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--3, 2, 1... ¡YA!--
La cuenta atrás y el sonido de los coches arrancando a toda velocidad dio comienzo a una nueva carrera.
Se encontraban en las afueras de la ciudad, en una carretera poco transitada cerca del campo, a altas horas de la madrugada.
Perfecto para que nadie más pudiera verlos.

Solían realizar carreras ilegales para resolver conflictos o ganarse el respeto de otros hombres. Esta vez lo hicieron por puro entretenimiento.

Lee Minho, parte de una poderosa mafia surcoreana cuyas especialidades son el tráfico de drogas y armas, carreras ilegales, robos armados, estafas y extorsiones.
A veces se preguntaba por qué decidió ser parte de esa mafia. Pues lo que sí le habían dejado claro era que como intentara huir o traicionara a su familia, lo pagaría con su vida.

Sí, para Minho ellos eran la única familia que le quedaba, puesto que nunca llegó a conocer a su madre, y su padre, quien pertenecía a la misma mafia a la que Minho pertenece ahora, fue asesinado 10 años atrás.
Tal vez fue por eso que se unió, decidió seguir el camino de su padre, lo único que le recordaba a él.

Y ahí se encontraba, observando desde la lejanía a sus dos compañeros pisando el acelerador de los coches robados que usaban para la carrera.
Iban a una gran velocidad y pronto deberían girar en una curva peligrosa. Sin duda, pura adrenalina.
Conocía perfectamente ese sentimiento. Sentir el viendo golpear fuertemente tu rostro. Estar jugando con la muerte, burlándote de ella al salir completamente ileso de ahí.

Pero esa noche no era el caso de Minho, pues él solo había ido para observar. Llevaba unos días bastante ajetreados y no quería arriesgarse a sufrir un accidente automovilístico.
Así que cuando acabaron las carreras, se subió en su coche y fue directo a su casa.

Cuando finalmente llegó, lo primero que hizo fue desprenderse de su gabardina negra y tumbarse en el sofá, mirando la hora en el reloj que colgaba de la pared.

--Las 6 de la madrugada. Perfecto, otra noche en la que no podré dormir ni tres horas-- dijo suspirando, acomodándose mejor en su sitio y sintiendo un pequeño peso encima de sus muslos.

Llevó su vista a donde sintió ese peso, sonriendo al darse cuenta de que era su gato, Soonie.
Realmente tenía 3: Soonie, Doongie y Dori. Sus únicos acompañantes de vida estos últimos años, aunque Soonie era el que más tiempo pasaba con Minho.
Les tenía un cariño excepcional.
Le costaba admitirlo pero, el día en el que le faltara alguno de sus gatos, no sabría que hacer.

Estuvo allí tumbado un rato, al cabo de unos minutos vinieron los otros dos gatos a hacerle compañía. Se quedó acariciándolos hasta que decidió acercarse a la cocina, agarrando un mechero y un cigarro, para luego salir a su balcón.
Sentir la suave brisa despeinar levemente sus mechones y poder respirar aire fresco era reparador.
Encendió su cigarro y dio una larga calada de este. El sabor ni siquiera era agradable, pero le tranquilizaba; además era algo que llevaba mucho tiempo haciendo y se acostumbró a ello.
Minho se fumaba su cigarro lentamente, pues no tenía ninguna prisa.
Estaba disfrutando de un momento de tranquilidad, soledad. Tenía tiempo de pensar, de observar la belleza del cielo nocturno y desconectar.

Cuando terminó, volvió a entrar a su casa y apagó la colilla en un cenicero que descansaba en la mesa del comedor.
Se dirigió al baño para tomar una ducha rápida y tras ponerse unos boxers limpios, caminó en dirección a su dormitorio. Sabía que dormiría bastante poco, pero necesitaba descansar al menos un rato.
Y así, consiguió quedarse dormido en poco tiempo.

~

Se despertó al escuchar una llamada procedente de su teléfono móvil.
Se levantó vagamente y miró la hora en la pantalla; las 8 de la mañana, con suerte había podido dormir una hora.
Se sentía muy cansado, sus párpados le pesaban y su cabeza luchaba por mantenerse despierta.

Cuando fue a contestar la llamada, esta ya había terminado. Había sido muy lento.
"Bueno, si realmente era algo importante ya volverá a llamar luego." Pensó, yendo hacia la cocina para prepararse un café. Al menos así podría comenzar el día con un poco más de fuerzas.

Entonces su teléfono volvió a sonar, esta vez sí le dio tiempo a contestar la llamada.
--Buenos días Lee, escúchame con atención, necesito hablar contigo-- Al reconocer la voz de su jefe, Minho dejó a un lado su taza de café y prestó atención a las palabras de aquel hombre.
--Esto trata sobre Han Jisung. Ese hombre ganó ayer una cantidad inmensa de dinero sólo en apuestas. ¿Acaso sabes todo lo que ha ganado este último mes y la popularidad que está recibiendo su empresa? Es alguien peligroso, Lee Minho. Debemos acabar con él en cuanto antes y tengo un plan para hacerlo, pero voy a necesitar tu ayuda. Preséntate dentro de media hora en la sala de reuniones, allí te daré más detalles--
--Está bien, allí estaré-- Respondió el jóven, segundos antes de que su jefe cortara la llamada.

No iba a mentir, tenía curiosidad de saber cuál era el plan del que hablaba ese hombre.
Acabó su café y dejó la taza en el fregadero de la cocina. Luego entró a su dormitorio y abrió el armario. Se decidió por un traje informal y cuando estuvo listo, condujo en dirección al lugar que le habían indicado.

Al llegar se encontró a su jefe sentado en una larga mesa. La habitación era bastante amplia, con ventanales que dejaban entrar la luz del sol y una decoración costosa, rústica y antigua. Minho se sentó frente a él, en completo silencio.
A los pocos segundos el otro hombre comenzó a hablar.
--Este es tu trabajo, Han Jisung asistirá la semana que viene a la exposición de arte que se llevará a cabo en el museo Leeum, allí estarás.
Sabemos que guarda todas sus fortunas en alguna parte de su casa. Esto es sencillo, gánate su confianza, conviértete en su compañero.
Necesitamos que confíe en ti, y entonces sácale toda la información que puedas.
No cualquiera puede entrar a su hogar, lo sabes perfectamente, ¿verdad?
Pero tú vas a entrar. Y cuando lo hagas, llévatelo todo, acaba con él.
Necesitamos ese dinero, Lee Minho.
Confiamos en ti. No te permitas cometer ningún error, o entonces tendremos que acabar también contigo-- Minho se quedó unos segundos analizando todo lo que acababa de decir el hombre frente a él, le parecía una tarea un tanto divertida.
Aprovecharse de un empresario multimillonario para robarle todo lo que tiene parecía más fácil de lo que era en realidad, pero él aún no tenía ni idea.

--Está bien jefe, eso haré-- Fue lo único que respondió, haciendo que el contrario asintiera con la cabeza y abandonara la habitación, dejando a Minho sólo con muchos pensamientos rondando por su cabeza.

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⏰ Última actualización: Apr 12, 2023 ⏰

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SORRY, I FAILED (Minsung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora