El alboroto en Ciudad Fantasma era lo común, su llamada paz y armonía. Por lo tanto, si las sillas volaban y ojos de desconocido origen explotaban, era completamente normal. Sin embargo, esta ocasión era un poco... peculiar. Si un fantasma al azar saliera de su hogar luego de una larga siesta, no notaría nada extraño al inicio, pero si miraba con más atención, se daría cuenta de los rayos rojizos reflejándose por doquier y del pavor que se desbordaba de los pálidos rostros de los ciudadanos. Claro que, las riñas entre dos o más almas eran de lo más usual, no obstante, se podía notar desde lejos que aquel par de individuos estaban vivitos y coleando, además de contar con tal fuerza destructiva, que les hacía rememorar al señor de la ciudad.
Tenían claras razones para temer.
El más alto de los dos tenía una estatura similar a Lluvia Sangrienta, pero su cabello estaba menos ordenado y era más como el pelaje de una oveja negra. Tenía una belleza extraordinaria, las almas pensaban que tenía un aura parecida al típico protagonista de una novela. Lo que más llamaba la atención de su apariencia era la extraña marca carmesí en su frente, que si la situación hubiera sido otra, muchos curiosos se hubieran amontonado para verla; mas por el contrario, ante su mirada asesina, era muy difícil pensar en chusmear.
El más bajo -pero no por eso menos imponente- tenía una coleta tan alta que cualquiera se preguntaría si luego el cuero cabelludo le dolería. El cinto rojo que la sostenía ondeaba con cada ágil movimiento suyo y hubiera podido hipnotizar a cualquiera si el joven no emitiera peligrosidad por cada poro. A diferencia de su oponente de ataques físicos, su arma parecía ser una flauta de bambú, que cuanto más fuerte sonara, más dolor de cabeza causaba a los habitantes. Así que aunque se viera inofensiva, no iban a subestimarla.
Muchos de los que se quedaron a ver la batalla tuvieron que retirarse debido a la nauseabunda melodía. Tales demonios de poderosa figura, gran fuerza, sanguinarias miradas y...
Y vestimentas de rojo y negro que se parecían tanto a cierto alguien, ¿acaso aquella paleta de colores era obligatoria para los poderosos del mundo de la cultivación?
Bueno, el caso era que cada vez aumentaban más el ritmo de su pelea y que si así seguían, ¡toda la ciudad sería destruida! Ninguno quería eso, mucho menos los que estaban agradecidos con el mandato de su actual gobernante. Así que optaron por su mejor opción: llamar, exactamente, a su rey.
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El Emperador demoníaco y el Patriarca de YiLing: dos desgracias de dos mundos diferentes, en un mismo lugar. Por claras razones, algo así sonaba imposible; sin embargo, Shen Yuan transmigrando en el villano escoria Shen QingQiu era algo que había sucedido, así que no se podía hablar de razonabilidad en el mundo de la cultivación. Aún menos, cuando la espada Xin Mo existía y había demostrado tener extraordinarios poderes. Luo BingHe ya había pensado múltiples veces en hacerla desaparecer por completo, de una vez por todas y ahorrarse muchos problemas, pero antes de que pudiera concretarse, de repente fue absorbido por una grieta espacio-temporal y escupido en una ciudad de lo más rara.
Luo BingHe estaba a punto de dejar su palacio e ir a ver a su queridísimo shizun. Ya había planeado mentalmente qué cenarían y todo lo que harían esa noche, ¡obviamente estaba enojado ahora que su plan había sido frustrado! Y no es que el loto negro fuera muy sociable o carismático como para preguntar alrededor sobre su ubicación; mucho menos era paciente para ir investigando la situación por ahí. Por lo tanto, su primera reacción, irremediablemente, fue destrozar. Es decir, tan bruto no era, y preguntó alguna que otra cosa; no obstante, los ciudadanos ya estaban muy asustados de él como para responderle.
Si Wei Ying hubiera llegado primero, tal vez la historia hubiera sido diferente...
En cuanto al pobre joven renacido, solo resultó víctima de la demoníaca espada. Él estaba tan tranquilo en su hogar en Gusu, esperando a que su esposo HanGuang-jun terminara de hablar con Lan QiRen, y de repente, cuando estaba a punto de quedarse dormido, abre los ojos para encontrarse en Ciudad Fantasma. Y sí, la conocía, aunque no estaba seguro del porqué. Notó que las personas que pasaban no estaban exactamente vivas y supuso que tendría que ver con su estadía en el inframundo, pero no pensó mucho acerca de ello. Wei WuXian podría parecer tener algunos cabos sueltos en ocasiones; sin embargo, no tanto como para no enfocarse en su situación actual: lo habían abducido.
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Al compás del guqin, el abanico y la seda danzan | MXTX
FanfictionCuando la musa del guqin, la víctima del abanico y el dueño de la seda se juntan en un mismo lugar, todo puede salir o muy bien o muy mal. No existe un punto medio.