Capítulo 1: Vientos de Invierno

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Un destello cegador de luz dorada... Despierto...

Escucho mi corazón latir con fuerza. Abro los ojos con dificultad debido al pesar de mis párpados, una sensación como de haber despertado tras un largo sueño que atrofia mi cuerpo y ante mi solo encuentro oscuridad.

Dudo de si en verdad he abierto los ojos, pues permanezco en una oscuridad perpetua no muy diferente a que si los conservara cerrados. Además de que en mi piel soy capaz de sentir la frialdad de mi entorno.

Todas estas sensaciones son tan... hermosas, casi... nostálgicas.

Trato de recordar, ¿quién soy? o ¿dónde estoy?, pero una densa bruma cubre mi mente y me vuelve incapaz de obtener respuesta alguna.

Hago el intento por ponerme de pie. Instintivamente trato de levantar la cabeza, pero a escasos centímetros me encuentro con una superficie contra la que impactó con fuerza en un golpe seco. Parece ser madera desgastada por el tiempo, aunque sin importar eso, el material es fuerte y resistente, la identificó como la que era usada... en los navíos...

Por un momento un destello en mi memoria trae a mi imagenes...

De la que fue alguna vez una vida en el mar.

Sin embargo, las secuelas del golpe desplazan esos pensamientos, pues siento como un líquido cálido recorre mi rostro, llega a mi boca y lo saboreo.

Sabe a hierro. No es difícil deducir que se trata de mi sangre...

Con el dorso de mi mano limpio algo de la sangre que ha comenzado a empañar mis ojos, tras ello delineó la forma del lugar en el que permanezco cautivo. No es difícil pensar que me encuentro en alguna especie de caja de pequeño tamaño, a medida justa de mi cuerpo, por lo que limita el movimiento de mis brazos y piernas. Identifico que se trata de madera tallada con relieves y marcas familiares. Comienza a cobrar forma en mi mente una explicación, pues ya había observado rituales funerarios como este en nuestras expediciones... ¿Expediciones?... ¿De dónde ha salido esa palabra?.

Finalmente, concluyó que he sido enterrado como lo hacían en aquella cultura al otro lado del frío mar del norte, en aquella verde tierra, la cual llamaban...

¿Inglaterra? Entonces se hacen presentes grandes preguntas, ¿Porque fui enterrado como uno de ellos pese a no pertenecer a su pueblo?, no recuerdo con exactitud mi identidad, pero curiosamente tengo claro lo que no soy.

Y la segunda pregunta, ¿Había sido enterrado vivo o muerto?.

Entonces, en mi divagación debido a estos recuerdos aleatorios, tomo conciencia, pues pese a la duda que me causan se que debo enfocarme. Los ataúdes no están diseñados para los vivos y no deseo unirme tan pronto a los muertos.

Se que el aire es limitado, lo que me llevaría a una muerte por asfixia, aunque el inesperado sonido de mi estómago me recuerda que ese no es mi único problema, pues no resistiré mucho antes de que el hambre me devore por dentro en una larga y agónica muerte. Esa era una posibilidad que no deseaba experimentar; tanto la asfixia como el hambre eran horribles formas de dejar este mundo. Ya había sido testigo de ambos casos.

Es evidente la necesidad de salir de aquí cuanto antes, pese al nerviosismo y estrés de la situación por instinto mi corazón se acelera incitando a golpear de manera frenética la que es mi prisión, pero eso solo aceleraría mi muerte al consumir el aire más rápido. Guardo la calma y respiro lentamente, mi mente debe estar fría si quiero sobrevivir, se que solo tengo aire para quizás un par de horas como máximo.

Con el tiempo, en tan solo los últimos minutos, noto que hay un problema con el que aún no contaba. Ya que ha bajado la temperatura rápidamente, a un ritmo abrumador, lo cual reduce abismalmente el tiempo que podré resistir, lo que a su vez hace bastante posible que mis problemas no se detengan saliendo de aquí, sino que es posible que me espere un clima inhóspito y gélido.

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⏰ Última actualización: Jun 09, 2023 ⏰

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