🥀1🥀

2.9K 152 106
                                    

¿Qué Harían si fueran diagnosticados con Hanahaki?

Para las personas en el mundo y sus alrededores, el Hanaraki era una enfermedad muy rara y diagnosticada por los doctores y que se deriva por un rechazo amoroso o que su amor no fue aceptado a tal punto que aunque suene como una simple fantasía, llegan a morir de amor, y Tomioka Giyuu sería el protagonista de ello.

Tomioka Giyuu era un chico de trece años, aún un estudiante de secundaria, pero que siempre a estado enamorado perdidamente de su maestro de Kendo, Tanjiro Kamado. no sólo que lo ayudó cuando era débil, si no fue su único amigo en ese momento que todos creian que en verdad lo odiaban por dos compañeros de su mismo salón, pero el pelirojo aún sabiendo eso, siempre estuvo a su lado apoyandolo en todo, desde ese día se enamoró de ese hombre, no le importaba su género, se habia enamorado de lo que era y expresaba, era el ser más bueno ante sus ojos y que quisiera verlos por siempre a su lado aún y las edades sean distintas, Tanjiro como la fruta prohibida que deseaba tener, estar enamorado profundamente de él la primera vez que llegó a la escuela y estuvo para él.

—JAJA, el ñiñito idiota no se puede defender —Se reían un grupo de ñiños mientras molestaban al pequeño azabache intentando levantarse del suelo.

—¡Hey! a sus clases no molesten a los demás ¿Entendido?— Proclamó un pelirojo, lo que asustó a los ñiños y se fueron.

Tomioka se habia sorprendido de que sólo se fueran, eran un grupito que siempre lo molestaban por no ser igual a ellos o decirle igual que porque todos lo odian es la razón que no tenia amigos, era algo que después mucho creia que era cierto y les creia, no quería se burlaran más de él, no quería en verdad que lo odiaran ¿Era mucho pedir?

—¿Estás bien? ¿Te lastimaron?— Preguntó algo preocupado el pelirojo al ver al chico en el suelo sin decir nada.

Tomioka estaba hipnotizado en ese momento, mirando a los ojos a ese pelirojo, tenia una sonrisa hermosa en su rostro y con intenciones de querer ayudarlo aunque no supiera que pensar en ese momento, sus ojos color rubies, era una belleza y sin decir de su carácter, todos lo respetaban en el instituto, el ojirubi ayudó al pelinegro a levantarse para después retirarse a sus clases no antes brindarle una sonrisa que hacía sonrojar al pelinegro.

Pero el chico era seis años mayor que él, ya hasta era mayor de edad. Pero aún así no le importaba esperar una eternidad para tener el amor de su sensei, solamente quería estar a su lado y que supiera que lo amaba, su clase favorita era el Kendo ya que podía verlo y eso le gustaba, algunas veces hasta lo veía en el descanso comiendo o leyendo un libro, no era alguien de socializar mucho, era un poco reservado en las cosas que hacía o llegaba a hacer, era simplemente tranquilo y sus alumnos hablaban maravillas de él y de sus clases cada que tenian la oportunidad.

—Tranquilo, Giyuu. se te va a caer la baba de tanto ver al sensei —Rió un peliplata mientras comía su almuerzo notando como el azabache veia al pelirojo.

—No puedo evitarlo... —Reveló con un leve sonrojo mientras lo seguia viendo disimuladamente pero para se amigo no era tanto.—¿Verdad que es muy hermoso? —El peliplata sentía pena de su amigo ya que se hacía falsas ilusiones con el pelirojo.

—Bueno,admito que el sensei es atractivo y extravagante, pero es mayor que tu Giyuu —Aclaró, a lo que le quitó la sonrisa que tenía con una de amargura ahora en su rostro.

—No me importa eso, sólo quiero estar alado del sensei y que me ame como yo a él, no importa si como dicen algunas chicas tenga que esperar años para estar a su lado.─ Dejó en claro eso.

—Bueno, suena algo raro pero no digas que no te lo advertí...—Dicho eso,los menores se fueron a sus clases, Tomioka se moria por ver al pelirojo y admirarlo nuevamente.

Uzui sabía perfectamente los sentimientos del azabache hacía el maestro de Kendo, lo habia sospechado meses atrás hasta que su mejor amigo se lo habia confirmado de una vez por toda, tampoco se lo tomó tan repentino que era algo ya presentía, de la rara forma de que comportaba al tratarse del pelirojo era más que claro que no pretendía solamente una amistad con él de esa forma.

Haci era todo los días, Tomioka le gustaba ver a su sensei y siempre le llevaba una manzana a lo que el pelirojo le sorprendía mucho en los detalles del chico, siempre le han dicho que Tomioka era un joven muy serio y frío con la gente y que casi ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Haci era todo los días, Tomioka le gustaba ver a su sensei y siempre le llevaba una manzana a lo que el pelirojo le sorprendía mucho en los detalles del chico, siempre le han dicho que Tomioka era un joven muy serio y frío con la gente y que casi no socializaba del todo, pero eso si, con él era diferente, parecía estár feliz y tenía que admitirlo, pero aveces se comportaba algo raro aunque no le tomaba mucha atención. Para Tanjiro siempre fue normal que se les confesaran y eso que aún sigue teniendo muchos pretendientes eso nadien lo niega, y entre todos esos, Tomioka Giyuu está en esa lista. No le importaba tanto su edad, sus sentimientos a su Sensei era más fuertes que la opinión de los demás, quería tener una vida con él, quería que fueran pareja y que estén juntos hasta la muerte, las ilusiones del pelinegro crecían y crecían y nunca notaba lo que pasaba al su alrededor.

La clase de kendo comenzó,la clase más esperada por Giyuu, podía admirar a su Sensei de lo que quedaba del día, estaba feliz, pero también tenia que guardar las apariencias. No podía que supieran que está enamorado del Sensei, sería muy malo que llegará a oidos malos y lo que temía que el amor de su vida de enterará de igual forma o que le perjudicara en su trabajo.

─Te felicito por tu esfuerzo, Tomioka. Eres uno de mis mejores alumnos─ Felicitó el chico al azabache, este sólo se limitó a sonreír ante sus palabras.

─Muchas gracias Sensei, lo hago para que se sienta orgulloso de mi siempre─ Dijo sonriendo.

Días, meses, años. Tomioka ahora tenía aproximadamente dieciséis años, seguía en la misma escuela y por fortuna le había tocado nuevamente estar alado de su Sensei. pronto cumpliría dieciocho y ya podría confesarle sus sentimientos. Pero para él era una tortura no hacerlo, ya que no podía confersar aún sus sentimientos y tendría que seguir guardandolos, ya quería confersarse asi que pensó en no adelantarlo ¿Que podría perder?

Que mal que fuera demasiado tarde para hacerlo.

Hanahaki | TangiyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora