༉ 𝘀𝗼𝗻̃𝗲́; 𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐔𝐄

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𝙨𝙤𝙣̃𝙚́ - 𝙯𝙤𝙚́

" ᵗᵉⁿᵍᵒ ᵍᵃⁿᵃˢ ᵈᵉ ˢᵉʳ ᵃⁱʳᵉ
ʸ ᵐᵉ ʳᵉˢᵖⁱʳᵉˢ ᵖᵃʳᵃ ˢⁱᵉᵐᵖʳᵉ "






" ᵗᵉⁿᵍᵒ ᵍᵃⁿᵃˢ ᵈᵉ ˢᵉʳ ᵃⁱʳᵉʸ ᵐᵉ ʳᵉˢᵖⁱʳᵉˢ ᵖᵃʳᵃ ˢⁱᵉᵐᵖʳᵉ "

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𝑬l reloj sobre el pizarrón de aquella extensa aula indicaba que en tan solo 5 minutos la clase de filosofía sobre matar llegaría a su fin.

Dedos jugaban con lápices o hacían apuntes con estos mismos, ojos curiosos repasaban el aula y oídos atentos hacían el intento de oír y comprender lo que el hombre responsable de impartir la clase decía.

Amaru, la -sin importar las semanas transcurridas- nueva, quería; de la manera más honesta y sincera, prestar atención a la clase. De verdad quería hacerlo, quería aprovechar la oportunidad que se le había dado. Su problema era, como lo usual desde que entró en esa fatídica escuela, el maestro Lin. O como ella le decía en la soledad de sus pensamientos; Lin.

La voz de Lin, fuerte y firme, resonaba por todo el salón. Algo decía sobre la belleza en asesinar, según lo poco que Amaru oyó.

Aquel día su maestro -y director- había, quizá, salido un poco tarde de la cama. O bueno, eso suponía la curiosa mente de Amaru. El hombre tenía los últimos botones de su camisa sin abotonar y un inusual aspecto desaliñado, detalle que para alguien tan observadora como ella no podía pasar por desapercibido. Lin, en sus propias palabras, era la definición de pulcro, sin embargo, ese día parecía haber tenido una pelea con su apariencia, además de un terrible humor proveniente de ninguna parte.

Amaru, motivada por la particularidad del aspecto de su maestro y su descubrimiento por los sentimientos que estaba desarrollando hacia este, no prestó ni una pizca de atención a la clase. Sus ojos, esas esferas café, estaban técnicamente enfocadas en un solo punto; la pequeña exposición de piel que ofrecían esos tres botones sueltos.

Seguían el rastro de botones sin abotonar...

El cerebro de Amaru pareció no querer colaborarle esa mañana. ¿Oír la clase sobre la sutileza de matar? Claro que no, era mucho mejor invertir su tiempo en observar el aspecto de Lin.

Y Lin, siendo quien era, no tardó en notar que ella (su nueva estudiante favorita), así como él, actuaba peculiar. Era ciertamente triste no tener esos ojos café observándolo como ella hacía normalmente.

El reloj marcó el final de la clase y los adolescentes presentes no tardaron en prácticamente huir del aula. De nuevo, todos menos Amaru.

Lin sonrió levemente cuando notó que su normalmente muy atenta estudiante se quedó congelada en el asiento, con los ojos clavados en él; pero sin realmente notarlo.

—Amaru... —Llamó él, abandonando el escritorio donde estuvo apoyado la mayor parte de la clase.

La mente de Amaru, que pensaba todo tipo de cosas relacionadas a su maestro, no oyó que este le llamaba.

—Amaru. —Llamó de manera más contundente Lin, utilizando su bastón para golpear levemente la mesa donde ella estaba sentada.

Eso pareció finalmente hacer efecto en Amaru, quien tras varios parpadeos notó como solo estaban ella y Lin en el lugar.

—¿Todo bien? —Preguntó curioso el maestro, teniendo una pequeña risa interna ante la obvia vergüenza que su estudiante comenzaba a exteriorizar.

Amaru rio con pena. Tenía tiempo sin perderse tanto en sus pensamientos de tal manera.

—Sí... —Sacudió su cabeza -Solo pensaba un poco. —Dijo, sin tener idea de por qué su voz sonaba tan baja.

Lin, olvidando su mal humor por unos segundos, apretó el agarre en su bastón. La punta de este tocó la barbilla de Amaru, subiéndola lentamente en conjunto con su mirada.

—¿Qué tanto observabas, Amaru? —Preguntó.

Amaru tragó saliva.

—A usted.

Su sinceridad la iba a matar algún día.

Lin terminó por obsequiarle una mirada satisfecha. Volvió al escritorio y a la pose de apoyo sobre este.

—Ve a clase, Amaru. —Fue lo único que se permitió decir.

Amaru sonrió y, muy a su pesar, se marchó.

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—𝙸𝚜𝚛𝚘𝚓𝚒

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—𝙸𝚜𝚛𝚘𝚓𝚒.

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⏰ Última actualización: Sep 03, 2022 ⏰

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𝐉𝐄 𝐓𝐄 𝐋𝐀𝐈𝐒𝐒𝐄𝐑𝐀𝐈 𝐃𝐄𝐒 𝐌𝐎𝐓𝐒 | 𝔐𝔞𝔰𝔱𝔢𝔯 𝔏𝔦𝔫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora