"Aún no te vas luciérnaga"

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Ya pasó una semana desde la última vez que vi a Kenedy sonreír, todo a cambiado en tan poco tiempo, y no dejo de venir a verla. Todos los días traigo algo nuevo para ella, uno de sus peluches favoritos, flores e incluso capture unas luciérnagas.
Su padre por otro lado no deja de investigar algún método o forma para traerla de vuelta, mientras que su mamá solo se lamenta estando en la habitación de su hija. Todos los días le pido al cielo porque ella vuelva con nosotros y nos llene de alegría nuestras vidas, la extrañamos mucho.

_ Señorita ya está por terminar la hora de las visitas_ dijo una enfermera que entró a la habitación, me miró y luego dirigió su vista a uno de los sueros que ya le faltaba poco para acabar.

_ Entiendo, recogeré mis cosas y dentro de unos minutos salgo_ ella termino de cambiar el envase y me sonrió amablemente.

_ Es una niña muy fuerte, y muy bonita_ me sorprendió mucho lo que me dijo.

_ Si, si lo es._ fue lo único que logré responder mientras trataba de tomar el frasco de luciérnagas sin que ella lo notará.

_ Bien, ya es hora_ dice la jovén, volviendo a poner su mirada en mi. Eso me puso triste, obvio yo no me quería ir. _ Tranquila yo la cuidaré_ fue lo último que dijo antes de dirigirse a la puerta esperando que yo la siguiera.

Respiré profundo y volteé a mirar a Kennedy, quien parecía solo estar dormida. Me acerque a ella y la bese en la frente mientras colocaba el peluche a su lado.

_ ¿Aún sigues aquí?_ entro el papá de la niña a la habitación.
_ Pensé que ya te habías ido._ comentó.

_ Pues ya estoy de salida, solo me despedía de ella_ él se acercó la miró con mucha tristeza y sin pena alguna dejó salir varias lágrimas, las cuales limpió rápidamente.

_ Mañana volveré temprano de la universidad y pasaré el día con ella nuevamente_ le expliqué. Él solo asintió y se quedó con ella.

Yo me dirigía a la salida cuando sonó mi celular trate de sacarlo del bolso pero el frasco de luciérnagas estaba sobre el, cuando por fin lo tome trate de sacarlo pero el frasco cayó al suelo quebrando se y dejando escapar su contenido.

_ Rayos._ me queje mientras contestaba la llamada, y veía como las luciérnagas volaban en diferentes direcciones en la oscuridad.

_ Creo que llame en un momento inoportuno_ exclamó mi mamá al otro lado del teléfono.

_ No, no es eso. Solo que mientras buscaba el teléfono deje caer un frasco y..._ respondí un poco enojada por lo sucedido. _ Estoy bien. ¿Que necesitas mamá?_ pregunté sin muchos ánimos.

_ Solo llamaba para preguntar. ¿Si puedo visitarte mañana?_ suspiré y pensé unos minutos.

_ Está bien, te espero a la una. Hablamos mañana, adiós._ corte y me dirigí a la parada del transporte un poco disgustada por lo que pasó.

Luego de varios minutos por fin llegó un bus, subí y tome asiendo en los últimos puestos, conecte mis auriculares y coloque música mientras miraba por la ventanilla, el bus se detuvo en otra parada y mi corazón también lo hizo.
Allí estaba de espalda con un vestido amarillo y su larga cabellera castaña, parpadee varias veces para asimilar lo que había visto, pero luego el bus comenzó a rodar de nuevo. Cerré los ojos y trate de contener el llanto al abrirlos nuevamente note que en el borde del asiento de adelante estaban dos luciérnagas posadas, una de ellas se acercó a mi y duro unos segundos así, luego eso ambas se fueron. Y mis ojos se llenaron de lágrimas.

_ Aún está aquí Kennedy, aún no te vas pequeña luciérnaga_ fue lo último que susurré, antes de secar mis lágrimas.

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