Esa misma tarde empezamos el entrenamiento con J-Horse, yo no se si seria capaz de concentrarme ya que me había tirado todo el día pensando en él.
-Saaaaara, parece que llevas todo el día en las nubes, ¿te pasa algo?- preguntó Zorro.
-A no, es solo que estaba pensando en J-... No es nada de lo que dabas preocuparte.- dije. Soy idiota casi le digo que estaba pensando en J-Horse.
-Me parece que me estas ocultando algo.
-¿Y-yo? Que va, te lo habrás imaginado.- reí un poco nerviosa.
-Esta bien, creeré en ti.-dijo acercándose a mi.
Cada ves estaba mas cerca, hasta que me pillo distraída y depositó un beso en mis labios, no sabia que hacer estaba paralizada. ¿Pero que hago? No lo he apartado lo cual significa que el beso me esta gustando. Hay no, no, no, no, es imposible.
-Te ha gustado ¿verdad?- dijo con una sonrisa en su rostro.
-B-bu-bueno, la verdad es que no ha estado mal pero...
-¿Pero que?
-Pues que no se por que lo has echo.
-Parece mentira que una chica lista como tu no se de cuenta, el primer día en el que te vi, me empezaste a gustar por eso esa misma noche le dije a Santi que fuese detrás de ti para que nos hiciesemps amigos. Intentaba llamar la atención para que te fijaras en mi. Pero creo que es imposible que me quieras así que, lo único que puedo decir es que TE AMO. Se que es poco tiempo, pero aún así lo hago.
Después de decir eso me dejo sola sin poder darle una respuesta.
¿Y yo que hago ahora? Preguntas como esa se me venían a la mente, ya no podría mirar a Zorro como hasta ahora, pero bueno habría que hacer un esfuerzo.
***Por la tarde***
Una vez entrada la tarde, nos encontrábamos en una habitación muy grande en la que nos pondríamos a entrenar las próximas dos semanas.
-Bien chicos ahora quiero que me digáis que poder o pederes tenéis cada uno, o con que arma lucháis.
-Yo uso tres espadas para luchar, pero no se manejarlas bien.- dijo Zorro.
-Yo no uso armas, pero tengo los poderes de volar, controlar la nieve y el hielo.- dije.
-Yo para luchar solo uso mi pierna derecha.-dijo Santi.
-Yo..., de pequeño me comí una fruta que me permite ser de goma.- dijo Riff.
-Bueno, ahora que se que poseís hacer cada uno, vamos a entrenar.-dijo Zayn.
Nos pusimos a entrenar cada uno por su lado, claro esta, de vez en cuando venia Hoseok haber como ibamos, si habíamos o no avanzado algo. Yo no había avanzado mucho ya que me era muy difícil concentrarme estando cerca de Zorro.
-Sara, tienes que concentrarte mas sino nunca serás capaz de controlar tus poderes.- dijo el caballo.
-Ya lo se no hace falta que me lo digas, es solo que me cuesta concentrarme.
-¿En que piensas que no te puedes concentrar?
-¿Caballo, la quieres dejar? Síle hablas seguro que no se concentra.dijo Zorro.
-¿Me acabas de llamar caballo, pelo verde?- dijo el caballo.
- Dejar de pelearos ya, que hay que entrenar.- dije mirándoles.
- Esta bien- dijeron los dos.
Yo seguía intentando congelar alguna cosa, pero solo lograba que su temperatura bajara pero no llegaba a congelarse, luego opté por intentar volar. En ese momento si me concentré, pero no podía volar.
-Ahg! Esto es imposible.- dije sentándome en el suelo.
-Sara, no es imposible, tu... piensa que tienes alas que te permiten volar pero ten paciencia, y haz igual con el hielo y la nieve.- dijo una voz detrás de mi.
Cuando me giré vi a Zorro de rodillas a mi lado.
-Muchas gracias, pero es que me pongo muy nerviosa y no me puedo concentrar.
-¿Y porque te pones nerviosa?- dijo extrañado
-¿Porque? Pues por el beso de esta mañana.- dije agachando mi cabeza.
-Ah jaja, bueno con respecto a eso... olvida el beso ¿vale?
-Perdona ¿que?¿Me estas diciendo que olvide el beso cuando llevo toda la tarde pensando en eso por que te quiero y cuando me diste el beso me gustó? ¿Y ahora vienes y me dices que lo...?- me interrumpió Zorro con otro beso, que yo acabé correspondiendo.
Si, no había dicho nada hasta ahora, pero si ,me gustaba Zorro desde que lo vi ,solo que me hacia la dura ya que desde que empecé a darme cuenta de como me trataban mis padres decidí que no volvería a confiar en nadie. Pero mira por donde lo conocí y he vuelto a confiar.
Habían pasado ya las dos semanas y los cuatro sabíamos utilizar nuestros poderes, y había llegado la hora de ir a Tokio a la misión que Drago nos había dicho.