P A R A D E R O S ꒰ ˣᴵᴬᴼᴬᴱᵀᴴᴱᴿ ꒱

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Un nuevo lienzo estaba siendo pintado, los tonos anaranjados que poseía, resaltaban su belleza al ser vistos a través de los vidrios de una ventana.

El atardecer estaba cayendo ante el cielo que hace horas era de un azul tan claro como el mar. Un ligero humo se encontraba siendo expulsado por el marco abierto de la ventana anteriormente mencionada.

Merodeando una tenue pieza que había estado resonando en su cabeza desde algún verano, el de ojos dorados se encontraba cocinando. "Una pizca de sal aquí y otra de pimienta por allá..." Meneaba de un lado a otro una de sus manos libres en busca de los demás condimentos, era bastante bien sabido la habilidad culinaria de la que era presente en el rubio.

Atraves de aquellos orbes amarillentos se podía observar cariño y satisfacción, la olla llena de un platillo que a simple vista deleitaba algo delicioso, ya estaba lista para su consumo. De vez en cuando se daba el gusto de experimentar en su cocina, cómo si se tratara de un laboratorio... Quizás el ser algún farmacéutico no sonaría tan mal ante su propio juicio.

Soltó una sencilla carcajada al salir de aquellos tan dudosos pensamientos y se dispuso a prepar la tan anhelada mesa.

Remangó sus brazos, evitando que las mangas le jugarán algo en contra suyo, estaba de más decir las tantas veces que estás se habían vuelto molestas al realizar sus labores. Sin perder más tiempo, dirigió sus pasos hacia lo que parecía ser una caja de pequeño tamaño, sacando de esta un hermoso mantel floreado. Sin pensarlo, colocó dicho mantel en la sólida superficie de la mesa, de cierto modo se había convertido en su mantel favorito aunque esto implicaría que sonara raro viniendo de si mismo.

Colocó ya listos los dos platos de cerámica para proceder a servir en estos el tan exquisito alimento. Trozos de carnes jugosos parecían adornar los platos, junto a un caldo teñido de un marrón intenso, los cebollines parecían no existir en aquel armonioso platillo, pues sin duda la gran voluminosa carne parecía opacar a estos mismos.

Limpió de inmediato el extremo de sus labios, sin percatarse había empezado a salivar, algo vergonzoso si hubiera estado con visitas.

Empezando a ser dominado por la hambruna, el de cabellos rubios sacó su teléfono del bolsillo, 7:40 p.m. marcaba en grande la pantalla del celular.

"Se supone que Lumine debió haber regresado ya..." Aquel pensamiento preocupó a su portador, preocupación que no duraría mucho en su mente, pues recordando muchas veces anteriores... Se puede decir que constantemente la rubia perdía la noción del tiempo cuando se encontraba de fiesta.

Recordando aquello, se prometió a si mismo esperar a la de cabellos dorados para que pudieran deleitar juntos la tan maravillosa cena que había preparado con esmero. Aquella tan emifera promesa pareció ser un simple chiste cuando el dulce aroma inundó sus fosas nasales provocando un rugido de su estómago en exigencia de alimentos.

Cómo todo humano débil cegado por el hambre, abrió sin dudar el chat que tenía marcado con el nombre de su hermana, avisando con un corto mensaje el que se adelantaría a cenar. Seguramente a ella no le molestaría en absoluto o si quiera le importaría ni un poco y eso era algo que sabía muy bien el de trenza, pero si no le avisaba probablemente en un rato le pesaría la conciencia.

Se apresuró a guardar el dispositivo electrónico, procediendo a sentarse con bastante desespero. Su boca parecía todo un océano al presenciar el platillo frente a él, lo cual demostraba sus ansias de poder probar siquiera un bocado; así que, sin más que perder clavó sin dudar el tenedor en el suave pedazo que ansiaba probar. Dirigió el utensilio hacia sus labios abriendo estos al instante, consiguiendo que el pedazo de carne se despegara de aquel tenedor, masticó con lentitud el alimento intentando que todo el sabor se impregnara en sus papilas gustativas.