus rojizos labios a gusto, y empujandose a más contacto.

Al separarse, sonrieron, y Jiwoo agitó sus manos con emoción, antes de salir corriendo por el parque.

Sin querer golpeó a un niño de unos catorce años, quién le gritó una grosería, pero Jiwoo estaba en su mundo como para escuchar, y al ver qué el niño iba a ir hacia ella y se arremangada su abrigo apretando sus manos en puños, Heejin fue hacia ella, tomándola del brazo.

—Disculpa, no lo hizo a propósito, tiene autismo, no entiende del todo.

—Oh, es retardada —dijo el chico, con total naturalidad.

Heejin se molestó porque la llamaran de esa manera.

—No, sólo tiene un par de problemas, como todos.

—Si, acabas de decir que está mal de la cabeza.

—No, no dije eso —respondió, molesta.

Odiaba con todo su ser que trataran a Jiwoo de ese modo.

Ella era maravillosa, era muy inteligente, buena persona, la persona más buena del mundo, sin maldad en su cuerpo, nunca en su vida se había peleado con alguien, y no molestaba ni buscaba peleas nunca.

Ella estaba en su mundo y era completamente inofensiva, estaba indefensa ante los demás y siempre la apartaban, y no se lo merecía, porque era una chica excelente.

—Hee, ¿qué pasa? —preguntó Kahei, al verla
tan tensa, su mirada pasó de la castaña hacia el joven.

Heejin negó y soltó el brazo del chico, murmurando un "Nada" y el niño se fue por su lado, lejos de Jiwoo, mientras Heejin mordía su labio con rabia contenida.

Kahei no pudo lograr que cambiara la cara, ni siquiera que hablara al respecto, o que se descargara de algún modo, no importó cuántas tácticas psicológicas aplicara.

Lo único que la hizo reaccionar fue cuando Jiwoo se acercó a ella y como de costumbre, había juntado flores para regalárselas, Heejin ni siquiera las había agarrado puesto que fue directo abrazarla.

Jiwoo le tenía muchísima confianza así que la dejó, pero estuvo sorprendida dos segundos completos hasta abrazarla de vuelta y escondiendo su rostro en el hombro de ésta.

—Eres perfecta tal y como eres, no escuches a los demás que no pueden verte como te mereces, no les hagas caso, Jiwoo, y te quiero muchísimo sin importar nada de lo que digan o de lo que te pase, recuerda eso siempre, ¿bien? —murmuró contra su oído, a lo que la pelinaranja asintió por puro reflejo, pero no creía haber entendido del todo.

SARANG, heechuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora