El origen de la Promesa- "Entre líneas"

"El origen de la promesa"

Dedicado a mis grandes amigas y escritoras @Macgirl5  @EmmaHistorias2021

A veces tus promesas,

se convierten en tus problemas.

Anónimo

Advertencia

⚜Este O.S representa los pensamientos profundos desde la perspectiva de Beatriz Pinzón Solano en un momento determinado de la historia en YsBlf y no quiere decir que, quien escribe, se represente en un 100% con su punto de vista.

⚠️O.S con tinte "agridulce" y puede ser delicado para personas altamente sensibles (P.a.s)

INTRODUCCIÓN:

Momento de tiempo "entre líneas" que parte desde que Betty llega a su casa, ya con el cambio de look desde Cartagena y antes de salir hacia Ecomoda por lo del embargo.

Lugar: La casa de los Pinzón-Solano

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Basado en un sueño real que yo tuve
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El origen de la promesa

Me despertaron unas sombras en la ventana...

Eran las siluetas de los pájaros que extendían sus alas, navegando hacia la arboleda. De igual manera los rayos del sol, cálidos y tiernos, se explayaban sobre las montañas y los valles para abrazar una mañana más en la ciudad de Bogotá.

Aquellas aves majestuosas, remontaban vuelo al horizonte. Un lugar que, claramente, yo tenía desdibujado y perdido.

Al menos ellas sabían dónde ir a descansar,

Dónde recostar sus cabezas.

Al menos aquellas alas,

Se extendían para buscar nuevos sueños,

Nuevos cielos y naranjas.

En cambio las mías se iban marchitando.

Cada día un poquitico más.

Hice un esfuerzo enorme, cual leona abandonada con sus cachorros que sabe deberá enfrentar la sabana sola y alimentar a sus crías, y me levanté de la cama.

Me sentía como el Quijote, pero sin Sancho Panza, enfrentando en soledad a los molinos de viento. Que, más que una brisa, parecían huracanes embravecidos sobre las aguas del mar.

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¡Qué contradictoria es la vida!

Hacía apenas unas horas, mis pies descansaban sobre la espuma de Cartagena. Sobre el suave oleaje ondulante de aquellas aguas que se llevaban mis penas, por unos instantes aunque sea, y me devolvían la calma, la tranquilidad, la vida...

Sin embargo, como todo sueño, debía despertar a la realidad. Por eso volví a Bogotá, a enfrentar todo, para tener la esperanza carmina y seguir volando.

El día pasó como un rayo, como una centalla, como una saeta encendida, disparada desde el arco del mismísimo "Cronos". El que realizaba la mala jugada de adelantar el tiempo.