VENENO | paperhat (+18)

veneno

No sé ni como taggear esto, ya se la saben, Black Hat es Black Hat, no es un pan de dios que ama a Flug incondicionalmente.

Descripciones de tortura, tentáculos, sangre, sadismo, etc.

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Flug no era la persona indicada para describir lo que era tener un buen horario de sueños, había meses en los que pasaba más de la mitad sin dormir, ocasiones donde solo descansaba tres horas o incluso donde caía dormido haciendo su trabajo solo para despertar en cuestión de minutos y seguir sin descanso alguno; su cerebro estaba agotado y esto repercutía en su cuerpo, jamás se quitaba la bolsa, así que las ojeras no importaban; tampoco era como que se considerara alguien atractivo como para preocuparse por cualquier imperfección que su rostro pudiera adquirir, después de todo, hace años se le fue entregado el mayor horror que un rostro pudiera tener.

Una vez más estaba en el baño, con la luz tenue alumbrando su cuerpo, frente al espejo estaba él y podía observar a la perfección cada detalle de esa bolsa que cubría su rostro; en ocasiones se preguntaba si al quitársela encontraría algo diferente a lo que dejó ahí hace mucho tiempo, como si estar en contacto con cosas tan paranormales lo pudieran haber afectado de alguna manera que le hiciera borrar todo lo horrible de su cuerpo.

No es así.

Se repetía a si mismo cada que tenía la oportunidad, porque si se convencía lo suficiente de poder tener otra respuesta sabía bien que terminaría arrepentido de sus decisiones al grado de querer morir cosa que no podía hacer y era plenamente consciente de ello, cortar sus muñecas, colgarse con una soga o usar cualquier tipo de arma, fuera el método que se le cruzara por la cabeza su amo lo traería de vuelta a la vida y lo mataría de formas mucho más dolorosas para que aprendiera la lección.

Su amo, Lord Black Hat, él ser más poderoso del universo, la maldad encarnada en forma física; tantas formas de referirse a él se le venían a la cabeza en ese instante, pasaba noches en vela intentando pensar cómo resolver todas esas incógnitas que el dios le generaba. Lo repetía en su cabeza "dios" que palabra tan divertida para usarla en él, eso es lo que era al final de cuentas, aunque si nos íbamos al diccionario de conceptos humanos sería más acertado considerarlo un demonio, uno muy poderoso; pero en la mente humana ni el demonio más poderoso superaba a Dios y es por ello que Black Hat no podía ser considerado como tal.

Durante noches como esas su mente divagaba, le gustaba sentarse en la taza del baño con la tapa cerrada mientras trataba de agotar todas sus energías solo pensando, de esa manera podría caer dormido sin tener que estar dando vueltas en la cama alrededor de una hora; esta no era una de esas noches, porque cuando Flug hacía eso solía pensar en cosas al azar, a veces importantes y otras no tanto, algo relacionado al trabajo, repetir mentalmente su colección entera de aviones, incluso había llegado a repasar libros enteros letra por letra con los recuerdos que tenía. Esa noche era diferente por dos razones, Flug no se sentó en la taza del baño y el único pensamiento que cansaba su mente era el dolor.

Dolor, sufrimiento, rencor, odio y una vez más, el dolor, todo se acumulaba en su pecho generando que la bilis le subiera por la garganta, levantó un poco la bolsa para poder vomitar, falsa alarma; pero ya era tarde, podía ver una parte de las cicatrices frente al espejo y entonces retrocedió horrorizado de si mismo ¿Esa cosa era él? se sentía asqueado hacia si mismo, una clase de asco que jamás había sentido por nada, ni por nadie.

Su rostro era algo que dolía, no en un sentido físico, sino en uno emocional, estaba seguro que su tocaba debajo de la bolsa podría vomitar del asco, pero eso no quería decir que fuera a doler; dolió cuando ocurrió y al día siguiente y unos cuantos días después de eso, pero eventualmente se desvaneció hasta que lo que lo hacía llorar todas las noches no era que su rostro estuviera ardiendo o sangrando, sino el simple hecho de que este mismo siguiera ahí. Habían pasado años, se vió obligado a recibir nuevos golpes, nuevo dolor y entonces llegó a las garras de Black Hat que se sintió como caer en un abismo donde cada cierto tiempo impactaba contra un suelo lleno de picos o piedras puntiagudas antes de volver a caer.