La noche ya había caído, y me encontraba en la entrada de una antigua fabrica, en donde ahora era el centro vivo de las competiciones ilegales. Sus paredes, demacradas con el paso del tiempo, no dejaba mucho que ver salvo los principales pilares que aún seguían aguantando. El anochecer amenazaba y con ello la humedad pegajosa que se sentía hasta el último hueso y el tiempo pasaba, poniéndome cada vez más nerviosa, haciendo que diera patadas constantemente con mis pequeñas botas de color marrón, maldiciendo porque no venían los demás de una maldita vez. Al cabo de un tiempo,entre tantos sonidos, reconocí un ruido, el rugido de aquella moto, haciendo que mi vista se desviara de la piedra a la que había estado maltratando y buscase donde se encontraba ese sonido peculiar, había llegado a la conclusión, de que, la moto y el líder de ese grupo tendrían que ser el mismo, haciendo que algo mi curiosidad aumentara aun más. La noche realmente ya había caído y no podía ver nada más allá de dos metros, pero en ese instante unas luces me cejaron y me tapé mi mano derecha llevándomela a la cara, pensando que por fin sería Trey con las demás, pero me confundí. Ante mí, se hallaba el dueño de esa característica moto, un chico bastante alto, pálido como un copo de nieve, aunque su pelo parecía castaño oscuro, una nariz que no era ni muy puntiaguda ni grande, y una boca lo bastante bonita para hacer caer a cualquier chica. Pero lo que más me impresionó fueron sus ojos, un color castaño claro, ámbar incluso diría, que me miraban fijamente examinándome de arriba a abajo, desde mis botas, pasando por mi mono negro junto a mi chaqueta negra y mis labios pintados de rojo. Mi cuerpo entero se estremeció, porque no sabia como analizar esa mirada ni esos ojos, no hasta que sonrió, con una sonrisa burlona, haciendo mi cuerpo arder en ese mismo instante de ira. Instantes después alguien me tocó el hombro y me gire sobresaltada, por fin se encontraban Trey, Sarah y Abby.-Ni que hubieras visto algo feo, Cherise- Me dijo Trey con ironía.-Sí, creo que te he visto a ti -Dije dándole una sonrisa.-Ei, ei, parad ya y centrarse- Abby gritó por encima del ruido de una moto.
-¿Donde coño habéis estado? Os estaba esperando desde hace como una hora.-Tuvimos que esperar hasta que el padre de Sarah viniera y se nos olvidó avisarte, lo sentimos cherry -Comento Abby sacándome la lengua.-¡No me digáis cherry! Lo odio. Después de esto, nos dirigimos hacía dentro de la fábrica, donde la música alta y una pequeña barra que vendía ilegalmente bebidas alcohólicas estaba dando el golpe de todo el mes con sus precios tan altos. Se hacía difícil hasta respirar, a causa de tantos cuerpos esperando expectantes la carrera de hoy.-¡Ei!¡Por aquí! -Gritó Trey. Todas las seguimos hasta dar con la puerta que dejaba ver un descampado en el cual había sido modificado para hacer estas carreras, se hallaba dos grandes farolas que iluminaban la pista de una forma espeluznante, un asfalto marcado por los derrapes que se hacían constantemente y ese olor a motor quemado tan característico de este lugar. Seguimos caminando por la parte donde se encontraba todo el público, el cual estaba separado de la pista mediante un gran alambre de hierro, de unos cinco metros más o menos y que se extendía unos cincuenta metros, o incluso más. Finalmente, divisamos el sitio donde siempre nos sentabamos, solté un suspiro de alivio, no podía con tanta gente y con ese tiempo.-Iré a por la moto cherry. ¿Te montarás conmigo cuando toque las parejas verdad? -Me miró Trey, con un poco de nerviosismo.-¿Te crees que tres huesos rotos hará no querer subirme contigo, estúpido? -Sonreí.-Genial, iré a por la moto y apostaré, nos vemos luego chicas. Mientras estábamos esperando por el comienzo de la carrera, varias motos ya estaban preparadas en la meta de salida. Estas carreras consistían siempre en dos partes; la primera carrera se hacía en solitario y únicamente pasaban la mitad de los que habían cruzado. La segunda parte era por parejas, donde teníamos que estar atados y llegar por la meta , no antes, sin pasar por una gran cuesta, en donde la pareja debía de coger una de las banderas que estaban atados en uno de los grandes mástiles. Así que era muy difícil coger la bandera salvo que fueras un veterano con la moto y la pareja no tuviera miedo tampoco de comerse el mástil de vez en cuando.
