Capítulo 25
Cuando veo a Aren aparecer por la entrada del parque, una oleada de sentimientos contradictorios sacude mi cuerpo de arriba a abajo y me quedo unos segundos sin aire, reflexionando conmigo misma qué es lo que siento.
Suspiro hondo mientras el moreno se acerca caminando hacia mí, y me obligo a mí misma a mantener la compostura para que no me vea afectada tras la sucedido. Sin embargo, sé que me conoce lo suficientemente bien para saber que no estoy igual que siempre.
Me gustaría tenerlo todo claro y ser capaz de identificar si lo que siento ahora mismo es tristeza, enfado o simplemente decepción. Pero esta noche he dormido tan poco que no puedo pensar con claridad, y verlo así no me está ayudando demasiado.
Aren se detiene delante de mí sin decir nada. La capucha de su sudadera le tapa parcialmente la cara pero puedo ver que uno de sus ojos está morado.
En silencio, me acerco a él y le acaricio la mejilla, apreciando el moretón de su ojo. Aren se estremece ante el contacto y apoya su cabeza en mi hombro, buscando calor humano y oliendo mi pelo recién lavado. Luego se inclina hacia mí y me da un pequeño beso en los labios, el cual le correspondo a pesar de no saber cuáles son mis sentimientos por él en estos momentos.
—¿Estás bien? —murmuro en voz baja.
Aren asiente con la cabeza y nos quedamos mirándonos el uno al otro, sin saber qué hacer o decir, solo observándonos como si nada más el mundo existiese salvo nosotros dos. Tras unos segundos en silencio, el moreno da un paso hacia atrás y decide que es el momento adecuado para tomar la iniciativa y ser el primero en hablar sobre la pelea de anoche.
—¿Estás enfadada conmigo?
Yo niego con la cabeza, pero mis ojos me delatan y se fijan en su ojo morado para luego chasquear la lengua con exasperación.
—¿Le has echado alguna pomada a tu ojo? —ignoro su pregunta.
—Yo sé que estás enfadada conmigo —insiste, ladeando la cabeza—. Después de la pelea vi tu cara y parecías horrorizada ante lo que habías presenciado.
—Estaba preocupada —respondo vagamente mientras retiro la mirada.
—¿Por mí?
—Sí, obviamente —no dudo ni un segundo en contestar—. Te vi peleando a los puños con tu mejor amigo por mi culpa. ¿Cómo no querías que me preocupase por ti?
—¿Qué? —me mira con los ojos muy abiertos—. La pelea no ocurrió por tu culpa.
—Yo era la que estaba discutiendo con él, así que sí. Tu pelea con Yago sucedió por mi culpa —repito, cruzándome de brazos y acurrucándome con la chaqueta debido al frío de la mañana—. No debí haberte metido en mis asuntos —niego con la cabeza.
—Pero él te estaba molestando.
—Y yo podía haberme defendido por mí misma como ya lo he hecho antes.
Las palabras se escapan de mi boca con un claro tono pasivo-agresivo, y cuando me quiero dar cuenta de lo que he dicho, Aren está asintiendo con la cabeza como si de repente todo hubiese encajado para él.
—Por eso estás enfadada —me mira fijamente mientras lo dice.
—No estoy enfadada.
—Te lo noto, Mar —replica al instante—. Te conozco lo suficientemente bien para saber que estás enfadada conmigo por lo de anoche.
Lo sabía.
—No... —intento explicarme—. No sé cómo me siento al respecto —decido ser sincera.
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Cambio de aires | COMPLETA
Dla nastolatkówMariana tiene diecinueve años y nunca ha tenido pareja. Mar busca desesperadamente una relación, pero siempre que está cerca de tenerla, huye. Mar sigue siendo la única virgen de su grupo de amigas y ese pensamiento no la deja dormir por las noches...