Podría decirte tantas cosas, pero si te fijas en la forma en que te miro... ya deberías saberlo todo.
—Eternamente, Pablo Pérez Rueda.
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Tarareando felizmente la pegajosa canción del comercial de pasta dentífrica que escuchó la semana pasada, Jiang Cheng contemplaba tranquilamente el atardecer en su punto culminante tumbado desde el sofá, disfrutando de los espléndidos colores tiñendo el armónico cielo vespertino mientras abrazaba a Lan XiChen contra su pecho.
Los atardeceres eran hermosos.
Muy hermosos.
Minutos después de que el sol se perdió por el horizonte, dando paso a la luna plateada y su refulgente luminiscencia nocturna, decidió que era el momento de despertar a la tierna criaturita que dormitaba tan adorablemente entre sus brazos. Con movimientos lentos y prolongados, Jiang Cheng mimó las esponjosas mejillas de su amado con una lluvia de besos mariposa, ganándose un gruñido inconforme.
—WanYin~
Los ojos de su compañero de vida revolotearon y se abrieron lentamente, parpadeando confundido por el inesperado asalto, adaptando sus encantadores orbes a la tenue iluminación que se filtraba por sus párpados semiabiertos. Esbozando una ridícula y enamorada sonrisa, Jiang Cheng acercó su rostro al suyo y saboreó la dulzura de sus labios cereza en un suave beso, abrazando por la cintura al hombre adormilado sin intenciones ocultas de por medio.
Como el tiempo era apenas un concepto vacío cuando los tortolitos compartían sus besos, tardaron unos instantes en separarse por culpa del oxígeno. El recién despierto tuvo que separarse un centímetro para luchar contra una oleada de bostezos, estirando sus largas extremidades en el proceso antes de acomodarse encima de él correctamente, eliminando la diminuta brecha existente entre sus cuerpos.
—Así está mejor —susurró, apoyando la cabeza en el pecho del más joven. Al hacerlo, percibió el rítmico latir del corazón de su alma gemela en su oído. Jiang WanYin rió levemente y sostuvo su mano, besando cariñosamente cada uno de los nudillos, lo que provocó que un cálido sentimiento se extendiera en el corazón contrario.
—¿De verdad lo está, A-Huan?
—Sí.
La atmósfera entre la pareja se mantuvo en un silencio reconfortante, ambos sumergidos en sus propios mundos por tiempo indefinido. Incluso mientras la euforia noctámbula cobraba vida en el exterior, permanecieron serenos y ajenos al alboroto. Completamente intocables.
El abrazo de Jiang Cheng se apretó cuando su novio comenzó a cantar la misma canción comercial en voz baja, los delgados y elegantes dedos de XiChen dibujando figuras aleatorias en su pecho. Él lo admiró desde arriba con una expresión embelesada, casi tonta, totalmente hipnotizado por la espléndida vista y la adoración que flotaba en el aire.
Que curioso es el amor, pensó. Extraño en cualquiera de sus versiones, además de complejo. El amor en sí mismo no es suficiente para que dos personas puedan estar juntas, si fuera tan simple, todos amarían a diestra y siniestra. Cosa que no hacen. Amar es un compromiso de confianza y apoyo mutuo, sin egoísmos de por medio. Quizás por eso huyen y se esconden de su magia: odian la idea de dar y dar sin saber que van a recibir. Las personas temen amar casi tanto como morir, lo que es más extraño.
El amor y su significado son misteriosos e incomprensibles, y sin embargo, hablamos de ellos como si los entendiéramos, cuando en realidad no lo hacemos. O por lo menos no hasta que lo vivimos. Cierto es que la teoría del amor, esa bonita fantasía que es mencionada un sinfín de veces en libros, películas y poemas como algo perfectamente asombroso, es absurda ya que crea expectativas imposibles, algunas soñadoras.
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Your Eyes | ChengXi
Fanfiction«Quizás el amor significaba muchas cosas, sin embargo, viendo los ambarinos y resplandecientes ojos de Lan Huan mirándolo con la expresión más maravillosa que había visto en toda su existencia, como si no hubiera nadie más en el mundo, creyó entende...