Capítulo 1

109 16 7
                                    


Durante el largo viaje en avión, solo pude dormir una hora, estaba algo nerviosa por no saber cómo iba a repercutir este cambio a mi vida. Siempre hemos vivido muy bien en nuestra humilde casa en Boston, pero ahora nos tocaba despedirnos de ella para mudarnos a la casa de mi tía paterna en Nueva York. Hace un tiempo mi padre falleció por cáncer de pulmón y nunca habíamos tenido la ocasión de conocer a nuestra tía, por eso, ella nos había invitado a su casa a vivir.

Dylan me estuvo contando todas las cosas que íbamos a hacer en Nueva York, creo que ya tenía planeada una semana entera allí y sabía que en esos planes estaba yo incluida. Mi hermano tiene 18 años, uno más que yo, aunque yo todavía tengo 16. Es como mi mejor amigo, siempre estamos haciendo locuras juntos, me impulsa a seguir mis sueños, me hace salir de casa cuando sabe que lo necesito, me protege... Es el mejor chico que conozco. Aunque... como le gusta tanto salir de fiesta, a veces me toca cubrirle ante mi madre.

Cuando aterrizamos, nuestra tía Julia, nos estaba esperando para llevarnos a nuestra nueva casa.

—¡ALICEEEE!—dijo mi tía gritando emocionada.
Nos acercamos donde ella estaba y mi madre la abrazó feliz de verla después de 14 años.

—¡Tú debes ser mi sobrina! —me estrujó entre sus brazos casi ahogándome.

—Encantada —logré articular—, soy Th...

—Tea, lo sé —dijo orgullosa.

—Es Thea —dijo mi hermano mirándome con una sonrisa de oreja a oreja y riéndose de mi.

—¿Pero y este chico tan guapo? —miró a Dylan— Que afortunada eres Thea, un novio modelo no lo consigue cualquiera...

—Somos hermanos —aclaró Dylan pálido.

—¿Este bellezón tiene mi sangre recorriendo ese cuerpo? --dijo mi tía bromeando y pasándolo bien. Mi madre se rio junto a mí.

—Deberíamos irnos ya a casa Julia, tenemos muchas cosas que hacer —anunció mi madre con algo de prisa. Montamos en el coche de mi tía para que nos llevara a su casa y ahora también nuestra.

El camino fue largo, pero disfrute viendo los paisajes y edificios de esa ciudad en la que ahora viviriamos.
Cuando llegamos me quedé flipando, esa mansión era mucho mejor de lo que me había imaginado. Blanca y partes de madera clara, llena de ventanales y de vegetación. En el patio de atrás, una piscina rectangular vertical a la casa, hamacas... Era.... increíble. Por dentro cumplía las expectativas, espaciosa, minimalista...

—Esta es tu habitación Thea —dijo mi tía sacándome de mis pensamientos. Creo que mi cara estaba totalmente pálida, lo que hizo que mi tía riera.

—Acomódate, estas en tu casa.


***


Después de colocar las pocas cosas que me había traído en mi nueva habitación, fui a ver a Dylan. Estaba en su habitación durmiendo, como hace siempre que está en casa, el resto del tiempo lo pasa fuera. Le deje descansar, y baje con mi madre que estaba preparando la cena junto a mi tia.

—Hija, ¿qué hace tu hermano?

—Lo de siempre —dije tirándome en el amplio sofá.

—Pues ve a despertarle, ya vamos a cenar y la tia y yo hemos preparado vuestra comida favorita.

En ese mismo momento, me levanté del sofá como si me fuera la vida en ello y me acerqué corriendo a la encimera donde estaba la cena.

—¡HABEIS PREPARADO LAS CROQUETAS DE LA ABUELA! —me llevé la mitad de una a la boca y fui corriendo a la habitación de Dylan.
Me senté en su cama y empecé a mover la otra mitad de la croqueta cerca de su nariz.

—Dylan... Despiertaaa... ¡Mamá y la tía han preparado croquetas!

Dylan abrió los ojos y cuando vio mi croqueta moviéndose de un lado a otro, se abalanzó sobre ella y salió corriendo hacia la cocina. Yo le seguí, no tan rápida como él, y cuando llegue ya estaba sentado esperando con una gran sonrisa.
Empezamos a comer, casi sin pronunciar palabra alguna, ya que estábamos disfrutando las deliciosas croquetas.

—Niños, tengo una sorpresa de bienvenida para vosotros —habló mi tía una vez que ya habíamos acabado de cenar— Seguirme.

Dylan y yo nos levantamos algo confusos mientras mirábamos a nuestra madre que nos hacia un gesto con la cabeza indicándonos que siguiéramos a nuestra tía Julia.

—¡TACHAAAN! —gritó nuestra tía cuando entramos al garaje— Esto es para ti Dylan —dijo con una amplia sonrisa.

—¡¿Una moto?! —dije yo.

—¡UNA MOTO! —dijo él totalmente fascinado. No tardó mucho en montar en ella para ver de cerca todos los detalles.

—Iros a dar una vuelta, así conoceréis un poco la ciudad —dijo mi madre contenta de ver la felicidad de mi hermano.

No me dio tiempo a responder ya que mi hermano, cogió mi mano y tiró de ella para ayudarme a subir a la moto cuando quedé a su lado. Monté detrás de él, y mi tía nos dio un par de cascos.

—Dylan, ir con cuidado, por favor... —mi madre nos abrochó el casco. Dylan tenía el carnet de moto, no solía usarla muy a menudo, pero, confiaba en el más que en mi misma.

Salimos del garaje y nos ponemos en marcha. Tras un par de minutos viendo que mi hermano se alejaba mucho de casa, le pregunté.

—¡Oye Dylan! i¿Dónde se supone que vamos?! —grité para que me escuchara.

—¡NO LO SE, TE RECUERDO QUE YO TAMBIEN SOY NUEVO AQUI!

Mis últimos 5 minutosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora