¿Alguna vez has deseado paralizar el mundo?
¿Alguna vez has querido que todo aquello que soñaste se alzara a tu alrededor como una bonita realidad?
Taliana Apraiz solía pensar que su vida, siendo común y corriente, era perfecta.
Tenía padres maravillosos que no dudaban en demostrarle amor, una hermana algo revoltosa pero que secretamente era su adoración y un abuelito al que llegaba a idolatrar y de quién había heredado su amor por las historias de Stephen King, eso, y su gran don para redactar cualquier idea que pasaba por su mente.
También adoraba su vida citadina. Allí podía ir de un lado a otro y descubrir lugares especiales, casi todos los días.
Pero desde que su familia y ella habían regresado al pueblo de su infancia, algo en el interior de Taliana se había removido, en cuestión de semanas muchas cosas habían dejado de parecerle lindas. Se descubrió pensando en lo ruidosa que era su madre, en la poca paciencia que le llegaba a tener a su hermana y que las historias de su abuelo, si las analizabas bien, tenían muchas incongruencias.
En cuestión de semanas había pasado de ser Blancanieves al enano gruñón.
Pero, desde que había puesto los pies en los terrenos del instituto, una extraña sensación se había apoderado de ella.
¿Recuerdas aquel sonido de tambores en la película de Jumanji que avisaba que algo grande sucedería? Desde el inicio de clases, sin saber por qué, Taliana lo reproducía en su mente constantemente.
No se podía negar que a veces resultaba divertido. Pero otras veces, cuando el final de un día llegaba y no hallaba nada, la frustración era capaz de no dejarle dormir.
¿Qué necesito hallar? ¿Qué? Cielos, ¿¡Qué!? Solía reclamarse.
También solía despertar abruptamente a mitad de la noche. Con el corazón latiendo tan rápido como corría una gacela y con la cabeza hecha niebla.
Nunca había sido buena para recordar detalles.
Nombres, rostros, direcciones, cualquier cosa, se disipaban en su mente cuando no eran constantes.
Así que, tratar de descifrar la extraña secuencia de imágenes con las que despertaba, era todo un reto.
Si ponía mucho esfuerzo lograba mantener un par de cosas en su mente: una voz chillona, que podía ser o no la suya, gritando por "Sianni" y el olor a madera.
Pero ese esfuerzo requería de mucha energía. Y siempre, siempre, terminaba con un punzante dolor de cabeza que la dejaba al borde del desfallecimiento.
Estaba a punto de rendirse.
Necesita entender que en aquel lugar no había nada especial.
Aquella ilusión de encontrar algo medianamente genial en ese pueblucho solo se las había inventado.
Taliana siempre había sido brillante. Sin esforzarse mucho resaltaba en muchas aéreas académicas, era buena empleando varios idiomas y resolviendo ecuaciones matemáticas complejas, pero así como era buena para destacar en la escuela, también era excelente para crear historias. Era imposible para ella dejar de fantasear sobre mundos ficticios, personajes macabros y razas nuevas.
"¿Y qué tal si hubiese una clase de humanos capaces de matar por...?
Era el tipo de preguntas que solían surcar la mente de Taliana.
Y así, partiendo de un simple cuestionamiento, lograba estructurar un mundo tan maravilloso como temible.
Pero en aquel momento de la vida detestaba aquella facilidad de inventar.
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Más allá de la Mente: Demiurgos.
FantasyImagina que todo eso que un día te pasó por la cabeza, se hace realidad: El chico guapo e idiota que creaste, la protagonista que idealizaste, el mundo de ficción que armaste, aquel extraño sueño que te hizo desear querer dormir un poco más... Fant...