Capítulo 4

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- Despierta niña. Es mejor ir ahora. - Oí que me hablaban.

Abrí los ojos con pereza y dificultad. Mauricia no paraba de sacudirme.

- Mmn... ¿Ah? ¿Qu... Que pasa? - Balbucee.

- Vamos mi niña, es mejor ir ahora a por tus cosas de clase. - Sonrio.

- ¿Qué hora es? - Volví a balbucear buscando el reloj.

- Eso no importa, vístete anda. Tenemos que ir al callejón Diagon.

Me levanté de la cama y me talle los ojos tratando de desperezarme.

- Te espero en la calle, ¿vale?

- Sí, sí. Ahora voy. -Hable sin pensarlo mucho, quería volver a la cama.

Mi tía me miro por poco tiempo antes de cogerme de los pies y tirar bruscamente para bajarme de la cama.

- ¡Aahh!

- Shh... - Me calle de inmediato, completamente sacada del tema.

- Prepárate. - Y se fue.

Tarde unos minutos en levantarme del suelo semi-hueco completamente adolorida, sobe mi pobre culo adolorido y me acerque al armario empotrado para agarrar la primera ropa cómoda que vi y salir una vez cambiada.

- Ya. - Le advertí a Mauricia.

- Bien, al Callejón Diagon. - Sonrió feliz, diría incluso emocionada, cuando la emocionada debería ser yo.

Estuvimos pateándonos todo Londres hasta llegar a una tienda que a simple vista parecía abandonada. Justo al lado de la puerta pude divisar que el letrero era amarillo con una caldera burbujeante en el centro, las letras rodeaban el dibujo con las palabras '' Caldero Chorreante ''.

Mi tía y yo entramos y todo cobro vida en la pequeña tienda, un bar a rebosar de gente tomando.

- Buenas Tom. - Hablo alto mi tía para hacerse oír sobre la gente.

- ¿Qué tal Mauri? - Saludo de vuelta el camarero.

- Ya ha pasado Tom, por fin alguien de la familia vuelve a las andadas. - ¿Yo que?

- ¿Enserio? Muéstrame. - Sonrío. De un segundo a otro, ella me empujo enfrente de ella sin aviso, he visto mi cara en el suelo.

- ¿Cómo te llamas pequeña? - Me pregunto aquel camarero.

- _____, _____ Wrigth. - Le respondi.

- Es bonita. - Miro a mi tía. - Igual que tu.

- Vamos Tom, me harás sonrojar. - La vi avergonzada, no pude evitar poner una cara de asco.

Tom solo se río mirando raro a Mauricia, tire de la ropa de mi tía en un intento de irnos ya de allí. 

- Cierto. - Recapacito al verme la cara otra vez. - Tenemos que irnos Tom, la niña tiene que recoger sus materiales.

- Nos vemos luego Mauri. - Parece que el también salió de su trance.

Las dos fuimos a la parte trasera del bar.

- ¿Te gusta? - Hable mirando extrañada a la pared.

Ella solo me ignoro y le dio unos toques a la pared con su varita. La pared se fue abriendo poco a poco hasta formar un arco, me le quede mirando hasta que el ruido de las personas pasando llamo mi atención. Cabezas de todos los colores y tonos de piel desde el más oscuro hasta el más claro pasaban a través de mis ojos. Un callejón estrecho abarrotado de gente y tiendas con mucha actividad.

- Bienvenida al Callejón Diagon, pequeña.

Miré a todos los lados posibles, muchos sitios que visitar y muchas cosas que comprar en un solo día. Seguí a mi tía la cual casi había perdido de vista mientras seguía mirando las tiendas.

Mi rey | George Weasley| (CANCELADA HASTA NUEVO AVISO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora