parte única.

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Iván se había sentido como la mierda la última semana.

Y el clima parecía empatizar con él, pues fuera de su departamento estaba helando, con una lluvia densa y constante, que daba al lugar un aspecto algo sombrío, aunque esto lo hacía sentir un poco acompañado.

Se sentía cansado y flojo de energía, tenía tres días sin prender stream y la gente comenzaba a preocuparse por él, a pesar de sus intentos por hacerles saber que se encontraba bien.

¿Bien? Bueno, en realidad estaba cualquier cosa menos bien.

Se sentía tan desmotivado y desesperado como cuando tuvieron que enyesarle la pierna, todo se sentía tan pesado y agotador, ni siquiera sabía explicarlo.

Tenía varios días sin hablar con sus amigos también, sentía una enorme necesidad de alejarse de todos, de alejar a todos, aunque sabía que esto eventualmente terminaría afectándolo, pero no podía detenerlo, en ese momento hasta mantener una conversación con alguien parecía un proceso complejo y desgastante.

Salió de bañarse y se preparó para dormir, eran las 7 de la tarde pero aún así el cansancio comenzaba a someterlo.

Se sentó en la cama después de cambiarse y terminó de secarse el cabello mientras miraba a la nada, con una expresión en blanco y esa molesta bruma en su pecho que amenazaba con salir en forma de llanto una vez más.

Se talló el rostro con desesperación mientras toda clase de pensamientos invadían su mente, se preguntaba si en realidad todo valía la pena, si de verdad servía de algo todo lo que estaba haciendo, si de verdad su trabajo era útil, o si él mismo valía la pena.

Sentía que nada de lo que hacía contribuía a construir lo que quería en su vida.

Pero, ¿qué quería realmente?

Al parecer ya lo tenía todo, una vida "fácil" según su padre, el reconocimiento de todo el internet, una buena posición como streamer, un trabajo que le daba buenos ingresos, la imagen de una persona válida ante todo el mundo, y había conocido a todos sus ídolos de la infancia, ahora era igual a ellos, lo había logrado.

Parecía que lo tenía todo, pero aún así se sentía tan vacío.

Se recostó mientras intentaba controlar las lágrimas que se arrastraban fuera de su pecho.

Ya no quería seguir así, llorar cada noche hasta quedarse dormido, despertar y saber que ese nuevo día sería igual al anterior, hacer sus pendientes sólo por inercia, sin un motivo real para levantarse.

Se sintió tan enojado que quiso gritar.

Apretó agresivamente las sábanas de su cama, restregando su rostro contra la almohada, intentando controlar todas esas emociones tan asfixiantes, pero un sonido lo sacó de su ensimismamiento.

Era su teléfono.

Parece que no había puesto atención los últimos... ¿15 minutos?

Revisó su celular y vio que tenía 10 llamadas perdidas y más de 70 mensajes.

Salió de su habitación y bajó las escaleras, entonces escuchó que alguien tocaba a su puerta, y una voz lo llamó.

-"Abrime la puerta la concha de tu madre, Iván, ya sé que estás adentro"-.

Era Rodrigo, quien volvió a tocar insistentemente el timbre y al mismo tiempo golpeó la puerta.

-"Escuchá, está bien si no querés verme, sólo necesito saber que estás bien"- Su tono cambió a uno más suave y preocupado.

-"No has respondido mis mensajes desde hace días, no atendés las llamadas y cuando lo haces me dices que estás ocupado y que no podés hablar"- se quedó en silencio -"Dale, sólo déjame verte"-.

[ ★ ] 𝘱𝘭𝘦𝘢𝘴𝘦 𝘣𝘦 𝘩𝘦𝘳𝘦 𝘧𝘰𝘳 𝘮𝘦, 𝘥𝘦𝘢𝘳 ! 𝙧𝙤𝙙𝙧𝙞𝙫𝙖𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora