SHMG

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Un carruaje se detuvo frente a las puertas del palacio, el rubio portador de ojos rubíes suspiró antes de salir.

Se concentró antes de pisar el interior del lugar, un sirviente ya estaba esperándolo para guiarlo hasta el sitio donde el rey Todoroki Enji estaba esperando.

Antes ya le había pedido lo más amable y educado que podía a Enji tener una conversación solo ellos dos. No dijo detalles pero recalcó que quería que fuera algo privado.

Siendo así, el gobernador accedió por lo que su llegada no tuvo el recibimiento que ameritaba.

El sirviente abrió la puerta y dentro de esa amplia habitación estaba el pelirrojo mirando por la ventana.

Aquel empleado hizo una ligera reverencia y salió dejando a los dos.

Enji se giró hacia el joven mientras le pedía sin palabras acercarse.

—Príncipe Bakugo.

—Rey Todoroki —devolvió el saludo posicionándose a su lado—, hola, ¿qué tal? ¿Cómo ha estado?

Aunque mantenía la compostura, la emoción y el nerviosismo lo llenaban por completo.

—Igual de bien que en tu última visita, pero lleguemos al punto. Desde que pediste hablar conmigo sin que nadie lo supiera el misterio me mantiene atrapado.

Lo sabía, Todoroki era un hombre al que le gustaba hacer las cosas rápido y de buena forma. Era consciente que pedir algo así era por un asunto importante, la formalidad sobraba para llegar al inicio de la charla.

—Bueno, vengo a decirle un secreto.

El mayor alzó una ceja ante ese breve pero curioso comentario.

—¿Un secreto? Adelantame de una vez, ¿debo preocuparme? —preguntó con cierta angustia de que se tratara de un tema con referencia a su territorio.

Como rey era un gobernador querido, respetado tanto por su gente como por extranjeros, esto debido a su excelente trabajo al mando.

Que el príncipe heredero de otro de los reinos más poderosos quiera hablar de un secreto importante era para saberlo todo sin tardar.

—Depende de cómo se lo tome —admitió rascando su cuello—. Con mucho respeto, tengo varias cosas que contar. Y tiene que ver con Shoto.

Aunque se relajó, frunció en sospecha su ceño, el ambiente se puso algo tenso pero no era incómodo.

Caminó hasta la mesa que había en el lugar, una vez sentado miró fijamente a Katsuki.

—Señorito, tome asiento y conversemos de una vez. Ya tu cara me lo dice, no hay mucho que esconder.

Posiblemente Enji ya sabía, posiblemente Bakugo estaba a punto de tener un infarto.

—Si supiera que los nervios me traicionan —le dijo acompañándolo en la mesa—. Debo callar varios segundos sin pensar.

—Eso me asusta.

—No se preocupe nada malo pasó.

—Entonces dime.

—Bueno...

Claro que notaba como el hombre tenía una mirada acusadora, no estaba siendo fácil manejar lo que sentía en el pecho.

Había llegado el momento, tenía a Enji justo en frente listo para recibir lo que fuera. Suspiró por última vez, antes de poner determinación en su mirada.

—Rey Enji, su hijo me gusta, Shoto me gusta. Por eso mismo y por mucho más, quisiera su permiso para proponerle matrimonio.

Ambos recibieron la respiración sin darse cuenta.

Su Hijo Me GustaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora