COMIDA

68 13 2
                                    

¿Acaso Sesshomaru Higurashi, poseía su lado opuesto? 

Con un esfuerzo, volvió su atención a la comida que preparaba, y los pensamientos sobre los deseable o indeseable de Sesshomaru se esfumaron de su mente a las siete, abría las puertas que daban al pasillo, portando una bandeja enorme, después colocó un atractivo cóctel de camarones en cada lugar, y retrocedió para admirar el efecto en la elegante mesa la presentación era igual a la de cualquier restaurante de categoría sonrió agradecida a su buena memoria.

-Muy bonito –escuchó una voz burlona detrás de ella; se volvió para encontrarse con Sesshomaru quien se aproximaba con rapidez, se había transformado de un hombre trabajador en uno informal, pero de clase. Llevaba un suéter de cuello de tortuga amarillo pálido, muy bien combinado con los pantalones color café oscuros.

-No me hiciste caso de poner también tu lugar –dijo alterado, después de echar un vistazo a la mesa.

-Estaba a punto de hacerlo –repuso ella, señalando su cóctel sobre el mueble, sin poder explicarse su nerviosismo, trato de controlar el temblor de las manos mientras sacaba los cubiertos, y los colocaba a los lados del cóctel.

-¡Ahí no! Equilibra la distribución y siéntate en este lado –y con impaciencia señaló un sitio en la mesa.

-Pero ése es...-¿Para la dama de la casa? –terminó él con tono afectado, al tiempo que llegaba a su lugar y separaba la silla. 

-No llenes tu pequeña cabeza con sueños irreales, señorita Taisho –sonrió con una mueca, y se sentó, pero agregó en voz baja: 

-Sin embargo, resultaría divertido verte tratando de ocupar el sitio en forma permanente –y la miró desafiante.

Rin se atragantó ante la arrogante presunción del hombre de considerarse un valioso logro, y no entendía su proceder, más no tuvo oportunidad de responder porque Sota entro en ese momento.

-Te quedó hermosa la mesa, Rin. No la habíamos visto así desde que Kagome se fuera, la joven que ya estaba sentada, murmuró algo que parecían las gracias a Sota, al que llamó el conciliador. Sus suaves modales eran algo que Sesshomaru podría aprender de él, pensó con amargura, mientras tomaba el tenedor y dirigía su mirada a Sesshomaru, se sorprendió al verlo meditabundo, pero casi de inmediato, él sonrió con burla.

-En vista de que te tomaste la molestia de sacar las copas de cristal, creo que justifica que yo trate de buscar vino para llenarlas.

Sin embargo, antes de ponerse de pie, terminó los camarones con tal rapidez, que dio la impresión de poder comer una docena más sin que esto menoscabará su apetito. Rin se escapó a la cocina con los platos, y suspiró aliviada ante el esponjado aspecto que ofrecía el soufflé detrás de la ventana del horno sacó los rollos de pan que había descubierto esa mañana en un gran congelador, y los envolvió con una toalla de lino que había acomodado en una canastita redonda que encontró. 

Después, seguía la gran ensaladera, y por último, poner el precioso soufflé en la bandeja cuando volvió a entrar en el comedor, Sota se puso de pie con galantería y la ayudó con la pesada bandeja. Sesshomaru no se inmutó y siguió llenando las copas con vino tinto Rin, segundos después, vio que el alto ranchero tomaba asiento de nuevo y miraba analítico la comida. ¿Era su imaginación o él apretó los labios en una mueca que ya le era familiar?

-¿Por casualidad, dejaste más rollos calentándose? –preguntó Sesshomaru entre dientes.

-Yo... bueno, no –contestó Rin, ofuscada-. Calculé dos para cada uno.

-Comprendo. ¿Hay... algo más? –suspiró Sesshomaru notándose que se esforzaba por usar un lenguaje civilizado pese a las circunstancias que se presentaban en esos momentos en la cena.

-Desde luego. Ahora traeré el postre.Se levantó y se llevó los platos, los cuales reemplazó en la bandeja por rebanadas de melón, y antes de salir conectó la cafetera eléctrica.Cuando regreso sirvió los platos. Los labios de Sesshomaru se comprimieron un poco más al mirar la pálida fruta frente a sí.

-El café estará listo cuando hayamos terminado esto –anunció con tono alegre mientras tomaba asiento, debido a que estaba por terminar su primera cena en el rancho.El soufflé no fue lo que se llama un éxito, meditaba; sin embargo, los hombres mostraron aprecio a la comida, vaciando la gran ensaladera, terminándose los rollos de pan y comiéndose hasta el último camarón del cóctel. Los miró complacida, comenzando a sentirse a gusto.

-Estoy segura de que no siempre están tan callados como ahora –dijo animada-. Por favor no permitan que mi presencia les impida hablar como de costumbre, deben tener muchas cosas que comentar acerca del rancho.Dos pares de ojos la miraron confundidos, luego Sota preguntó a Sesshomaru en tono grave:

-¿Qué tenemos para mañana?-E... mmm... -el aludido carraspeó-, bueno, pensé que podríamos revisar los pastizales del norte, ir a los corrales donde herramos...

-¿Van a marcar ganado? –preguntó Rin con ojos desmesurados.

-Esa es la intención –repuso Sesshomaru con sequedad-. A pesar de que esa tarea casi siempre se hace durante el invierno después que se reúne el ganado.

-Pero yo pensé que eso se hacía hace mucho en la época de los vaqueros sin ley y los forajidos.

-El robo de ganado todavía no desaparece –declaró él, al tiempo que alejaba el plato de cristal del postre-. Pero también reunimos a las vacas por otras razones. Se les tiene que vacunar contra infecciones, y también hay que...

-¡Sesshoamru! –la voz de Sota era como una advertencia, sin que el joven levantara la vista de la rebanada de melón.

-Lo lamento –declaró Sesshomaru mirando divertido a Sota y encogiendo los hombros-, se me olvida que eres una sensible joven citadina. No hay muchas por los alrededores... –hizo una pausa y miro fijamente a la joven-. Aparte de las que Kagome nos busca –enfatizando esto último. Rin miró de frente los ojos burlones y después se levantó. No comprendía el último comentario.

-Iré por el café –anunció con dignidad, y recogió el último grupo de platos para escapar una vez más a la cocina.¡Engreído! Lleno de confianza y gran seguridad sobre su atractivo hacia el sexo opuesto.Cuando se acercaba al comedor llevando el café, alcanzó a escuchar en tono jocoso a Sota dirigiéndose a Sesshomaru, y se detuvo antes de ingresar.

-Vamos, Sesshomaru–decía Sota suplicante-. No puedes tratar a la chica así todo el tiempo.

-Claro que sí, si Kagome cree que puede seguir mandándome a sus amiguitas para ver cual de ellas me atrapa esta muy equivocada.

-Pero Sesshomaru, no puedes estar seguro de que esta vez es diferente, por lo que me has dicho tal vez la chica realmente necesita el empleo.

-"Y no sabes cuanto" –pensó Rin desde su escondite.

-No lo sé, hay algo en ella que me tiene intrigado, hay algo que está ocultando eso es definitivo. Rin al escuchar esto último tuvo que agarrar con fuerza la bandeja con el café y las tazas para no dejarla caer al suelo.

-Pero... ¿por qué tratarla de esa manera? Por que no dejar que permanezca aquí los dos meses sin causarle tantos problemas, después de todo solo será temporal ¿no es cierto?

Junto a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora