Rutina, la única cosa que la mantenía despierta o con noción del tiempo, su mente se distraía con cualquier sencillez y tras el mínimo esfuerzo sentía sus piernas flaquear, cualquiera podría decir que era una persona vaga para su edad, sin sentido de la vida y sin dirección. Podrían tener razón (o eso decía una voz en su cabeza), pero su psicóloga desmentía ese hecho una y otra vez, aunque no parecía ser suficiente para su corazón roto. No recordaba la última vez que tuvo algún pensamiento feliz o algo que la mantuviese de buenos ánimos por largos períodos de tiempo, todo era efímero, arena que se deshacía entre sus dedos y apretaba su pecho con fuerza.
"¿Soy una persona difícil de amar? ¿Acaso nadie puede ver que me esfuerzo por mantenerme de pie? ¿Me amarán por lo que soy en vez de por lo que puedo dar?"
Eran tantas las preguntas que se formulaba mientras se hundía en la oscuridad de su habitación, la abrumaban hasta llorar. Tenía días en los que pretendía ser feliz para no preocupar a nadie a su alrededor, otros se encerraba porque su batería social parecía no cargar, pero siempre era la persona que estaba ahí para todos. Jamás puso un pero cuando se trató de ayudar a todos los que le importaban, eran los instantes en que se decía a sí misma que podía dar más, que podría desgastarse para hacer a cada uno de ellos felices; porque ella no lo sería.
— Es ahí donde te equivocas Aeri, sí puedes ser feliz, pero también debes dejar que te ayuden, necesitas sacar todo eso que se acumula dentro de ti antes de que sea demasiado tarde.
Sonrió ante las palabras de su psicóloga levemente, pero aquella sonrisa no lograba alcanzar sus ojos, no sacudía nada de su ser, permanecía tan vacía como su mirada y no lo notaban. Se retiró de aquel lugar que reconocía como la palma de su mano en silencio y luego de unos minutos al ingresar a su casa, las barreras que custodiaban su alma se derrumbaron; sus labios temblaban, su cabeza comenzaba a dar vueltas y su vista borrosa aumentaba los latidos de su corazón haciéndola perder el sentido de dirección. No fue hasta que sus piernas impactaron el suelo que se dejó ir a la nada.
(...)
Un zumbido distante la forzó a abrir sus ojos mientras se removía lentamente, con algo de dificultad se sentó y al tomar su celular, suspiró viendo que era la alarma. Claro, ¿quién demonios se preocuparía por ella? Soltando un gruñido se obligó a levantarse e ir directo a la ducha, podría verse de los mil demonios, pero no quería ser una apestosa, con algo de prisa y mal humor, agarró una tostada al estar completamente vestida y salió rápido de allí sosteniendo sus llaves con fuerza.
Tener algo entre sus manos lograba calmarla, se enfocaba en ello y la ansiedad que golpeaba su puerta parecía calmarse por instantes, era justo lo que necesitaba. Cruzó la carretera sin cuidado alguno y al detenerse frente a aquella puerta gigante, dudó. ¿Era la mejor decisión? No tuvo tiempo para responderse, porque al abrirse, una silueta la recibió con todo lo que ella no cargaba; un espíritu libre.
– Llegas justo a tiempo, hoy tenemos mucho que hacer, aunque primero necesitas colocarte guantes y protección para tus zapatos, luego me lo agradecerás.
"Sugirieron" (más bien la obligaron) a que fuese voluntaria en un albergue que se encontraba cerca del centro, no le molestaba estar con animales, era mejor que interactuar con personas, pero su cuerpo y mente solo le pedían dormir. Sin embargo el trabajo no esperaba y ellos tampoco, sin decir mucho y agradeciendo en voz baja, se colocó lo necesario para comenzar a limpiar aquellas jaulas que parecían interminables. ¿Cuántos animales habían abandonado? La llenaba de ira el mero hecho de que existiera gente así, no merecían sufrir de ese modo y mucho menos verse tan tristes cuando solo necesitaban un hogar.
— Uchinaga, no entres a la última jaula, ahí lo que hay es una gata vieja y gruñona, no deja que nadie se acerque.
— Intentaré limpiar al menos su caja de arena, puedo usar algo para no acercarme, así no se sentirá amenazada.
— Como gustes, luego no digas que no te lo advertí.
Esperó a que el chico nuevo se retirara y le sacó la lengua soltando un bufido, la razón principal por la que un animal se comportaba de ese modo era la falta de amor, de contacto humano y por supuesto un historial de abuso horrible en las calles o en donde estuviese. Respiró profundo intentando calmar sus manos temblorosas y al abrir la puerta, tomó con cuidado el palo alargado que se encontraba en la esquina, abrió suave la misma y notó la bola de pelos arrinconada en una esquina, un gruñido fue escuchado de su parte y rezó internamente.
— Tranquila, no te haré daño solo agarro esto y no te molestaré.
Habló bajito como si la misma pudiese entenderla y al acercar el objeto a la caja de arena, dio un leve salto al ver como esta se acercaba a pegarle con sus garras abiertas al palo. Tragando hondo, sacó el mismo de la pequeña habitación y con pasos lentos se acercó nuevamente hasta quedar a al menos dos pies de la caja, con su pie lo fue acercando lentamente hasta la entrada y al salir, se permitió exhalar el aire que retenía en sus pulmones. De manera rápida limpió la caja y con cuidado, la colocó en su lugar para así salir cerrando la puerta tras de ella.
— ¿Limpiaste la arena de Puchi? – Se giró rápido solo para ver a la chica a su lado que sonreía y asintió – Me sorprende, no deja que nadie toque sus pertenencias, para eso tenemos esa abertura en la puerta, con el palo logramos remover las cosas y colocarlas en su lugar.
— No le gusta que usen eso, la asusta, por eso se defiende y no permiten que entren. Imagina que van a molestarte con un palo, no te gustaría, ¿verdad? – La contraria negó y continuó hablando – Sucede lo mismo con las mascotas, solo necesitas paciencia.
— Bien, de mañana en adelante nadie tocará la habitación de Puchi, solo tú, gracias por ofrecerte.
Fue a responderle, pero la chica se giró dejándola con la palabra en la boca y apretó sus labios intentando encontrar algo de paz en su interior.
— Voluntaria mis huev-
(...)
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𝓜𝓸𝓷𝓸𝓽𝓸𝓷𝓲𝓪 - 𝓐𝓮𝓼𝓹𝓪 𝓖𝓲𝓼𝓮𝓵𝓵𝓮 -
Fanfiction𝙿𝚊𝚛𝚊 𝚝𝚘𝚍𝚊𝚜 𝚕𝚊𝚜 𝚙𝚎𝚛𝚜𝚘𝚗𝚊𝚜 𝚚𝚞𝚎 𝚜𝚎 𝚜𝚒𝚎𝚗𝚝𝚎𝚗 𝚌𝚊𝚗𝚜𝚊𝚍@𝚜. ~ 𝙼 🌙