SUNSET LETTER | drarry

Parte II

Harry Potter había estado preparando todo desde hacía varias semanas atrás, y finalmente logró encontrar el valor para enviarle la carta a Draco Malfoy, el cuál se había convertido en una persona demasiado importante para él. Ellos nunca llegaron al punto de iniciar una relación formal, jamás hicieron algo más que sólo besarse ni tampoco mencionaron el término "novios" entre ellos. Pero todo aquello no lograba entristecer a Harry, ya que él estaba seguro de que adoraba a Draco con toda su alma, y con eso le bastaba. Todo su corazón estaba dedicado a aquel muchacho de ojos grises, desde la primera vez que lo vio. Nunca en su vida había sentido algo tan intenso hacia una chica o cualquier otra persona.

Harry acarició el marco de madera a la par que su mirada se perdía a través de la ventana hacia Hogsmeade y, aún más en la lejanía, hacia Hogwarts. Él había escrito su dirección en la posdata de la carta en forma de acertijo, aunque dudaba que Draco no pudiera descifrarlo; de hecho, se lo había dejado fácil a propósito. Era simple: si el joven de Slytherin deseaba ir a su encuentro, lo buscaría. Si no, Harry tenía planeado partir lejos al día siguiente y, aunque no tenía ni idea de a dónde iría, ya tenía un lugar en mente.

No pudo evitar recordar, con una pequeña sonrisa, las reacciones de sus mejores amigos al contarles respecto a su anterior amorío con Malfoy. En un inicio, ambos habían quedado en un completo estado de shock, para que luego Hermione hubiese iniciado un bombardeo de preguntas hacia su amigo. Por otro lado, Ron se mostró decepcionado ya que Harry no le había contado nada al respecto anteriormente, y no dejaba de observarlo como si hubiese visto la locura en él. Y el niño que vivió lo comprendía a la perfección ya que, ¿quién en su sano juicio habría pensado que Malfoy y Potter acabarían enamorándose entre sí?

Harry cerró los ojos mientras un suspiro escapaba de sus labios y sus pensamientos se desviaban hacia todos los amargos recuerdos de la Segunda Guerra Mágica. Muchas personas afirmaban que él era una especie de héroe al salvar al mundo mágico, sin embargo, ninguno de ellos conocía todo lo que había tenido que vivir durante la guerra. La muerte estuvo muy cerca de él en innumerables veces, e incluso se llevó a muchos de sus seres queridos. En su infancia había sido un niño huérfano y, al ser mayor, había caído en sus manos el deber de derrotar al Señor Tenebroso. Y actualmente, se mortificaba con pensamientos negativos respecto a la probabilidad de que Draco Malfoy no quería volver a saber de él. Al fin y al cabo, Harry seguía siendo un joven común y corriente, e inexperto en el amor de pareja.

Ni siquiera había podido construir una vida sólida aún. Harry vivía actualmente en Grimmauld Place junto con la compañía de Ron y Hermione, quienes no le habían dicho sobre su paradero a nadie. Él deseaba alejarse un tiempo corto de la sociedad y descansar después de todo lo vivido, era por ello que mantenía en secreto su vivienda. A penas acabase su pequeño descanso, tenía planeado comenzar su carrera como auror.

Lo único que deseaba enormemente era poder observar, aunque fuese una última vez, a aquel muchacho de ojos grises que tanto amaba.

•••

Draco se mantuvo observando fijamente aquella carta, la cual provocó una explosión de cuestionamientos en él. ¿Realmente Potter lo había amado, a pesar de todo por lo que habían pasado? ¿A pesar del odio, las indiferencias, la rivalidad y que fuesen de bandos opuestos? Él durante mucho tiempo había pensado que Harry había mantenido una relación con él en un sentido simplemente informal debido a que estaba explorando cosas nuevas. Al fin y al cabo, ambos eran adolescentes con hormonas alborotadas. Sin embargo, aquella carta le había cambiado por completo la perspectiva de la situación. Estaba escrita con aquella letra desprolija, la cual plasmaba una gran cantidad de sentimientos dirigidos a Draco. Sintió a su corazón latir como si estuviera en una maratón.