Y ahí es donde entraba yo, no sabía como comenzó esto ni porque, pero recuerdo como la primera vez que vi lo que hacían, juré hacerlo a la próxima, y aunque fuera la locura más grande que hubiera hecho jamás, me hacía sentir lo más viva que alguna vez estuve en mi vida. La típica chica con pantalones extremadamente cortos y unas botas altas estaba en medio de la pista, con una grande bandera negra. Todas las motos se encontraban alineadas en sus sitios, divisé a Trey en una esquina y al lado suyo, vi al chico de ojos ámbar. Pareció que me noto mi presencia, y sus ojos conectaron con los míos, cosa que envió escalofríos por toda mi columna como la primera vez, mientras el me sonreía con prepotencia y pasaba sus dedos por su boca, guiñándome un ojo, haciendo que volviera la mirada. En esos mismos instantes, las motos salieron disparadas con la bajada de la bandera, dejando atrás nuevas marcas para el asfalto. Las vueltas eran cortas pero totalmente peligrosas, había grandes baches, y curvas extremadamente demasiado cerradas. Al cabo de cinco minutos era la última vuelta, mis ojos no paraban de mirar a Trey en un segundo puesto y a ese chico, que corría con una gran ferocidad, como si no tuviese miedo de nada. La meta ya se encontraba a treinta metros y inmediatamente nos levantamos y fuimos a celebrar la victoria de Trey, aunque sabia que el estaba enfadado por no quedar el primero, me tranquilizaba al menos saber que no se hubiera roto nada por esta vez. Entre la aglomeración de gente, por fin pudimos ver a Trey sentando en su moto roja hablando animadamente con una chica de pelo largo. Sin decir nada, me abalancé sobre el, haciendo que por un momento se tambalease y provocando que empezase de reírse de una manera estrepitosa.-¿Te ha gustado como me he movido para ti nena? -Dijo alzando las cejas.-Ya te gustaría a ti mover algo para mi,tonto -Dije con una gran sonrisa, Trey era así siempre y me encantaba, porque significaba como un hermano para mí, aunque nunca se lo hubiera dicho.-¿Sabes lo que toca verdad? Vete preparando antes de que sea demasiado tarde. Asentí y me intenté dirigir hacia los baños pero antes de subir las escaleras, una gran mano tiró de mi brazo sin que tuviera tiempo a reaccionar. Y ahí se encontraba el chico del que tanto había hecho mi cabeza pensar. De cerca llegué a apreciar que su cara estaba definida y que estaba compuesta por pequeños lunares que caía hasta el pecho descubierto de su camisa blanca. Era realmente atractivo, de esos que hacía querer girar a verlos para comprobar que eran de carne y hueso.- ¿Se te comió la lengua al gato nena? -Me susurró muy cerca del oído, aun con su mano pegada a mi brazo.-A mi nada me ha comido nada, y no me digas nena si no quieres que te quite esa sonrisa de estúpido. -Dije en un tono seco, aunque estaba temblando.-¡Bueno, la gatita tiene uñas! ¿Que hace alguien como tu por aquí?- Sonrió. Me separé de su agarre, porque no me gustaba nada esa sensación que me provocaba.-Para ti no tengo zarpas, y que te importa lo que haga yo por aquí. ¿Acaso te he dicho lo mismo? Soltó un bufido, y me miró, como si a través de mis ojos pudiese ver algo más, cosa que puso alerta todo mi cuerpo. -Bueno, preguntare por tu nombre mejor. ¿Así que cual es tu nombre?- Preguntó con curiosidad.-Cherise, Cherise Mills. ¿El tuyo? -Que raro, creo que todo el mundo lo conoce menos tú querida gatita. Me llamo Shawn, Shawn Mendes. Se sacó un cigarro de su bolsillo trasero y lo encendió.-¿Quieres? -Pregunto con una voz tan ronca y suculenta como un vaso de agua después de atravesar un desierto.-No, gracias -Dije con una voz claramente inundada por nervios, aunque no sabia porque me ponía de ese modo. Sonrió, notando mis nervios y maldecí interiormente, cosa que hizo que se acercara aún más, tan cerca, que llegó a echarme todo el humo que contenía de su ultima calada, lentamente en mi cara, como si quisiera provocarme, cosa que no consiguió y seguí quieta en el mismo lugar con mi vista clavada en sus ojos, aunque todo mi cuerpo y cerebro pidiera que me fuera corriendo de él. Bajó su cabeza, quedando tan cerca de mi cara, que el viento no pasaba casi entre nosotros dos, y dijo con una sonrisa:-Que empiece el juego.- Dijo con su estúpida sonrisa.
¡Muchisimas gracias por seguir leyendo!. ¡Siento el retraso, pero realmente colgué el primer capitulo esperando a ver como iba, prometo seguir si las cosas van así!! :)
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