🌻 : uno.

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Felix se encontraba con una caja de cartón en sus manos y un ceño triste

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Felix se encontraba con una caja de cartón en sus manos y un ceño triste.

Otra vez había perdido su empleo, no lo podía creer. Pero igual detestaba trabajar en esa cafetería donde los alfas lo acosaban, y se quemaba con los platos calientes.

¡Al diablo esos tontos!

El Australiano intentaba encontrar el lado positivo a la situación, pero era imposible.

Tenía tres meses de renta vencidos, no ha tenido una comida digna en semanas, y realmente está empezando a considerar el volver a casa de su madre, el problema es que es una casa pequeña con otras seis personas, y se rehúsa a volver a compartir baño con sus hermanas, que son alfas.

—HyunJin, no se que haré, estoy arruinado. —se recargó en la barra del bar donde trabajaba su amigo.

—Lix, sabes que puedes quedarte conmigo, pero mis problemas económicos son igual de malos que los tuyos. —él omega mayor confesó con una mueca.

El alfa de HyunJin había decidido abandonarlo después de marcarlo, por lo cual sólo consiguió trabajo como bartender en un bar de un barrio peligroso.

—¡Lo sé, HyunJin! Él imbécil de mi casero ya está a dos segundos de correrme de mi departamento, y los anuncios del periódico no tiene ninguno que sea para omega, ¡Esto es imposible! —él omega chillaba de frustración al no poder encontrar un empleo decente que no involucraba tener que desnudarse frente a alfas.

HyunJin tomó otro de los periódicos, y después de unos segundos chillo de alegría.

—¡Lix, un empleo de niñero! Serias un gran niñero, solamente son tres cachorros y la paga es buena. —HyunJin encerró en un círculo rojo el anuncio en el periódico.

—HyunJin, hace años deje de ser niñero, desde la secundaria técnicamente, ¿Qué pasa si no puedo y me vuelven a despedir?

—Lix, eso es absurdo, tienes cuatro hermanas menores que cuidaste toda tu vida. Llama, no pierdes nada.

HyunJin acercó el teléfono del bar a Felix, quien solo lo tomó dudoso.

Al otro lado de la ciudad, en una bonita casa había un alfa peleando con su hijo, quien se resistía a comer sus vegetales, salsa de espagueti se estaba quemando en la estufa, y sus otros dos hijos peleaban porque uno rompió el disco favorito del m...

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Al otro lado de la ciudad, en una bonita casa había un alfa peleando con su hijo, quien se resistía a comer sus vegetales, salsa de espagueti se estaba quemando en la estufa, y sus otros dos hijos peleaban porque uno rompió el disco favorito del mayor.

—¡Te destruiré, cara de moco!

—¡Pues yo te destruiré y también le diré a toda tu escuela que te comes los mocos!

MinHo, de quince años.

JeongIn, de seis años.

Y el pequeño SeungMin —O.De, como lo apodo MinHo—, de un año.

Son niños buenos, pero SeungMin tiene que admitir que desde que su madre se fue, ellos se rehúsan a cooperar en hacer funcionar su familia.

Era mucho para SeungMin poder hacer su trabajo y mantener contento a su jefe al mismo tiempo, y reconocía que era imposible tener a los tres cachorros sin meterse en problemas.

Los tres aceptaron rápido el repentino abandono de su madre, y SeungMin, él estaba feliz sin esa omega matándolo día a día con peleas absurdas, malgastando su dinero y maltratando psicológicamente a sus cachorros.

—JeongIn, deja en paz a MinHo, no debiste haber tomado su disco sin su permiso, y MinHo, apaga la estufa para que no explote la salsa.

Los dos rodaron los ojos.

O.De se rehusaba a cooperar comiendo la zanahoria frente a él, pero al menos los gritos se habían detenido.

SeungMin pasó sus manos por su cabello frustrado, y contó hasta tres.

Después escucho como un cristal se rompía en el suelo.

—Perdón, pa. —dijo JeongIn, con tres vasos de agua en el suelo hechos añicos.

Okay, tal vez SeungMin contó hasta doscientos para evitar perder el control.

El teléfono de la casa se escuchó, haciendo a SeungMin emocionarse.

¡Tal vez ese anuncio en el periódico había funcionado!

No quería que sus hijos se sintieran abandonados por él, pero necesitaba ayuda, y era urgente o perdería su empleo por tantas llegadas tardías o documentos manchados con mantequilla de maní.

—¿Aló?

B-Buenos días, bueno... Tardes —la dulce voz al otro lado rió, y SeungMin sintió una calidez en el pecho—, llamó por el empleo de niñera.

SeungMin chillo de emoción.

Llegó justo lo que necesitaba.

Llegó justo lo que necesitaba

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¡Gracias por leer!

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yellow flowers and coffee cups ✰ seunglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora