∆°•° ¢αριтυℓσ ѕєιѕ: ℓσ ℓαмєnтσ°•°∆

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( Barcelona , España [8:53 am] ).

  Después de la Guerra , se leían en todos los periódicos de la ciudad como el mundo celebraba el fin de una mala época , pero dejando un gran sufrimiento consigo.

  En el centro de la ciudad , más bien , en toda la ciudad no había un lugar donde no hubiera rastro de aquellos bombardeos . Destrucción y sangre seca rodeaba aquella Barcelona , llena de lamentos y mil lágrimas impregnadas por siempre en aquellos caminos y coleras .

  Donde pesetas y monedas brillaban en las fuentes  , aquellos objetos que tenían valor . No valor monetario , sino un valor de esperanza  . La esperanza que algunos veían por muerta , y otros la veían lejos.

  Un joven de cabello castaño oscuro y ojos verdes , era acompañado de un hombre de cabello negro y ojos  de color miel . Mientras trataban de reconstruir aquella ciudad de almas en pena y lamentos en las tinieblas.

Eran nada más y nada menos que dos country's con su apariencia humana , Italia y España.

  El italiano y el Español se encontraban con un grupo de hombres recogiendo los escombros de una casa .- Señor Eduardo , encontramos algo .-  llamo un hombre de piel tostada a Eduardo , bueno , a España en ocasión .

  España , quién estaba encadenado con Italia por la simple razón que intentó escapar de su castigó , lo jaló y lo llevo a dónde el hombre lo había llamado.  El mayor ya tenía una idea de lo que encontraría , y con mayor razón atrajo al Italiano .- Ahora verás  lo que haz causado chaval .- murmuró muy bajo el español  para si mismo .

  Con mucha cautela , se adentraron a lo que era un hogar para convertirse en pilas de escombros . Su paso se adentro a una de las pocas habitaciones aún sostenidas por solo unas vigas y uno que otro pilar .

  Al llegar solo un suspiro de pesadez se escuchó de parte del mayor , sintiendo como el olor a carne descompuesta abundaba y una mirada fría sin alma se presentaba.

  Un hombre estaba sentado sobre los escombros de aquella casa  con cuatro sábanas que cubrían , lo que eran cadáveres . El hombre era de edad media entre los 30 a 40 años y en sus manos tenía cuatro collares de carcasa .

  España jalo la cadena  para que Italia se acercara y viera la escena , el italiano trago en seco y se tapo con una de sus manos nariz y boca buscado una manera de no inhalar aquel olor repugnante .- ¿Os parece que desprecia el olor , chaval ? .- comento el hombre dirigiéndose al Italiano .- Tal vez para usted sea repulsivo , pero para mí , es como oler lo poco bueno que queda en este mundo . Y su merced , Fernández , no esperaba encontrar a un hombre de su semblante y pinta en un cuchitril cómo está mi casa y ahora vuestra y del diablo mismo.

_ Mi deber , aunque usted no lo crea mi señor , es estar aquí con ustedes y con todo el que lo necesite , y daré todo lo que tenga en mano para ayudarlos sin ningún pesar .- añadió el español causando risas al contrario .- Como buen católico que es , Fernández.

_ Créame , macho, yo tampoco estoy feliz con estás circunstancias y mucho menos con esta nostálgica escena . ¿Qué ha pasado ? .- España acomodo una silla que estaba intacta y se sentó evitando a toda costa aquel penetrante olor .- ¿ De verdad quiere escuchar esa historia , Eduardo Fernández del Toro ? Mire que es muy larga. Y tal vez sus nalgas no resistan estar tanto tiempo sin sentir un cojín suave  .

∆°•° mamoru °•°∆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora