Los ojos azules se abrieron con pesadez, levantando su cuurpo que estaba apoyado sobre su escritorio, dejó escapar un gran bostezo.
Mirando a su alrededor observó su aula de clases, la cual estaba escha un completó desastre, casi como si hubiese pasado un gran desastre natural por ella.
Levantándose por completo de su pupitre, tomo su mochila, preguntándose dónde diablos estaban los profesores de esta escuela.
Saliendo del aula, el adolescente rubio miro el pasillo, y solo pudo suspirar al ver qué, al igual que dentro del aula, el pasillo estaba en un caos total.
Ya habían pasado un par de semanas desde que llegó a ese lugar, y se había dado cuenta de algunas cosas.
· Primero: Está escuela era el colegio donde estaban la mayor párte de delincuentes juveniles de la ciudad.
· Segundo: Aparentemente los profesores incluyendo al director, no estaban precisamente entusiasmados en enseñar.
· Y Tercero: Está escuela estaba siendo gobernada por cuatro tipos que supuestamente eran los más fuertes del lugar, y eran los encargados de mantener un “Equilibrio” dentro del instituto.
A decir verdad, aún no se había topado con ninguno de esos tipos fuertes, y tampoco estaba entusiasmado en encontrarlos, solo quería tener una vida tranquila almenos en esta ocasión, sin tener que involucrarse en cosas innecesarias.
Doblando en una esquina, su visión fue asaltada por un chico peliblanco que caminaba aun lado de un pelinegro.
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Este dudo era muy conocído por toda la escuela, siendo el pelinegro considerado el más fuerte de primer año.
Continuando su caminar, paso aún lado de ambos chicos, no interesado en tener algo que ver con el dúo.
