Capítulo 6

22 5 0
                                    




Ya era viernes y me estaba preparando para ir al instituto. Me puse unos vaqueros anchos con un top blanco, una chaquetilla abierta color rosa claro y algunos anillos.

Salimos de casa y mi hermano no se despegaba del móvil, así que yo me puse algo de música.

—¡Thea! —dijo alguien detrás de mí.

Me giré y me quité mis cascos. Era Daniel, iba con un chándal negro y unas zapatillas blancas.

—¿Quién es este? —dijo mi hermano mirándole de arriba abajo curioso.

—Soy Daniel, encantado —dijo mirándole a los ojos—. Tú debes ser...

—Dylan, su hermano mayor... ¿De qué os conocéis?

—Tranquilo, solo somos amigos, sigo soltero —dijo Daniel rodeándome los hombros con su brazo y guiñándole el ojo a mi hermano.

—Thea, ¿nos dejas un momento por favor? —intervino mi hermano.

—Lo siento Daniel —elevé los hombros.

—No te preocupes reina —dijo con una gran sonrisa.

—¡Eh! —avisó mi hermano.

Seguí caminando mientras mi hermano se quedaba unos pocos pasos más atrás con Daniel. Solo esperaba que el pobre Daniel soportara a mi querido Dylan.


***


Llevaba una hora y media haciendo tareas y por fin había terminado, así que para terminar ese largo día me tomé una ducha y me puse mi pijama. Mi tía y mi madre ya se habían ido a pasar su fin de semana juntas, y no tenía ningún plan así que me puse mis cascos con la música bien alta y recogí mi habitación mientras bailaba.

—¡EY! —escuché después de un largo rato recogiendo mi habitación.

Me giré hacia mi puerta, era mi hermano.

—Se que bailas muy bien, pero creo que te gustaría saber que acaban de llegar los invitados— dijo Dylan expectante.

—¿Qué invitados? —me quité los cascos.

—Los de mi fiesta... —dijo con miedo.

—¡¿QUE?! —quedé con la boca completamente abierta.

Dylan salió corriendo cuando vio mi cara. Le iba a perseguir, pero me acorde de que estaba en pijama, y si bajaba así, lo más probable era que todos se reirían de mí, pero, a quien le importa lo que digan los demás, ni si quiera se iban a fijar en mí. Salí de mi habitación. Cuando mi hermano me dijo que era una fiesta pensaba que sería con unas pocas personas porque acabábamos de entrar al instituto, pero cuando bajé, me encontré la planta baja repleta de gente, y la música, a todo volumen.

Decidida me puse a buscar a mi hermano. Me costó encontrarle entre toda esa gente que probablemente ni él conocía, pero cuando lo hice, me dirigí hacia él y alguien se metió en mi camino.

—¿Thea? ¿Qué haces en pijama? No sabía que estabas invitada.

Era Daniel, llevaba una camisa negra y unos vaqueros ajustados.

—Daniel, vivo aquí —ignoré su pregunta sobre el pijama y miré Dylan de reojo.

—¿Esta casa...? Perdón, mansión, ¿es tuya? --preguntó con los ojos abiertos como platos— ¡ESTO HAY QUE CELEBRARLO!

Agarró mi brazo y tiró de él mientras esquivábamos a la multitud de personas.

—¡Toma! —me ofreció un vaso de plástico mientras él se servía otro.

—Daniel, tengo que ir a hablar con mi hermano —dije apresurada—. Nos vemos otro día.

—¿Qué? Ni se te ocurra dejarme solo —hizo un puchero—. Vamos a pasárnoslo bien, además me tienes que contar porque estás en pijama.

Me reí y dudé por unos instantes, pero accedí, ya hablaré con mi hermano más tarde.

Me lo estaba pasando muy bien con Daniel, creo que es el mejor amigo que alguien puede tener.

—Por cierto, Dan, ¿a ti quién te ha invitado? —dije curiosa.

—Ehh, si... —pensó su respuesta.

—¡ESTA ES MI CANCIÓN! —le corté entusiasmada cuando comenzó a sonar Unforgettable.

Me dirigí hacia la masa de gente que está bailando y rápidamente, Daniel me alcanzó.

—¿Qué haces? —dijo riéndose.

Si no hubiera bebido, muy probablemente, esto no estaría pasando.

Agarré a Daniel y empecé a bailar al ritmo de la música, cerrando los ojos para evitar las miradas de toda esa gente. Él, divertido me acompañó. Seguía moviéndome, pero sentía que alguien me miraba, me sentía incomoda, así que abrí los ojos y lo vi, aquellos ojos verdes estaban observándome.

Era él, el chico del lago. Estaba ahí sentado, mirándome de arriba abajo, apreciando cada uno de mis movimientos. Iba vestido con una camiseta blanca de manga corta y unos vaqueros azules rectos. Cuando se dio cuenta de que le estaba mirando, no apartó su mirada de la mía, y yo hice lo mismo mientras bailaba. Me giré cuando escuché a Daniel decirme algo que no logré entender.

—¿QUE? —grité para que me escuchara, pero él se estaba yendo urgente, apartando con poco cuidado a las personas que estaban bailando. Volví a girarme para ver al ojiverde, pero él ya no estaba.

Daniel todavía no había vuelto y la canción ya había acabado, así que volví a sentarme donde antes estábamos bebiendo. Cogí otro vaso y sentí que alguien se sentaba junto a mí.

—¿Con quién bailabas? —dijo una voz grave cerca de mi.

—Hola a ti también chico del lago —dije al verle a mi lado.

—¿Chico del lago? —esbozó una sonrisa.

—Bueno, tenía que ponerle nombre al chico de mis pensamient... —casi escupo lo que estaba bebiendo. ¿Enserio acababa de decir eso? Sin ninguna duda había bebido demasiado, bueno, mucho para mí... Avergonzada me giré hacia el chico que estaba riéndose.

—Me llamo Ryan —dijo intentando ocultar su sonrisa.

—Yo Thea.

—Lo sé —cogió mi vaso y tomo un trago.

—¿Lo sabes? ¿Cómo? —dije muy confundida.

—No debería decírtelo, como digas algo... —me intimido con la mirada.

—No lo haré --dije entre confundida y curiosa. Se acercó a mi oído.

—Es cosa de mis superpoderes —susurró.

—¿Superpoderes? —fingí estar fascinada. Parece ser que el chico que conocí en la cafetería sin ganas de vivir, también era sarcástico.

—Shhh —me mandó callar—. Si alguien se entera... podrían...  —actuó triste y estresado.

—¿Matarte? —dije sorprendida y apenada.

—Si, lo sé, se que me quieres con locura y sería algo muy duro para ti —dijo poniendo su mano en mi espalda fingiendo una sonrisa— Pero tranquila, si algún día estoy a punto de morir, solo tienes que decir que me amas para que reviva.

—Ni aunque fueran mis últimos 5 minutos te diría que te amo egocéntrico —aparté su mano de mi cuerpo poniendo los ojos en blanco.

Justo en ese momento mi hermano apareció.

— ¡Hey chicos! ¿Ya os conocéis? —dijo metiéndose entre nosotros pasando sus brazos por nuestros hombros— Genial porque Ryan se queda a dormir con nosotros.

¿Qué?

Mis últimos 5 minutosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora