Los libros, la música, mirar la luna, el cielo en general. Era una de las cosas que más amaba, era como mi anestesia, esas cosas se volvieron indispensables para mi, se convirtieron en una adicción. Y era la adicción más jodidamente prefecta que puede existir. Amaba los libros porque con ellos poseía el poder de escapar de mi realidad para llegar a esos mundos magníficos, llenos de magia, fantasía, esos mundos donde me podía sentir amada. Amaba la música porque con ella podía decir todo lo que sentía sin ningún problema. Amaba mirar la luna porque en algunas ocasiones sentía que me abrazaba, y me susurraba que todo estaría bien. Amaba el cielo porque algunas veces sus bellos colores me envolvían, y me decían que pronto todo mejoraría y estaría en paz. Esas eran las cosas que realmente amaba.
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Los Últimos Días
RandomTodos tenemos días malos y días buenos. El sol siempre sale para todos pero, sus últimos días permanecieron nublados hasta el último, donde salió el sol, abrazando su cuerpo con tanta calidad y fragilidad pero quizá fue demasiado, ¿O no?