- No tenía que haberle hecho caso a mi madre. - dije a la par que limpiaba con enojo el suelo de la cafetería.
- Ya lo hiciste, así que deja de quejarte. - me regañó Rayan desde el otro lado del mostrador mientras ordenaba el dinero en la caja registradora.
- Pero es que no me quedó otra opción, tú sabes perfectamente como es mi madre cuando se le mete algo entre ceja y ceja. - deje el trapeador a un lado y limpié mis manos húmedas en el delantal - Esa vieja vidente estaba jodidamente loca.
- Ajá... - miré a mi mejor amigo, que estaba concentrado en su celular sin prestarme la más mínima atención, lo fulminé con la mirada.
- ¿Me estás escuchando idiota? - me acerqué a él y le di un zape en la nuca.
- ¡Ah!... - se quejó, pasándose la mano por el lugar del golpe y levantando su mirada hacia mí - Sí te escuché, joder... ¿pero qué quieres que te diga?
- Que me des consuelo al menos... eres mi mejor amigo, deberías desempeñar tu papel al menos una vez en tu vida - me crucé de brazos haciendo un puchero.
- Ya, ya... no te pongas modo niña malcriada. - Rayan me abrazó por detrás y recostó su barbilla de mi hombro. - Ya pasó, no volverás a ver a esa anciana nunca más en tu vida.
- Eso espero... ¿y si empiezo que soñar con ese encuentro? - pregunté con preocupación.
- No lo harás, no te preocupes. - me consoló, pasando sus manos por mis brazos en un gesto reconfortante.
Primeramente, no sé por qué diantres había aceptado ir a ese lugar, pero mi mamá había insistido tanto con que fuera a ver a una vidente porque, según ella, estaba desprendiendo una energía negativa desde hacía ya varios meses, según ella, su chacra se lo indicaba.
Sí, mi mamá era una hippie de las de verdad, de las que fuman porros y toda la cosa. Y no me malentiendan, la amo, pero a veces sus locuras me meten en graves problemas. Desde un primer momento supe que ir a ese lugar era una mala idea.
¿Alma gemela? Dios, qué estupidez, yo ya estaba con mi alma gemela, no tenía que buscar a nadie ni nadie tenía que encontrarme a mí.
Me alejé de Rayan para amarrar mi largo pelo negro en una coleta alta y justo en ese momento sonó mi teléfono en el bolsillo de mis jeans, sonreí al ver en nombre en la pantalla.
- Hola, linda.
- Lea... - su delicada voz me saludó desde el otro lado de la línea - ¿Estás en la cafetería?
- Sí, ya casi vamos a abrir.
- Bien, estaba pensando en pasar más tarde por ahí... ¿hoy tienes turno hasta la tarde?
- Sí, salgo temprano, como a las tres.
- Bien, te pasaré a recoger - yo sonreí y Rayan me hizo burlas a mi lado, indicando que tenía cara de tonta enamorada, yo le lancé otro golpe.
- Está bien, cuídate.
- Tú también, te quiero.
- Igual.
Colgué la llamada y guardé el teléfono de vuelta en el bolsillo de mi pantalón. Rayan me miraba apoyado en el mostrador mientras yo amarraba mi pelo en una coleta alta.
- ¿Qué miras?
- ¿Todo bien con Maya? - preguntó, refiriéndose a mí y a mi novia.
- Estamos bien. - le respondí encogiéndome de hombros.
- ¿Bien? - le miré poniendo ambas manos en mis caderas.
- Que sí... ¿ahora te vas a poner igual que esa vieja? - me alejé de él para ir hacia la puerta de la cafetería para abrirla.
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Soulmates
Teen FictionSe conocieron... Se separaron. Ella tomó el camino de la izquierda. Él, el de la drecha. Pero olvidaron algo. El mundo, es redondo. 💝💝💝