TEMPTATION

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CHAN P.O.V.

Big había evitado permanecer a solas conmigo en todo momento. Huía como un conejo a su madriguera cuando presentía el peligro. Sus expresiones avergonzadas y tímidas eran encantadoras y provocaban que algo en mi interior quisiera molestarlo, esta clase de mal hábito, no lo conocía hasta que me acosté con él.

El trabajo nunca me había parecido divertido hasta que comencé a molestar a Big a propósito.

-Últimamente te noto algo cambiado, Chan. -el señor Korn me dijo mientras se metía a la piscina del ala oeste. Me quedé callado ante su afirmación, el señor Theerapanyakul tenía el hábito de afirmar las cosas y no preguntarlas, después de todo era un viejo muy astuto.

Debo admitir que me sentía nervioso, sabía que estaba analizándome como a cualquier peón que movía en su juego.

-Me notificaron que hace unos días te saltaste tu deber en la puerta principal, eso es muy extraño, alguien tan perfeccionista como tú, ¿por qué haría semejante cosa?

Observaba cada pequeño detalle de sus movimientos, aunque solo podía mirar su espalda mientras bebía de su vaso de whisky. Era difícil tragar saliva, pero el más ligero movimiento tiraría mi fachada seria frente a este monstruo escrutador.

-Sabes, Chan... me gusta coleccionar armas. Creo que un hombre puede ser leído como un libro abierto por la calidad de su pistola. Eres un excelente guardaespaldas, sabes seguir ordenes y eres meticuloso en el más mínimo detalle.

-Gracias por el cumplido, señor. -contesté. Esperaba que, con mi respuesta, la charla se detuviera, pero me equivoqué. Me di cuenta que sus mejillas cambiaban, elevándose en una sonrisa que seguramente no pregonaba nada bueno.

-Un arma debe ser limpiada de cualquier suciedad para que no se dañe el cañón. Me gusta cuidar a mis herramientas, sobre todo si son eficaces, por lo que yo mismo me encargo de limpiarlas minuciosamente cuando les tengo cariño, ¿comprendes lo que digo?

Se giró y sus ojos oscuros se clavaron en mi rostro, advirtiéndome claramente. Asentí firmemente y seguí en mi postura tranquila, aunque por dentro sentía un montón de nerviosismo, ¿cómo lo sabía? ¿O solo estaba siendo paranoico?

-Últimamente he tenido un cierto interés por comer conejo, ¿qué opinas de ellos, Chan? -me sonrió maliciosamente mientras bebía de su vaso de whisky.

-Creo que su carne es tierna y muy buena.

-Me lo imaginé, debes ser experto en saberlo, ¿no?

Su mirada se volvió sombría y dirigió su vista hacia la puerta que se abría. Big entró y sentí que mi aliento me era arrebatado, era difícil mantenerse calmado con este tipo de situación, no había lugar a dudas, este hombre ya lo sabía.

-¿Para qué me necesita, señor? -Big evitó hacer contacto conmigo y se dirigió a Korn, se agachó para quedar cerca del señor Theerapanyakul y así escuchar sus órdenes.

-Big, quiero cenar conejo. Confío en tus habilidades, sé que antes vivías en el campo, ¿no? -Big asintió. -Entonces tráeme al más tierno, se lo das a la cocinera para que me lo prepare, ¿bien?

Big asintió y luego vi cómo el señor Korn acarició su mejilla con falso cariño. Mi sangre hervía, era muy difícil controlar mis emociones, así que solo metí las manos en los bolsillos y apreté los puños con fuerza.

-Estás creciendo, hijo. Cuídate mucho, eres uno de mis mejores guardaespaldas, no quisiera que te pasara nada malo.

Definitivamente, esa era una advertencia para mí. Estaba jodido.

BEWITCHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora