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La desaparición de Will Byers.

William Byers de trece años de edad desapareció el 6 de Noviembre de 1983 en el pueblo de Hawkins, Indiana, y se le conoce por ser la única víctima sobreviviente del supuesto homicida en serie Henry Creel, que asesinó a diez niños entre el periodo de 1979 y 1983.

Supuestamente, Creel lo interceptaría en su camino de regreso de la casa de un amigo a altas horas de la noche dejando sólo como evidencia su bicicleta ubicada a unos cuantos kilómetros de su propio hogar, dónde en base a los informes del encargado de la investigación: el Sheriff Jim Hopper "No se registró ningún indicio de que el niño haya llegado a otro lugar a refugiarse y era un caso sin pistas por las cuales poder guiarse."

O en resumidas palabras según como lo reportaron los medios, Will Byers se había desvanecido de la existencia sin dejar rastro.

La historia de Will fue sólo la gota que derramó el vaso para que le gente de Hawkins comenzará a entrar en pánico a sabiendas de que a este punto definitivamente existía un asesino en el pueblo que se estaba llevando a sus niños para asesinarlos, pues el caso de la desaparición de Byers no había sido el primero. Por mucho tiempo se corrió el rumor de la existencia de un supuesto Boogie Man que seleccionaba a un cierto tipo de chicos para llevárselos, sacarles los ojos y torcer cada hueso en su cuerpo. Esto más que ser una leyenda creada por unos jóvenes que querían darle algo emocionante que contar a un pueblo aburrido, era una realidad que la policía había intentado negar para no causar una histeria colectiva pese a que efectivamente las víctimas existían y los cadáveres encontrados en diferentes puntos de Hawkins poseían las mismas características que probaban que todo era obra de un mismo individuo.

Pasados los cuatro días de la desaparición del niño, la gente dio por hecho que para ese entonces seguramente ya se encontraba muerto y lo mejor era esperar a que su cuerpo apareciera como los otros. Joyce Byers y Jonathan Byers se negaron a rendirse y obtuvieron la ayuda del mismo Sheriff Hopper que se unió a la exhaustiva búsqueda de la familia hasta que el 12 de Noviembre de 1983, a una semana de la desaparición; Will Byers fue encontrado con vida cerca de una avenida deshabitada en el mismo pueblo de Hawkins por su madre y el policía que inmediatamente lo llevaron al hospital debido a que según el diagnóstico dado por los médicos, "Se encontraba en un ligero estado de hipotermia e inanición, pero estaba lo suficientemente estable como para poder regresar a casa pronto".

No fue hasta el 18 de Noviembre de 1983 que Will Byers regresaría a su hogar con más de diez reporteros en la entrada listos para escuchar su versión de los hechos a cambio de una catastrófica suma de dinero que la familia necesitaba urgentemente, pero se negaron a aceptar para proteger la integridad del niño de cualquiera que no fuese el encargado del caso, Jim Hopper.

Hopper fue extremadamente delicado al momento de interrogar a Will Byers y se necesitó de la presencia de su madre, hermano y padre que no había mostrado acto de presencia hasta escuchar la fama que se estaba dando su hijo además del dinero que se ofrecía por cualquier información relevante del acontecimiento en el que había estado involucrado.

Desafortunadamente para los oídos de su interesado progenitor, la charla no tuvo éxito alguno. El niño se rehusó a hablar y Joyce Byers le pidió más tiempo al Sheriff para que pudiese asimilar la situación y lo procesara a su ritmo. Hopper lo acepto y después de un mes de los acontecimientos, siguió con sus visitas de rutina a la casa de los Byers para poder asegurarse que las cosas estaban bien y que Will estaba progresando sin ningún problema; encontrándose así con que el chico había decidido contar su historia a través de una interminable secuencia de dibujos que hizo que llegara a la memoria del Sheriff el caso de otra víctima con el nombre de Jane Ives, una niña que fue encontrada cerca de las instalaciones de los laboratorios de Hawkins y aseguró haber escapado de un individuo al que pudo dar una descripción muy detallada de su apariencia, pero jamás se le pudo dar seguimiento a su caso debido a que no era una prueba contundente y sólo se archivó después de publicar un retrato en el periódico que no sirvió de mucho hasta el momento que los dibujos de Will Byers dieron por hecho de que era el mismo hombre.