¿Hola como estas? —, me preguntó.
Vengo de amenazar a una mujer, con matarla...—,le respondí, con una mirada vacía.
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Pero no divagare hoy sobre eso —, te dire.
Hoy me recordaré a mi mismo algo que—, trastocó mis dias hace muchos años...
y lo recordaré tal y cual lo viví en aquel dia. Tal cual.
Un dia— cualquiera— asesine a mi jefe.
Era un día cálido de otoño, casi puedo asegurar, lo recuerdo—, entre otras cosas— por que para mi, en ese frígido dia de invierno hacía mucho calor.
No fue fácil... admito—, ¿modestia mía ?— pero fue divertido, tengo que confesarlo impunemente.
Supongo que me descubrirán, supongo que me encerraran, pero sé muy bien que no me arrepentire...—no dejaba de repetirme maniaticamente— y no me equivoque.
No explicaré porqué lo hice ahora—,todos siempre preguntan primero eso—, si no confesare cómo lo hice...
Planearlo fue difícil, entiendase— decidir los pasos—, ordenarlos y toda esa "logística".
Ejecutarlo fue demasiado sencillo...
La gente toma café en las mañanas...— muchas veces toma también leche o jugos— no importa, tenia meses viéndolo enviar a distintos jóvenes de oficina, pedir que le lleven el desayuno.
Casi siempre a la misma hora—, casi siempre el mismo pedido, era esa clase de hombre, rutinario, predecible...
¿Como podria sospechar que, alguien interceptaría su desayuno y, sobornando al mensajero—, aprovechando la amistad de tantos años, le ofrecería a este, mucho más dinero por el desayuno, argumentando que el hambre que tenia era insoportable— pondria algo de raticida en la bebida—; si! raticida es lo que escogí, después de pensar en otros venenos.
Calcule los tiempos, semanas antes había leído, estudiado,memorizado profusamente que, en las dosis correctas que calcule, dicho raticida demoraría 5 minutos en sofocar a un ser humano de su peso talla y edad, segundos después literalmente lo despedazaría desde dentro— las entrañas—, las quemaría, las herviria, mezclando todas las vísceras en un festín de dolor inefable...
Y asi sucedió.
Claro, entre horrendos gritos y revolcones en el suelo—, los cuales no había anticipado— sucedió!
Como una rata que se va cocinando desde el interior, un espectaculo macabro fue, el solo verlo—, según contaron a la policía los asistentes— los hizo vomitar y estremecerse del asco, de ver como esa personita que acababa de reírse con ellos que acababa de contar algún chiste barato, estaba revolcándose del dolor mas inenarrable que pude lograr. Y nadie podía hacer nada.Y asi fue.
No pasaron muchos días—, obviare las investigaciones y todo lo que ya pueden pensar que ocurrió, a las pocas semanas vieron las cámaras, lo dedujeron... constataron todo al interrogar al joven al que le di mucho más dinero a cambio de que me diera el desayuno a mi y... me detuvieron a las pocas horas.
No existían ganas de escapar.Nunca existieron. Puedo dar mi palabra que nunca las tuve... Mi intención nunca fue matar y huir, solo buscaba matarlo.
¿Todos morimos al final de la historia no?
No me reducirán la pena por confesar, ya lo se—La cárcel no es lo que pensé.
No les dije mis motivos—, aún a pesar de su insistencia— siempre repetía el cómo. Nunca el porqué.
Si pudieron demostrar que yo fui, deben de demostrar porque lo hice— me repetía a veces, ya inutilmente.
Pase frío, hambre pero nunca soledad... como la extrañaba.
Confesé a las 9 semanas.
Corroboraron lo que dije—,no pasaron muchos días...
La madre del niño, me ayudo un poco, pero los medios ya me habían sepultado, pero no me importaba eso.
Me redujeron la pena, no me importaba también me repetía
Era un niño que salvaba, eso era todo. Nada más. Un niño que no sería violado nunca más, nunca! Por dos razones.
Amenace a su madre, que si lo volvia a descuidar, yo mismo la mataría... y porque el tipo que venia abusando de el, termino como rata de desague.
Abusaron de mi cuando tenia 6 años.
Nunca pude vengarme,nunca pude actuar, jamás pude sacarlo; hasta que...
2 meses antes de esa mañana de raticidas y desayunos.
Una mañana que, al ingresar primero al trabajo descubrí de casualidad que a alguien se le había quedado la billetera—, y mi curiosidad en ese momento me hiciera descubrir fotos, mierdas de fotos del dueño de la billetera con un niño de 4 años...
Fue fácil borrar mis huellas, tuve suerte, yo soy el técnico que arregla las camaras asi que la noche anterior las desconecte—, pretexto de avería—y las llaves, muy facil, las consegui del portero, que venía de fiesta la noche anterior conmigo, y que hasta hoy no cree que fui al trabajo ese dia, despues de la borrachera de la noche anterior. Pues para él me fui en el taxi a mi casa.
Sin cámaras para ver quien entro a la oficina, con la versión del portero de que nadie entró este domingo a la empresa en la mañana y conmigo oficialmente borracho por la fiesta, nunca podría pensar que yo había descubierto el maldito contenido de su billetera.
Fueron 2 meses sádicos después de esa mañana
Me torturaba la idea de poder matarlo—, de planear algo infalible— me concentré absolutamente en matarlo, y de la manera más adecuada...
Han pasado 2 años desde aquel dia.
Salí de la cárcel.
Ya tiene 8 años el pequeño—, su doctora me reafirma que lo más probable es que lleve una vida normal, que olvidara todo, si es que nadie nunca le recuerda nada hasta determinada edad—es muy lindo e inteligente. Le gustan los trenes y que le hablen de peces y reptiles. Un niño totalmente normal en su salón.
No puedo verlo—me sugiere la doctora, aun por el momento.
Hable con la madre hace un instante— como les dije al inicio de esta narración.
La sigo amenazando.
Lo haré siempre...
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Un breve desayuno
Short StoryUna breve historia que me nació escribir hace ya mucho tiempo