Body Rock |Justin Bieber| |Adaptada|

12. Golpes y moretones

Antes de poner tomar represalias, me empujó y choqué contra un armario y me puse a llorar. ''¡Dije que te callaras!'' Grita. La rabia empezaba a formarse dentro de mí.

Mi mano chocó contra su mejilla. ''¡No me vuelvas a tocar!'' Se echa para atrás. Supongo que le habré golpeado algún sentido.

Se echa hacia adelante para tocarme pero me echo para atrás. ''¡He dicho que no me toques, Orlando!'' 

''Nena-'' 

''SAL DE MI CASA si no quieres que llame a la policía.'' Grito.

Su expresión cambio totalmente y salió de mi habitación. Me toqué delicadamente mi mejilla. El sonido de un portazo me sobresaltó. Mi vista se iba haciendo mas borrosa hasta que lágrimas empezaron a resbalar por mis mejillas. Me limpio las lágrimas y me acaricio el brazo. Estaba palpitando. ''UGH.'' Salgo de la habitación y voy a la cocina. Abro el congelador para coger un poco de hielo y me lo pongo en el brazo. 

Me recuesto contra la pared. El frío calmaba las palpitaciones de mi brazo. Cierro los ojos y trato de calmarme, cosa que no paso. ''¡¿Qué te ha pasado!?'' El grito de April arruinó mi momento de tranquilidad.

Cierro la puerta del congelador e intento esquivarla pero se me mueve de sitio, bloqueando mi camino. Sus ojos estaban buscando mi cara. ''___, ¿te has peleado con alguien?'' 

''No April, para.'' Logro esquivarla y corro a mi habitación. Cuando estoy dentro, cierro la puerta con llave.

Las lágrimas vuelven a nublar mi vista. Meneo la cabeza, intentando no pensar en lo que mi novio me acababa de hacer. Me sentía humillada y sucia. Me acusó de traicionarle, hizo que me sintiera como una mierda y me pegó. 

Se oía como April llamaba a la puerta. ''___, abre, por favor.'' 

''¡April, vete!'' 

''¿Quién te hizo eso?'' Me di una pequeña palmada en la cara. ¿Es que no se iba a ir nunca? 

April seguía llamando a la puerta, cosa que me estaba enfadando. Voy al baño para no escuchar más el sonido de fuera. Me duché y al salir ya no se escuchaban golpes. Me metí en la cama y me enrollé con mis mantas.

Mi teléfono no paraba de vibrar, así que lo puse en silencio pero la pantalla seguía parpadeando. Sabía que era Lando. Puse el teléfono boca abajo y me giré. Hice una mueca de dolor cuando mi brazo malo toco el colchón y me volví a poner el hielo en el brazo. 

Encendí la tele. Era una buena distracción. También era una buena nana, porque después de unos minutos me quedé dormida.