Prólogo

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New Orleans, Luisiana 1902

Una noche hermosa en un pueblo tranquilo. Familias compartiendo una agradable cena. Hablando y contando chistes. Todo parecía perfecto en aquella noche de luna llena. Parecía...

Una dama de cabello oscuro atado en un bollo (o moño, cómo ustedes quieran decirle), de piel morena, ojos color avellana y ropa de ama de casa, limpiaba tranquilamente el suelo de madera de una casa pequeña pero bonita a simple vista. Mientras que un niño pequeño jugaba en su cuna con un peluche medio descosido.
La música de aquella vieja radio retumbaba por toda la casa, dejando un ambiente tranquilo. Pero aquel ambiente se vió interrumpido por un fuerte puertazo proveniente de la sala principal...

-¡APAGA ESA MALDITA RADIO ANTES DE QUE LA ROMPA YO MISMO!- Se escuchó un fuerte grito, que obligó a la mujer apagar inmediatamente la radio y dirigirse a esa misma voz a paso calmado pero apresurado.

-¡Q-Querido ya llegaste! D-Déjame colgar tu saco..- Hablo la morena, tartamudeando.

-¡CÁLLATE MUJER! ¡TU MALDITA VOZ ME IRRITA!- Hablo el hombre de estatura alta, piel blanca y cabello de un color castaño y rubio. Con una botella de alcohol en mano, en claro estado de ebriedad.

-Claro..- Dijo, decepcionada y con un tono de tristeza. Agarrando el saco que el hombre dejó tirado y colgandolo en un pequeño perchero situado en una esquina de aquella sala.

Los días para está pequeña familia siempre eran iguales; Una madre golpeada cuidando su único hijo de 2 años mientras que el padre siempre volvía ebrio casi al anochecer y hacía de las suyas con la mujer; golpeándola y hiriendola tanto física como verbalmente.. A veces se desquitaba con su propio hijo cuando la morena se descuidaba, dejándole, por suerte, solo algunos moretones.

La de ojos avellana se fue al cuarto de su hijo para evitar los golpes y gritos de su marido, y de paso, jugar con el niño.

-Oh mí pequeño Alastor, tú no te mereces esté tipo de vida..- Dijo arrodillada, acariciando suavemente a su hijo, mientras veía sus pequeños brasitos cubiertos de unos cuantos moretones - Si tan solo él volviera a ser como antes, si tan solo yo pudiera pedir ayuda..-.

La mujer empezó a sollozar levemente. Mientras que su pequeño, apenas entendiendo la situación, la abrazó por instinto, logrando así poner una diminuta sonrisa a su madre.

-Bueno..- Hablo con la voz medio entrecortada, secándose la pocas lágrimas de su cara con las mangas de su vestido - Dejemos la tristeza de un lado, n-no podemos ponernos tristes en un día tan especial como mañana ¿O sí? - Le acaricio una de sus mejillas, recibiendo un cálida sonrisa acompañada de una risita cómo respuesta - Aún no puedo creer que mi pequeño Al ya cumplirá 3 añitos.. Ya estás tan grandesito.. Mi hermoso bebé..-.

Ella se levantó junto con él, lo acostó en su pequeña camita y le dio un pequeño beso de buenas noches antes de salir rumbo a la sala, en donde se encontraba su marido, sentado en frente de la chimenea, mirando fijamente las llamas de está con la botella aún en sus manos.

-Nuestro hijo cumple años mañana.. - Dijo viendo cómo este aún estaba mirando el fuego, dándole un poco más de seguridad para continuar hablando - ..Estaba pensando en invitar a nuestros vecinos, ellos tienen hijos que pueden jugar con él..-.

El hombre seguía sin contestar, con sus ojos azules reflejando las llamas de la chimenea. La mujer decidió dar unos pasos temblorosos hacía él. Pensaba en lo peor, pero eso no la detuvo a seguir hablando.

Todo De Ti | Charlastor - Hazbin HotelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora