The Aftermath

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[...]

Muchas personas creen que tener poder ilimitado y causar temor en la gente es lo mejor que se puede tener. Y de hecho, yo lo pensaba hasta hace algunos años, en los que, gracias a la Infección de Lucella pude tener a un grupo de chicos a mi mando, que hacían lo que yo les pedía, y nunca se quejaban de nada. Mi carácter fuerte y demandante le transmitía a todos un aire de superioridad y grandeza, haciéndome sentir alguien imparable, alguien respetable.

Haciéndome sentir como alguien importante, a quien todos venerarían.

Eso fue hasta que Player y Pony me hicieron ver la otra cara de la moneda. Fue entonces cuando me di cuenta del inmenso terror que me tenía mi grupo, y de las muchas cosas que hicieron a escondidas solo por miedo... a que les hiciera daño.

Todos... me tenían miedo...

Cuando no sabes lo que eso significa, podrías pensar que es un sentimiento que trae completa satisfacción. Y siendo sincera, me traía mucha satisfacción lo superior que me sentía después de haber sido una 'don nadie' por tanto tiempo. Pero cuando la aterrorizada mirada de un niño conecta con tus ojos, y notas que la principal causa de su temor eres tú, comienzas a pensar que tal vez ya no es tan divertido como antes.

Y es menos divertido cuando te lo dicen de frente, supongo que fue por eso que un simple "nos das miedo" bastó para destruirme...

El sonido del bus frenando y deteniéndose en la parada sacó a la loba de sus pensamientos, regresándola de nuevo al mundo real. Miró por ventana, suspirando al observar a los ex-presos bajarse de a poco acompañados de un policía, quien los guiaba hacia algún lugar.

Ella también venía escoltada de un oficial, pero era uno al cual no conocía en absoluto. ¡Cuánto le hubiera gustado que fuera Player quién la hubiera acompañado!

No es que el detective y ella sean los mejores amigos de la vida, pero al menos el tener a su lado una cara conocida la hubiera hecho sentir mucho menos estresada de lo que estaba.

―Wolf, ya es hora ―pronunció el agente con un tono malhumorado, deteniendo la ráfaga de pensamientos de la ojivioleta.

―Ya voy ―respondió la chica de mala gana, quitándose el cinturón lentamente a propósito, y poniéndose de pie para salir. Vio como el oficial le hacía una mueca de disgusto y se alejaba, y aprovechó para estirar un momento su cuerpo, soltando un bostezo como resultado. ¿Quién lo diría? Haber estado casi 7 horas viajando desde el Reclusorio de The Capitol, hasta Lucella resultó ser bastante agotador.

La joven de cabello color platino tomó la pequeña bolsa en la que habían puesto sus escasos objetos de valor, y bajó del bus, encontrando al oficial esperándola afuera.

―Vámonos. Y date prisa, porque tengo que volver a la capital, y tú estás aquí haciéndome perder el tiempo, ugh... ―comenzó a caminar bajo el sol de la tarde, dejando a la loba varios pasos atrás.

―De nada ―la escuchó decir, algo que lo enfureció más.

Willow lo siguió mientras observaba a su alrededor. Aparentemente era un lugar detrás de las instalaciones de la L.P.D., la comisaría de la ciudad, así que tal vez tendrían que hacer cierto papeleo antes de dejarla libre completamente.

Subieron por una rampa, y entraron por una puerta que daba a un extenso pasillo sin puertas. Éste pasillo pronto terminó, y llegaron a una sala de espera vacía con una sola puerta. El agente tocó la puerta, y al escuchar un "Está abierto" desde adentro, la abrió y la hizo pasar.

Willow Wolf: The Aftermath | Piggy One-shot | AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora