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"¿Gigi?" sonó la voz de Jimin del otro lado de la llamada

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"¿Gigi?" sonó la voz de Jimin del otro lado de la llamada.

—¡JIMIN! ¿Donde te metiste?— preguntó Yoongi tratando de alejarse del bullicio de la gente de ese lugar.

"Eh... No sé donde estoy... Creo que me perdí." se escuchó una risita del menor.

—Te dije que no te fueras, no es seguro por acá.

Jimin no contestó de vuelta.

—Escuchame, por favor no salgas, este barrio es peligroso de noche.

Empezó a bajar las oscuras escaleras tratando de esquivar cuidadosamente a las personas y a la vez no darse un golpe.

—Decime donde estás.— le gritó a su teléfono para que Jimin lo escuchara. —¡Jimin! ¡Decime donde estás!

Pero Jimin no respondía de vuelta.

—Jimin... ¡Eh! Contestame.

El corazón de Yoongi se aceleraba cada vez más cada segundo que pasaba.

No quería desesperarse, quizá Jimin sólo andaba por ahí y ya lo encontraría de nuevo.

—¡JIMIN!

"Yoon-"

—¡Ey! ¿¡Donde estás!?

"Yoon-... A-"

La voz de Jimin se empezó a entrecortar.

Yoongi paró el paso para tratar de escuchar mejor al chico.

—No te escucho, se corta.— esperó que el menor le respondiera mientras se escuchaban ruidos raros y entrecortados del otro lado de la linea. —¿Hola? ¿Jimin...?

Cuando iba a cortar la llamada para intentar llamarlo de nuevo, Yoongi escuchó gritos al otro lado de la calle.

Y era la voz de Jimin.

Con el corazón en la garganta corrió rápidamente siguiendo la voz y llegando a un callejón oscuro.

Vió como un tipo tenía contra el piso a Jimin, sus manos picaron de rabia al ver que estaba intentando robarle al menor.

—¡Hijo de puta!

Se abalanzó al hombre sacándolo de encima de Jimin quien había estado tratando de librarse del rudo forcejeo.

Golpeó el rostro del hombre una, dos, tres y cuatro veces.

Viendo como empezaba a sangrar, iba a dar el quinto golpe pero Jimin lo arrastró lejos del cuerpo del ahora desmayado ladrón. —¡Lo vas a matar!— le gritó agitado mientras lo sostenía contra su pecho.

Yoongi reaccionó de repente y se soltó del agarre del menor para agarrarle la carita cuidadosamente y verificar que todo estuviera bien.

—¿Te lastimó?— le preguntó mientras seguía viendo su rostro preocupado.

Jimin rió y agarró las manos del pelinegro. —No, estoy bien.— le mintió, y mientras lo miraba a los ojos, acarició las manos del mayor para tratar de tranquilizarlo un poco por más que él se quería largar a llorar del susto que pasó hace unos segundos.

—¡Te dije que no te fueras! Mira si yo no llegaba y este tipo te pegaba o... PEOR. No sé, mira si te hubiera hecho algo, son unos hijos de mil puta, no piensan las cosas estos desgraciados, y vos estabas solo. También te dije que no trajeras tu bolso, tenes muchas cosas valiosas ahí era obvio que te iban a robar. ¿Te sentis bien? ¿Te duele la cabeza? ¿Ves borroso? A ver mírame...

Jimin estaba tan hipnotizado con los bonitos labios de Yoongi que ni siquiera prestó mucha atención a las desesperadas palabras de este.

—Si te sentis muy mal te llevo al hospi-

Y lo besó.

Pero rápidamente se separó.

Yoongi quedó perplejo ante tal acción del chico. Se sonrojó y miró confundido al menor.

Jimin bajó la mirada evitando el contacto con el pelinegro pensando en que no tendría que haber hecho eso en una situación así.

Cuando intentó ponerse de pie con lagrimas en los ojos, Yoongi agarró su rostro de nuevo y estampó sus labios contra los de él.

Jimin abrió los ojos asombrado, pero al sentir la cálida respiración del otro contra su piel, cerró los ojos y movió un poco los labios, como si cualquier movimiento brusco pudiera ahuyentar a su chico que lo había besado de vuelta.

Las manos del mayor se movieron hacía la cintura del menor, y este llevó sus manos a su cuello rodeándolo para sentir más el calor de ese cuerpo.

Al abrir sus bocas, sus lenguas empezaron un vaivén erotico en su máxima expresión mezclado de jadeos.

A pesar de la falta de aire, ninguno se veía en plan de querer separarse todavía.

Ambos habían esperado este momento, y aunque no fue del todo romántico como todo había surgido, aún así, el sabor de sus bocas era tentador, sus movimientos pasionales, y la necesidad de querer más y más se estaba volviendo pecaminosa en cierto modo.

Se separaron cuando sintieron la obligación de un poco de aire.

Se miraron con ojos resplandecientes y rieron al compás como si segundos antes no hubieran deseado poder fundirse el uno con el otro.



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n/a: Q TAAAAAL SUWKDKDJSJSJSJSJ boe se reía

becado ; ym au !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora