I Don't Wanna Be Your Friend (VerAna)

Capítulo 15

¿Cuál es el misterio detrás del amor que nosotros, solo los mortales, no podemos resolver?

El amor es como la madre de todos los demás sentimientos, una semilla que solidifica sus raíces y crece lentamente ocupando cada espacio disponible. 
Luego, produce ramificaciones como un árbol. Una rama de miedo, otra de excitación, alegría, ira, odio, curiosidad, ansiedad, pasión, etc. El amor es como un punto de apoyo entre la alegría y la tristeza, es el equilibrio en el peso de la existencia. El amor puede ser un elemento para el elixir de la vida, pero también puede destruir el corazón de alguien como lo haría un veneno.

Esa es la confusión que reside en el corazón de Ana. ella esta enamorada

Está totalmente asustada, pero al mismo tiempo sabe exactamente lo que quiere. Sin embargo, querer algo, o a alguien, a veces no es suficiente en la vida real. Hay una gran brecha entre la expectativa y la realidad.  

Lucero no responde a sus llamadas. Ella no contesta a Verónica. Su mente está llena de pensamientos, incapaz de descansar. Dos días sin dormir bien. No puede trabajar ni comer. Ana ha estado luchando contra su propio corazón, ¿qué importa? Ella no lo sabe exactamente.

Después de mirar el mismo papel vacío durante dos horas sin ninguna inspiración para dibujar una sola línea, decide que hay que hacer algo, literalmente. Alberto entró en su oficina tan pronto como ella lo llamó. Su primo acaba de empezar a sermonear sobre lo mal que estaba tratando a Lucero, que ha estado en su casa durante las últimas cuarenta y ocho horas.

“¡Y una vez más Verónica está arruinando tu vida, Anita! Esa puta no te lo puede seguir haciendo-”

Ana se puso de pie rápidamente, enfrentó a él con enojo. ¡No la llames así, nunca más! Apuntándolo   con el dedo, Ana dejó en claro que no estaba dispuesta a escuchar ninguna de sus malas impresiones sobre Vero. Alberto luego se tragó su amargura y simplemente accedió.

"OK. No hablaré de ella,” se sentó y cruzó las piernas, apoyando su brazo izquierdo en el respaldo del sofá “pero, necesito aconsejarte que hables con Lucero. O continuar tu noviazgo o terminarlo, de una vez por todas”.

Poner fin a las cosas. Algo que Ana siempre teme hacer. El final puede ser doloroso y laborioso; define a los ganadores de los perdedores, los que continúan de los que se quedarán, la muerte de la vida, el pasado del futuro.

"¡Supongo que es lo menos que puedo hacer en tales circunstancias!" Ella habló después de un rato, su cuerpo temblaba y su mente zumbaba. ¿Crees que querrá hablar conmigo? Ana se apoyó contra el borde de su escritorio, mirando a Alberto y esperando su opinión. 

Se puso de pie y le sonrió antes de caminar hacia la puerta. Eso es exactamente lo que ha estado esperando que hagas. "¡¿Solo prométeme que te cuidarás?!” Ella asintió y le sonrió tristemente antes de que saliera de la oficina.

Ana siempre ha sido un ser honesto. Isabelle la crió para que fuera una persona confiable, leal, veraz. Siempre ha sido responsable, madura para su edad, a veces incluso más de lo necesario. Su toma de decisiones siempre se había basado en las alternativas más seguras, las que le parecían más beneficiosas y de mayor utilidad.

Para ayudarla a decidir qué hacer, tomó una hoja de papel y un bolígrafo, trazó una línea en el medio y escribió Verónica en el lado izquierdo y Lucero en el derecho. Se frotó los ojos, se pasó los dedos por el pelo y sacudió la cabeza, como si se dijera a sí misma que era una idea estúpida. Pero tenía que hacer algo, cualquier cosa que pudiera guiarla para la mejor resolución.